Only Fans {Erick Pulgar}

Capitulo 75.

Alondra's POV.

Mis amigas llevaban varios días actuando de manera extraña. Primero me dijeron que era porque estaban buscando mi regalo y como tenía que ser una sorpresa, no podía verlo antes de tiempo y claro, al principio les creí, sin embargo, ahora que llegaron con ropa y zapatos obligándome a entrar al baño, toda la situación se me estaba haciendo aún más extraña.

Como tampoco soy quien para ponerme a pelear con ellas, opté por hacerles caso y entré al baño con solo dos toallas y mi ropa interior en mis manos, pues según ellas, hoy serán mis hadas madrinas, por lo que me vestirán, maquillarán y peinarán. Estando dentro del baño, me quité todo desde la cabeza hasta los pies, agradeciendo el hecho de que ellas decidieran no entrar a bañarme, pues estaba segura que también estarían dispuestas a hacerla.

Al salir del baño, me las encontré sentadas en mi cama pegadas al celular mientras que yo estaba parada en la puerta de la habitación con cara de pocos amigos y pareciendo un pollo mojao'.

- Estúpidas. - dije entrando a la pieza.

- Tanto odio que tienes dentro. - la Barbara me miró por encima de su celular y yo cerré la puerta.

- Te odio. - me senté en la cama y suspiré. - ¿Me van a vestir o qué?. - me giré a verlas pues ellas seguían pegadas al celular.

- Primero deja que la toalla absorba un poco el agua. - dijo la Ingrid mientras escribía algo en su celular.

- Bueno. - tomé un poco de aire. - Ya absorbió mucho. - me paré impaciente.

- Que impaciente, por Dios. - la Ingrid bloqueó su celular dejándolo a un lado para pararse y acercarse a mi.

- Tengo frío. - la empujé levemente.

- No es culpa mía. - se encogió de hombros.

Se acercó un poco al closet de donde sacó el secador de pelo, desenrolló el cable y lo conectó a la corriente, lo prendió y se puso a jugar con las distintas temperaturas para encontrar la indicada para mi cabello.

- Sin quemarme el pelo. - detuve su mano cuando estaba acercando el secador a mi cabello.

Ella solo rodó los ojos riendo y continuó con su trabajo. En tanto la Ingrid se ocupaba de secar mi cabello y peinarlo, yo me puse a ver vídeos en Tiktok y la Barbara seguía revisando su celular.

Cuando terminó de secar mi cabello, sacó la alisadora de donde mismo sacó el secador, la conectó, la puso en una temperatura media y espero a que calentara mientras le decía algo a la Barbara al oído. Odiaba que no me incluyeran en los secretos.

La Barbara bloqueó su celular y lo dejó al lado de la lámpara que tenía en mi mesita de noche, se paró y salió de mi habitación en total silencio pero manteniendo una sonrisa cómplice en su rostro.

En tanto, la Ingrid revisó que la plancha ya estuviera lista y empezó a separar mi cabello en mechones pequeños para alisarlo. Si no saco mal los cálculos, se demoró apróximadamente 15 minutos en alisar la totalidad de mi cabello. Luego de su bolsillo sacó una bolsita que contenía elásticos negros y  pequeños para hacerme una trenza pegada al cuero cabelludo utilizando el pelo del lado derecho de mi cabeza hasta más o menos la altura de mi oreja y terminó por poner un broche con piedrería.

La Ingrid terminó con mi cabello y yo decidí ponerme de pie pues ya sentía las piernas entumecidas de tanto estar sentada y, aparte, mi cuerpo se encontraba seco, por lo que la toalla ya había cumplido su misión y ahora solo estaba provocando que me diera frío.

Cinco minutos después llegó la Barbara con dos bolsas, una en cada mano. Las dejó en la cama y yo me acerqué con cierta desconfianza pues no sabía cual era el contenido de la bolsa.