Capitulo 134.

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Alondra's POV.

Hacían treinta minutos que había llegado a la casa de la Antonia y ella aún no se dignaba a abrirme la puerta, según ella porque estaba demasiado ocupada cagando mientras yo jugaba al cagate de frío.

- Fea culia. - golpeé el suelo con mi pie.

Apoyé mi trasero en el muro de ladrillo posicionado en la parte anterior de toda la casa y saqué mi celular para encontrar alguna persona con la que pudiese hablar hasta que la Antonia se desocupase.

No podía hablar con la Ingrid ni con la Barbara pues ambas estaban carreteando juntas en el departamento, por ende no me iban a pescar. Tampoco podía hablar con la Sherry, ya que ella estaba en una junta con sus amigas y menos aún con el Erick o el Tucu pues la última conexión de ambos habían sido hace muchas horas atrás.

En resumen, no me quedaba de otra que quedarme ahí como weona esperando a la Antonia.

Si estaba en su casa no era por mero gusto, si no que la iba a acompañar a un carrete que harían en Ovo y ella tenía que que asistir si o sí porque el weon con el que se estaba pelando iría. Y yo, como buena amiga la acompañaría.

- Hola. - abrió la puerta con amplia sonrisa en su rostro.

- Hija de puta. - pasé por su lado empujandola.

- Que educada. - cerró la puerta apenas entré.

- Casi me congelo. - me limpié los pies con la pequeña alfombra de la entrada principal.

- Weona, hay como cien grados. No wei'. - rió subiendo la escalera con dirección a su pieza.

- Tenía frío igual. - la seguí.

Apenas entré a la habitación de la Antonia me tiré sobre la cama a esperar que ella se vistiera y se maquillara y, al ser, una ocasión medianamente especial, se demoró un siglo completo en esta lista.

- ¿Qué vas a querer tomar?. - preguntó ella terminando de arreglarse.

Se me había olvidado la verdadera razón por la que decidí acompañarla y aunque ser buena amiga estaba dentro de ella, lo real es que prometió regalarme una promo del copete que yo quisiera.

- Quiero un six pack no más. - respondí despreocupada ya que estaba intentando, de hace rato, sacarme una foto.

- ¿Segura?. - me miró frunciendo el ceño.

- Si. - gesticulé muy disimuladamente porque si me movía un poco más, arruinaba la pose.

La Antonia conocía a la dueña de la botillería más cercana de su casa por lo tanto no era algo extraño que tuviese su número si varias veces habían bebido juntas; ella era demasiado buena para hacer amigas porque también era muy buena amiga.

Después de varios minutos estando, ambas, en silencio, ella me indicó que la señora ya tenía listo nuestro pedido y que era llegar a buscarlo, pagar e irnos, así que tomamos nuestras cosas y salimos de la casa apegando todas las luces y asegurandonos de que todas las ventanas y puertas estén cerradas para no sufrir ningún robo.

- ¿El Erick sabe que vas a salir conmigo?. - preguntó mientras recorríamos esos cortos metros que separaban su casa de la botillería.

- ¿Por qué tendría que saberlo?. - la miré feo. - Soy una mujer soltera y libre. - respondí a la defensiva.

- Lo sé y por eso no te digo nada porque te chingaste al Tucu. - despegó su vista de la pantalla del celular y me miró fijamente mientras lo guardaba.

- ¿Cómo sabes?. - lo primero que se pasó por mi cabeza era pensar que la Ingrid o la Barbara le contaron porque solamente ellas dos sabían.

- Tonto es quien no se da cuenta. - sacó su cuenta rut. - Si te preocupa, no le voy a decir a nadie. - le entregó la tarjeta a la señora y ésta la pasó por la maquina.

Only Fans {Erick Pulgar}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora