Cuando su padre llegó a casa, lo primero que dijo no fue un «Hola hija cómo estás» ni mucho menos un «¡Hija, cuanto tiempo sin verte!». Su saludo fue: «¿Has sido tú quién ha hecho saltar la alarma?» Cuánta añoranza, cuánto amor en esas palabras.
―Sí papá, pero ya está todo aclarado. Me tienen que decir la nueva contraseña.
Nadie me avisó del cambio.―Es verdad.
Su padre iba de traje y se quitó la chaqueta, mirando a su alrededor y olisqueando.
―¿Estás cocinando?―Sí ―dijo Lisa contenta, dirigiéndose a la cocina―. He tenido que salir a comprar, porque el frigorífico estaba vacío.
―Claro, nadie cocina normalmente. Pero nos vamos a juntar con mucha cena hoy, Marta me traerá algo preparado a eso de las nueve.
―No importa, Laly vendrá a cenar con los niños, y Nick me ha dicho que también se pasará, así que a lo mejor hasta nos falta cena. ―Removió el contenido de una cacerola mientras miraba de reojo a su padre. Este se estaba sirviendo vino en una copa―. ¿Qué tal todo, papá?
―Bien. Está todo un poco revuelto últimamente, pero bien. ¿Y tú? Te veo bien. Muy... ―la miró de arriba a abajo― tú.
Lisa se repasó a sí misma con una rápida mirada.
Se había duchado y cambiado de ropa, pero llevaba un atuendo muy parecido al que había llevado al llegar: una ropa informal, muy cómoda.
Aunque probablemente lo que más molestaba a su padre era que no llevaba: zapatos.
Le encantaba ir descalza y aquello siempre le había ganado regañinas por parte de su papá.
―Sí. papá tú también sigues estando muy tú. Un poco más calvo.
Su padre la miró seriamente y después esbozó una sonrisa a la vez que negaba con la cabeza.
Bebió de su copa y después sacó otra del armario y le sirvió a Lisa.
Se la dejó a su alcance en la encimera.―Me alegro de que estés en casa, hija.
Y era verdad. Lisa sabía que su padre la quería, pero también sabía que no era la hija que le hubiera gustado tener, especialmente por su condición y ser muy diferente.
Su padre estaba muy orgulloso de Nick, su hijo según él hecho y derecho, con el que podía trabajar y en el que podía confiar para continuar con el legado familiar.
De Laly también estaba orgulloso, pues su otra hija le estaba dando todo lo que podía esperar de ella: Un matrimonio ventajoso; Nietos que llevaran su apellido, aunque fuera en segundo puesto...
Pero Lisa... Lisa había salido muy diferente y dedicada a las labores sociales, en una familia donde no hay valores la convertía en la oveja negra de la familia.
La querían, por supuesto, pero no era quien debía ser, no pensaba como debía pensar, ni haría lo que querían que hiciera.
―Gracias, papá, yo también me alegro de estar en casa.―Voy a hacer una llamada a ver si termino de una vez el día y ahora vuelvo, ¿De acuerdo?
Su hermano Nick y su hermana Laly llegaron juntos.
Los tres hijos de esta última entraron corriendo y se dirigieron directamente al salón, donde el abuelo tenía una televisión gigante que podían usar.
―Miren a quien encontramos aquí ―saludó su hermano―. A ti se te encuentra fácilmente.
Esta mañana por una broma y esta noche por lo que sea que estés haciendo. ―Se asomó a la cazuela y al ver que era todo verde, torció el gesto―. Tú no querrás envenenarnos, ¿Verdad Lisa?
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Derritiendo el Frío Corazón de Hielo (Adaptación Jenlisa G!P)
Hayran KurguLalisa Manoban es la "oveja blanca" de su familia porque tiene una Organización Social en lugar de trabajar en la empresa de su familia, el Banco Manoban. Ahora está de vuelta en su hogar porque necesita financiación para su proyecto y quiere que su...