Clases de baile (carlando)

969 73 36
                                    

O donde Lando acude a Carlos por clases de baile pero acaba consiguiendo mucho más que eso.

Lando estaba en crisis.

Su novia pronto tendría una gala a la que él por supuesto debía ir, seguido de una fiesta donde habría gente muy importante.

No era su primera vez en fiestas influyentes, ser el novio de una supermodelo lo llevaba a encontrarse en lugares donde muchos matarían por asistir.

Pero nunca una donde debiera obligatoriamente bailar.

Con muchísima vergüenza le explicó a su pareja que no sabía bailar, y que con su poca habilidad no lograría aprender a tiempo... Pero solo logró poner a Luisa furiosa y que ésta le consiguiera un profesor de baile para que le de clases intensivas hasta que logre hilar dos pasos seguidos y así no hacer el ridículo en la gala.

Fue entonces que se encontró asistiendo al estudio Sainz. El hombre no era tan conocido de por sí, pero se había ganado su trayectoria trabajando en varias producciones de teatro y como bailarín asistente en un popular programa de televisión.

Cosas que a Lando no le interesaban. El solo quería que su tortura termine.

Y se convenció de que el proceso iba a ser de lo más tortuoso cuando estuvo cara a cara con su profesor.

El hombre era un dios caído del cielo. De los más atractivos que había visto.

Por un demonio... Por qué le tocó conocer a este galán justo cuando dejó de estar soltero?

"Así que Lando... Me han encargado que te enseñe vals, salsa y tango en una semana. Se que suena un desafío, pero confio en que si trabajamos duro y te hago sudar un poco podremos con ello. Listo?"

Lando asintió, su mente imaginandose mil escenarios en los que Carlos lo hacía sudar y trabajar duro en cosas que no implicaban necesariamente el baile.

Entonces comenzaron con estiramientos, escucharon unas cuantas canciones mientras hablaron, intentando así Carlos romper un poco el hielo y que Lando diga más de dos palabras.

Y así Lando también descubrió que Carlos era tan seductor como se veía.

"Bien, creo que estamos para empezar a movernos. Ven aquí."

Carlos puso Havanna y tomó a Lando de la mano.

"Pondré mi manos en tus caderas para guiarte y así demostrarte qué debes hacer, luego cambiaremos, tu me llevarás."

"Okay"

Carlos le sonrió en confianza y se le acercó, juntando sus torsos y moviéndose con él, al ritmo de la sensual música.

Lando no podía creer como se movía casi sin esfuerzo, como estaba en verdad bailando como si fuera algo natural en él...

Y solo mirando fijamente a los ojos de Carlos, quien también parecía perdido en él.

"Ahora vas tu, listo?"

Lando tomó a Carlos de la cadera y empezó a guiarlo, como el otro hizo previamente con él.

"Imagina que soy tu novia." Pero Lando no iba a hacer eso. Se sentía más cómodo concentrándose en el hombre que tenía en sus brazos.

"Vas muy bien. Ahora terminemos con una reverencia."

Lando lo inclinó levemente hacia atrás, con sus rostros a milímetros de distancia. Pudo notar como Carlos tragaba duro y un suspiro se escapaba de sus perfectos labios.

Se enderezaron sonrojados, y Carlos le entregó una sonrisa apenada.

"Eres natural en esto, sabes?  para ser tu primer clase creo que nos fue muy bien.

"Gracias. Es todo debido a ti."

"Ahora, te enseñare unos pasos de Vals y tango muy técnicos. Y mañana iremos a lo interesante. Te parece Lando?"

Lando asintió, concentrándose en las órdenes de Carlos y tratando de no emocionarse mucho con lo que vendría el día siguiente.

****

En la siguiente clase, y la posterior a esa, Lando se sintió conectado con Carlos. Tenían una dinámica, un vínculo, una química que jamás había sentido con alguien.

Algo muy dificil de disimular cuando debía volver a casa y soportar el estrés, egoísmo y frivolidad de su novia.

Casi le preocupó no haber sentido una gota de arrepentimiento cuando rompió con ella.

Pero así y todo, no dejó de ir a esa última semana de clase.

Él sabía que probablemente todo sería en vano. Es decir, Carlos era bailariín, y un gran profesor. Lando era para él un alumno más, y seguramente todo se mantendría tan profesional como se empezó.

Sin perjuicio de lo cual no iba a negarse un último baile entre ellos.

"Hey Lando!" Le recibió ese último día.

"Hey Carlos. Me alegra verte."

"Yo igual, lindura. Hoy es nuestra última clase y el ensayo general antes de tu encantadora gala. Ve a cambiarte y te espero aquí." Lando asintió y fue al baño a ponerse su traje.

Era importante que se asegurara de poder bailar cómodo con el smokin' que había adquirido.

Salió y Carlos sonrió negando, mirándolo de arriba a abajo.

"Mierda que luces guapo, cabrón."

"Gracias, esto es solo para tí." Dijo Lando en un ataque de valentía, tomando la mano que le ofrecía, para luego colocar la otra en su hombro y empezar a bailar.

"No creo que a tu novia le guste oir eso."

"Lo que ella piense ya no es relevante." Inconcientemente se acercaron más, mientras mantenían el contacto visual y se inclinaban estirando hacia atrás la pierna derecha, movimiento típico del tango.

"Ah no?"

"No, la dejé.... Ahora viene el giro." Dijo sin darle tiempo a responder y dando vueltas a Carlos, para que nuevamente caiga entre sus brazos.

"Lando, yo..." Pero Lando no quería oir el rechazo. Por lo que volvió a hacer una pirueta e inclinarse en reverencia al momento que la canción se transformaba en vals.

"Shh. Solo bailemos, si?.... Me concedes una última pieza?"

Pero Carlos frenó en seco, mirándolo como si no entendiera, para luego acunar su rostro y besar a Lando tan repentina y apasionadamente que Lando quedó con una sonrisa tonta en su rostro.

"Te concedo ésta y cuanta pieza quieras, dulzura." Susurró en su oído.

Lando besó su mejilla y envolvió sus brazos alrededor del cuello de Carlos, escondiendo su rostro en el cuello de Carlos y disfrutando de ese hermoso vals.

Racing Drivers Gay ShitDonde viven las historias. Descúbrelo ahora