Losing the chains (A&D pt. II)

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Cuando Max volvió a Pierre y Charles sus vasallos, estos desarrollaron una convivencia tensa y conflictiva dado al recelo mutuo y a viejos reproches, pero el amor todo lo puede, incluso si se trata de arcángeles, caídos y demonios.

n/a: HEEEEY aquí en este Marzo especial de trios y ot3 les traigo la continuación del AU de Ángeles y demonios. Es necesario leer o repasar esa historia como para entender de qué va esta. Enjoy!

Max llegó a su trabajo con los ojos hinchados, cara de pocos amigos y un mal humor que se olía a kilómetros, tan así que ninguno de sus colegas se le acercó hasta el descanso de media jornada.

No era únicamente la falta de sueño lo que lo tenía así, era el cansancio y agotamiento mental que conllevaba su doble tarea como guardian de fosa y protector de Charles y Pierre.

Especialmente cuando éstos peleaban todo el día y no hacían nada para hacer su trabajo un poco más sencillo, o aunque sea, más ameno.

No tanto por Pierre. Max adoraba al ángel, y este, aunque a veces le recriminaba el haber tomado dicha decisión sin preguntarle, mostraba algo de gratitud y simpatía.

Cosa que molestaba a Charles.

Y es que al problema de la desolación y decepción del arcángel de no haber sido él quien mantuviera a Pierre seguro y de ser él quien, sin haber hecho nada, debiera pasar sus días en el infierno... Había que agregarle la adaptación.

Porque aunque parezca obvio, el cielo y el infierno son cosas diferentes, y funcionan de formas compltamente diferentes.

Y es que en el inframundo, no existían los privilegios, las reglas, o el respeto a las investiduras a los cuales Charles estaba acostumbrado.

Allí, todos eran iguales, tenían los mismos poderes,  y por lo tanto derechos entre sí y para con las cosas, y eran libres de hacer lo que deseaban en tanto no disturben a ninguna otra criatura, sin reglas, sanciones, normas morales o imposiciones autoritarias que se le impidan.

A ello había que sumarle cuatro lógicas excepciones: 

Lucifer en sí, que era omnipotente, todo poderoso y cuya autoridad era el único rango de jerarquía por encima del resto.

Los prisioneros, cuyos crímenes les hacían perder sus poderes, sus derechos y ser sometidos a una corrección o al vasallaje.

Los soldados y guardianes, que eran provistos de casa, comida y armas, a cambio del deber de vigilar a los prisioneros, velar por la integridad de su sistema y proteger a los suyos bajo órdenes directas de Lucifer.

Y finalmente los vasallos, cuya libertad de acción estaba sometida al contrato que firmaban. No eran comunes, y normalmente los celebraban los demonios heridos en batalla o los nacidos más débiles. También los prisioneros, aunque la mayoría de los prisioneros eran humanos o caídos cuyo orgullo o amor a Dios les impedía acceder a ser esclavo de un guardián cualquiera, con los abusos de poder que ello normalmente implicaba.

Max jamás había tenido vasallos antes, y le pidió consejos a Jev. Este le advirtió que no sería fácil, pero le indicó como tratar de adaptar a los celestiales al ritmo de vida de un vasallo.

Cuestión que dicha tarea fue completamente subestimada.

Charles se vio metido en problemas varias veces, no solo confrontando a Max cuando este le pedía que limpie y ordene la morada, traiga provisiones o cumpla los mandatos típicos de su cargo. También con otros demonios, con los que Charles peleaba, discutía, denigraba y terminaba siendo escoltado por otros guardianes a la puerta de su morada donde unos peocupados Max y Pierre los recibían.

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