All about Ferrari (post Estanbul gp)

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O donde Carlos y Seb hablan de lo difícil que es ser piloto de ferrari.

Carlos estaba agotado, agosto y molesto viendo como todas las predicciones que le habían dicho antes de que iniciara el año se hacían realidad.

El no iba a pelear por victorias.
El no iba a tener paridad con Charles.
El no iba a ser tenido en cuenta para el desarrollo y estrategia incluso cuando el tenía mucha mas experiencia que su compañero.
Y por sobretodo, no iba a ser diferente a como todo era con Sebastian Vettel.

Todas situaciones que efectivamente no estaban sucediendo, pese a que le fueron prometidas a la hora de firmar, y si bien él no era tonto, aún guardaba una chispa de esperanza de que su sueño de Ferrari hecho realidad no se sintiera tan doloroso y fugaz como le sentía ahora luego de tantas carreras.

Dolía, porque si bien tenía varios momentos y cosas positivas que resaltar, y que hacían al balance de su primer año muy bueno hasta el momento... El resto del fin de semana se resumía en esto. En Turquía.

El penalizó un motor, y así y todo lo usaron para que Charles clasifique adelante.
Una vez en carrera, apenas y tuvo comunicación, mientras avanzaba sin parar y cuando todo parecía mejor para él... Su detención fue un desastre.

El podría haber peleado ese podio también. No que lo hubiera conseguido,  podría haberlo luchado y haber sucedido cualquier cosa... Pero no.

El equipo no le respondió. No se jugó por él como él si por ellos.

Como tampoco lo hizo la carrera anterior.

Y aquella donde también arruinaron su parada.

No quería sentirse frustrado o arrepentido... Pero era inevitable ver como les estaba yendo a los de Mclaren y lo bien que se sentía estar en un equipo que le apreciaba. Que le retribuía tanto como él daba.

Porque de eso se trató siempre para él. Dar y recibir.

Y estaba cansado de que el daba y daba... y recibía muy poco. Y de que sus méritos, fueran al cien por cien suyos. El se ganó sus podios, y sobre pasos.

No el equipo.

Y no importa cuan fundamental sea eso de mostrarse uno con el equipo. Ganamos y perdemos juntos.

Eso en Ferrari no existía.

Pero mejor no seguir dando vueltas en el mismo asunto, que solo lo amargaba pero no cambiaba las cosas.Tenía un contrato que cumplir después de todo.

Pero  había algo que sí podía cambiar. Que debía arreglar, mejor dicho.

Encontró a Sebastian en su habitación, quien algo sorprendido le invitó a pasar.

"Venía a disculparme, por el toque. Perdí el grip trasero y..."

"Lo se. Me pasó cientos de veces. No hay rencor." Dijo el alemán palmeando su hombro y buscando algo para beber para ambos.

"Y cómo estuvo...?"

"No quiero hablar de mi carrera." dijo con su suave y cordial tono de voz, pero determinante. Carlos asintió cohibido.

"Lo siento." Sebastian lo analizó un momento, sentándose junto a él, pero con suficiente distancia para voltear se levemente y mirar el deshausiado rostro del español.

"Que hay de ti? Cómo estás?"

"Bien." Respondió al instante, automáticamente.

"Carlos... Cómo estás realmente?" Repitió con cautela.

Entonces Carlos lo miró, y su rota expresión llenó su corazón de pena.

"Estoy tan cansado... Es tan difícil ver tu sueño caerse a pedazos, sentirte uno más del montón... Disculpa. Yo no debería decirte esto pero..."

Carlos exhaló con fuerza y Sebastian acarició su espalda, constantemente a modo de contención y queriendo darle calma.

Entonces el español dejó salir todas sus angustias, inquietudes, todo lo que se venía guardando y por fin dejaba salir, siendo pacientemente escuchado por Sebastian.

Más allá de su profunda admiración por el hombre, desarrollada durante sus años en Red Bull, sentía que Sebastian en verdad se preocupaba por él.

Quizá era la experiencia, o simplemente su encantadora y empática personalidad. Pero el rubio siempre sabía que hacer y decir en el momento adecuado. Incluso si él había tenido un mal día. Incluso si su experiencia en Ferrari fue incluso peor que la propia.

Sebastian lo escuchó, asintiendo y dándole agua de vez en cuando.

Cuando dejó de hablar, vio reflejado su dolor en los bellos ojos azules del otro, en lo que éste se aclaró la garganta y sonrojó levemente ante el contacto visual.

"Ven acá."

Carlos se aproximó y entonces Sebastian lo atrajo hacia su pecho, abrazándolo contra sí y besando su moreno cabello.

"Es apenas tu primer año, no mereces tanta presión... Mira, tu no tienes que preocuparte, ni pensar que el sueño está perdido, porque aún tienes mucho por delante. Y cuando te sientes perdido, piensa en la razón que te llevó a firmar en primer lugar..."

"La ambición?"

"El amor. El amor por la fórmula, por Italia, por Ferrari."

Carlos cerró los ojos y visualizó aquel gran día, a lo que el rubio mantenía su agarre y murmuraba todo lo que Carlos necesitaba escuchar.

"Uno no sueña con Ferrari solo porque quiere ganar, lo hace porque creció admirando el auto rojo. La pasión de las personas, ese aura de invencibilidad... Ferrari tiene eso que logra que los ames en las buenas y en las malas. Y cuando logras ser parte de ello, es un orgullo. Un verdadero orgullo, Carlos."

"Lo sé." Sebastian secó la lágrima que bajó de su mejilla, e intentó no quebrarse él también.

"Por eso siéntete feliz y orgulloso de ser un piloto Ferrari, el equipo del que todos sueñan ser parte. Y aunque el momento sea difícil y sientas que no puedes seguir, recuerda que formarás parte de esa historia, que tu nombre tendrá más prestigio del que ya tiene y que al final te sentirás feliz de haberlo dado todo por ellos, hayas ganado o no."

Carlos desenterró su rostro del pecho de Sebastian y se inclinó hacia arriba para encontrar sus ojos. Recibió una sonrisa suave y no pudo evitar darle un pequeño beso, que el rubio correspondió enredando sus dedos entre las hebras azabache.

"Gracias Seb."

"Tienes mucho talento y un gran futuro. No dejes que te aborde la angustia. Cuando tengas tu primera victoria verás que todo habrá valido la pena."

"Crees que pueda ganar con Ferrari?"

"Estoy seguro de ello. Tu solo ten paciencia y piensa en mi, de acuerdo?" dijo guiñando el ojo con una risita. Carlos también rió.

"Lo haré."

Carlos se fue de allí sintiéndose más liviano, y fiel a sus palabras...

Cuando se encontró con la victoria y cantaba el himno con lágrimas en sus ojos...

Pensó en Seb.

Y en su amor por Ferrari.








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