Racing Drivers Gay Shit

Please don't break my heart (Seb/Lewis ft. Nico)

Era temprano en la mañana. Lewis y Seb aún estaban en la cama dándose cariño cuando sorpresivamente tocaron la puerta. El moreno se levantó a atender al llamado, pero apenas abrió la puerta, solo vio al cartero alejándose. Notó que había un sobre a sus pies, así que lo tomó y volvió a ingresar al dormitorio de la casa del rubio, quien estaba terminando de vestirse.

—Quien era, amor?

—Llegó una carta para ti.- anunció mientras levantaba el sobre. Eso extrañó un poco al rubio.

—La gente aún manda cartas?

—Tratándose de ti, no me sorprende que sea de las pocas formas que hay de comunicarse contigo.- bromeó besando su frente y poniéndole la carta en el regazo. Así fue que notó algo raro.

—Yo conozco esa letra.-Lewis se aproximó a leer el remitente para confirmarlo.—Es de Nico.

—Tu ex?

—Si. No entiendo por qué te mandó una carta.

Seb se encogió de hombros, aún mas confundido que él. Luego abrió el sobre y empezó a leer en voz alta para Lewis.

—Querido Seb, quizá esto llegue demasiado tarde. Pero lo estoy escribiendo un lunes por la noche, el día que Lewis tomó sus maletas, decidido a dejar el departamento....

—Qué? eso fue hace casi un mes!- interrumpió el otro indignado. Seb decidió no decir nada y continuar.

—Sebby, por favor... te ruego que no me quites a mi hombre. Lewis quizá no sea perfecto, pero es todo lo que tengo y...-Seb le dio una mirada significativa al moreno previo a terminar la frase.—...y se que yo jamás podría competir contigo. Con tu belleza, tu voz suave, tu piel perfecta y tus ojos de zafiro que se iluminan cada vez que sonríes.

Sebastian se detuvo un momento para ver a Lewis, quien se mantenía serio. Este pasó una mano por su cabello y acunó sus mejillas, haciéndole notar el calor que se había acumulado en ellas.

—No se si estar enojado por haber escrito que yo lo dejé cuando fue él quien me dijo que me fuera... O si estar celoso. Es decir, yo no soy perfecto pero tu si?

—Uh, yo...- Lewis sonrió le dio un pequeño beso.

—Continúa.

—Y podría seguir mencionando tus muchas cualidades. Es decir, entiendo por qué el susurraba tu nombre entre sueños, y la razón de que ahora él debe estar corriendo directo a tus brazos. En verdad lo entiendo, así como también se que podrías tener al hombre que quisieras, Seb. Por favor, no me rompas el corazón... No es mi intención hacerte daño, yo quiero que también seas feliz es solo que... Dudo poder volver a amar y ser amado... Y en verdad necesitaba escribirte esto. Me encantaría que respondas, me encantaría verte... pero dejo eso en tus manos. Nico.

Seb finalizó y la carta cayó al suelo. El rubio seguía perplejo de lo que acababa de leer. Lewis notó culpa en sus ojos, y lo envolvió en un abrazo que transmitía puro amor y confianza.

—No se que hacer, Lew.

—Lo que decidas estará bien, cariño. No tienes que responderle, no le debes nada. Yo tampoco. 

—Se lo nota... No se.

—Confundido, desesperado y arrepentido. Lo sé. 

—Iba a decir triste.

—Sebby, el jamás será feliz si no empieza a respetar, a asimilar sus propios sentimientos. Solo busca manipularnos con palabras bonitas. Sobre todo a ti.

—Yo no quiero ser el responsable de su miseria...-Lewis se asustó.- pero no es mi culpa ser tan atractivo.- terminó riendo. El otro soltó una carcajada, casi liberando la tensión.

—Ya me preocupaba.

—Por dios, Lew. Eres a quien más amo en todo el mundo. Nadie nunca me hizo sentir tan bien como tu...

Se inclinó a darle un beso lleno de pasión y anhelo, cayendo uno sobre el otro en la cama. Se separaron apenas, para perderse en los ojos del otro.

—Aún así no podemos negar que la carta es muy dulce y conmovedora, creo que debo responderle algo.

—Si así lo deseas, nene. Quizá yo también le escriba algo.... y a ti también, veo que te gustó demasiado esa carta y no pienso quedarme atrás. No voy a dejar que mi ex te seduzca con palabras bonitas.

—Oh vamos, yo debería ser el celoso aquí. Tu ex acaba de decirme que le quité su hombre. Por favor, incluso cuando estabas con él, tu eras mío.

—Ambos somos unos posesivos.

—Quizá sea cierto.-rió un poco. Luego volvieron a quedar en silencio, pero el estómago del rubio hizo ruido.—Lo siento.

Lewis frotó sus narices y se levantó, permitiéndole al otro incorporarse también.

—Vamos a desayunar, Sebby.

Seb estaba por seguirlo, pero notó la carta en el suelo y la levantó, dándole un ultimo vistazo antes de suspirar y guardarla en el cajón de su mesa de luz.