Racing Drivers Gay Shit

Centuries (Sewis Especial)

Las leyendas nacen y se hacen, se transmiten, y pueden volverse doradas y eternas, si es que no se vuelven polvo y desaparecen.

Las leyendas se forjan, y a diferencia de los mitos, de los trofeos, de las carreras e incluso de los pilotos, dejan una marca. 

Su mística permanece mucho despues de que se sucedan. Perduran, y se vuelven inspiración para otros, que después también se vuelven parte de ella, o forjan la propia.

Fue el caso de Fangio, Schumacher, Senna... que si bien perduran, y jamás serán olvidados, ahora dan lugar al nacimiento de otras leyendas.

Leyendas como Lewis y Sebastian, cuyo talento y pasión por el automovilismo es tanto que va mas allá de cualquier tipo de comprensión o análisis.

No iba a ser sencillo, y ellos lo sabían. Pero también sabían que la gloria era su destino, y que tarde o temprano, iban a llegar a ese lugar, y su legado sería tan grande y maravilloso cómo el de sus ídolos.

Y además estaban seguros que cuando ese momento llegara... el otro iba a estar ahí para verlo.

"Es uno de los mas grandes"

"Atestiguamos verte hacer historia"

Compartieron podio mas de 50 veces, y lucharon por la victoria, con buenos y malos resultados, mas de 300 veces. 

"No sabia si Lewis mejoraba o no, normalmente el es muy guapo...-quiero decir hábil- en este circuito..."

"Seb se alejaba de mi y no sabía por que, si andábamos mal o..."

Y lograron la máxima recompensa cuatro y siete veces.

"Du bist weismaster!"

"Lo hiciste, Lewis!  ah...Qué manera de ganar tu séptimo título"

Todavía nada estaba terminado, es más, lo mejor estaba por venir, pero la satisfacción ya era plena, y finalmente se sentían leyendas, de esas que ellos habían oído, admirado, y contado a otros. De esas que pensaron que tomaría siglos superar... y allí estaban.

Lewis Hamilton y Sebastian Vettel, en el podio de el gran Premio de Turquía.

Uno logrando la máxima consagración luego de un año casi perfecto, y el otro logrando la máxima redención luego de un año que distaba mucho de ser bueno. 

Pero allí estaban, juntos.

Pese al covid, a los meses aislados, a las críticas, a los sabotajes, a la lluvia, el calor y las discusiones contractuales en diferentes equipos.

"Los campeonatos de Vettel quedaron en el pasado, ya no es lo que era antes..."

"Podrá Lewis Hamilton enfocarse en su carrera, si sigue dedicándole tanta energía a su activismo antirracial..?"

Nada de eso impidió, impide ni impedirá que sigan haciendo historia en la máxima categoría.. 

Ni que escriban la propia, juntos.

Porque -vale insistir- su historia va más allá de cualquier comprensión o análisis.

Son rivales de equipos diferentes, de países diferentes y de culturas diferentes. Hasta sus carreras antecedentes fueron diferentes... hasta que colisionaron.

Colisionaron en la vida del otro en su primera carrera de karts en su adolescencia, para luego hacerlo sus autos en la pista Baku 2017, ya en fórmula uno.

Colisionaron sus emociones, en una comprensiva y emotiva charla del día después, donde dejaron la furia atrás para ver que los unía algo mucho más grande.

Y de esta forma es que también colisionaron sus cuerpos en la habitación de hotel de cada ciudad que auspiciara cada gran premio.

No había necesidad de sacarlo a la luz, no todas las leyendas necesitan publicarse. Se transmiten de boca en boca y de generación en generación, como los mitos. Muchas veces la gente confunde mitos con leyendas, pues es muy pequeña la linea que los divide, pero ambos son igual de resonantes, y eso les bastaba.

Ser mito, ser leyenda... ¿que importa?

Si el legado de Lewis Hamilton, piloto más ganador y más campeón de formula uno,  es y será eterno.

Y el legado de Sebastian Vettel es y será -sin duda- digno, histórico e inspirador. Y aún subsiste tiempo suficiente de que éste se expanda y llegue a estar al mismo nivel que el de Lewis.

Pero por sobre todas las cosas...

Sewis,

Lew & Seb,

Lewis/Sebastian,

Es y será la leyenda más bella, admirada, respetada... y con un fuerte lugar en el corazón de todos los fans.

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N/a: yo no estoy llorando, claro que no.