No vi venir ese golpe, y posiblemente Malik tampoco cuando lo recibió de pleno. Fue algo tan sorpresivo que inconscientemente di un brinco hacia atrás y noté como se erizaba parte de cabello bajo la capucha, al mismo tiempo que el cuerpo del Beta salía rodando por el suelo; cubriéndose la cara para no dañársela. Brent estaba a mi lado, en posición de ataque: Cabello a modo de púas, el rostro perfilado como si estuviera tallado en piedra y se había quitando tanto las orejitas de lobo como la parte superior de su ropa. Su pecho se hinchó al respirar, desinflándose con un gruñido ronco y potente. Casi parecía que le estaba mandando la señal de que quería golpearlo y lo retaba a ello.
Era de esperar que en algún momento esto pasara.
Malik se puso de pie y sacudió su cabeza. Al comprobar lo que había pasado entendió que esto era una pelea, y por lo tanto él no iba a salir huyendo; se iría a defender. Desabrochó el cinturón de tela para que el disfraz se abriera, se lo quitó y lo dejó encima del capó del coche más cercano. Se quedó con un pantalón ligero (aunque largo) y también el pecho al aire, donde fácilmente se apreciaban todos los detalles propios de un hombre que entrenaba también su cuerpo.
El primero iniciar este ring improvisado fue Brent. Mi cabeza giró cuando escuché a alguien gritar que había una pelea desde la puerta, lo que creó un poco de conmoción y algunos lobos adultos salieron a observar el evento con una sonrisita en la boca. Así eran los lobos, brutos y cualquier señal de fuerza era buena para meter cizaña. Ni siquiera me percaté en el momento que Atlas salió y se colocó a mi lado sin sus chicas.
—¿No vas a pararlos? Pueden hacerse daño al mostrarse tan agresivos —consiguió decir cuando reparé en sus ojos casi blancos. No estaba enfadado, tampoco contento. Estoico era la palabra.
—No van a matarse —me encogí de hombros con indiferencia y encendí mi cigarro para darle una lenta calada—. No es la primera vez que se pelean, la última vez Malik fue el ganador.
—¿Por ti? —preguntó con sus cejas negras alzadas, a lo que yo asentí—. Vaya... Jade siempre acertando en sus predicciones. Nunca dejará de sorprenderme, aunque yo también lo vi venir cuando Malik me lo propuso.
Tiré el humo y me giré, ignorando el sonido de los puñetazos contra los cuerpos y los gruñidos ofensivos.
—¿Qué te propuso?
—Jade me pidió consejo sobre qué opciones eran más viables para hacer una « intervención de lazo » de forma pacífica, a lo que yo le respondí que no era posible. Los lobos marcan una vez, y una vez hecho eso todo es complicado. —Sacó una sonrisa cuando Malik gritó en señal de dolor y a los pocos segundos le siguió el otro lobo—. Brent es muy protector con sus cosas, en el trabajo también se enfadaba mucho cuando algunos de los cachorros le robaba algo. Sin embargo, prefería callar y explotar en la soledad.
—¿Y Malik?
Los ojos del Alfa brillaron con malicia, sin dejar de sonreír. Supuse que intuía que yo también sabía la razón y también algo más, pero realmente no estaba aceptando del todo la idea de que Jade hiciera eso. Meter a otro en medio. Ni que fuera yo la reina de Inglaterra. O quizá sabía que iba a...
—Ya sabes la respuesta, seguro que te lo dijo él mismo. —Volvió a mirar la pelea, resonando de vez en cuando sonidos metálicos, rugidos y vítores de los lobos que estaban detrás nuestros—. ¿No lo reconsiderarías? Malik es bueno entendiendo humanos y Brent a veces es un poco torpe para hacerlo. Además, es el mejor de los cinco Betas que poseo: Fuerza, inteligencia, paciencia y discreción son sus puntos fuertes.
—¿Por qué lo apruebas? Tengo entendido que los alfas de cada manada se enteran de todo, y estoy seguro que tú sabes más de lo que dices.
—Me gusta lo que se sale de la norma —se encogió de hombros—. Un humano en una manada de cachorros, sin siquiera ser catalogado como un omega. Uno que se ató a los lobos y un tercero le corteja... ¿No es interesante ver la facilidad que tienes de levantar ampollas entre los lobos, Everett?
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𝕷 y k a n [También en Inkitt]
Hombres Lobo[Libro 0.5] [Independiente] Everett Oak, un escéptico empedernido, considera la existencia de los hombres lobo como un mito absurdo, algo en lo que solo creen los más chiflados. Ni siquiera la asignatura universitaria dedicada al tema logra convence...