Me pierdo en tus ojos (Madelaine Petsch y tú)

C A P Í T U L O 49

_____ Williams.

Me quede dormida en el puff con aquel libro en mi regazo, me levante alarmada escuchando un grito en la planta de abajo, descalza salí corriendo por el pasillo y escaleras abajo.

Fui directo a la cocina donde estaba tirada Davina en el suelo y Helen intentando levantarla.

—¡¿Qué pasó?!—quise saber ayudando a levantarla y llevarla a la sala.

—Yo...yo no lo sé, me desperté y no la vi a mi lado, cuando salí a buscarla la vi tirada en el piso—habló con nerviosismo.

Me encamine nuevamente a la cocina y en la pequeña isla estaba un bote de pastillas vacío.

<<No, no, no, ¡Maldición, Davina!>>

Salí corriendo a la sala con el bote en mis manos.

—Hay que llevarla al hospital—artícule, por suerte había un hoddie extendido en una silla del comedor, me lo coloque como pude y cargue a Davina, ya afuera, Helen me paso las llaves de la camioneta de la castaña, la dejamos en los asientos de atrás.

Encendí la camioneta y pise el acelerador hasta el fondo.

Conduje como loca por la ciudad hasta llegar al hospital más cercano.

La bajamos con rapidez, al entrar a las instalaciones de este, grite por ayuda y en minutos varios enfermeros nos recibieron a la chica con una camilla.

—S...se trago todo...un bote de pastillas—informé.

Fui atrás de ellos mientras agarraba las manos de Davina.

—Tienes que estar bien—exclame, la adentraron a una habitación a la que no me dejaron pasar.

Me devolví a la sala de espera con Helen, me senté en una de las sillas, puse mis codos en mis rodillas y con las palmas de mis manos sostenía mi cabeza.

<<¿Por qué lo hizo?>>

Esa pregunta abarcaba toda mi mente.

Por un momento baje mi vista al suelo y vi que estaba descalza.

<<Mierda.>>

Helen se sentó a mi lado, gruesas lágrimas decendian mientras humedecian sus mejillas.

—No debimos poner tanto peso en ella—dijo—El divorcio, la empresa, el accidente de Jackson.

—Va a estar bien—me limite a responder.

-

Después de casi cuarenta minutos un doctor salió a darnos noticias de que habían realizado un lavado gástrico, esta sedada pero en unas horas podemos pasar a verla.

—Es mejor que vayas por ropa _____—propuso y menee la cabeza—Mírate, estas en short de pijama y descalza, faltan algunas horas para verla, yo estaré aquí.

Termine accediendo.

Fui a casa, me duche, agarra mi cabello en una coleta alta, una camisa holgado negra de Pink Floyd, un pantalón holgado del mismo color, unos zapatos blancos y ya, ni siquiera desayune.

Agarre mi teléfono de la mesa de noche.

Mensaje: Travis 🎙.

Yo: Ocurrió algo con Davina, estamos en el hospital del sur de la cuidad.

No tardo mucho en responderme.

Travis🎙: Voy para allá.

Guarde el teléfono en mi bolsillo y salí de la casa directamente al hospital nuevamente.

Luego de llegar Helen estaba saliendo de ver a D, dijo que había despertando hace media hora, que no quería hablar con nadie.

Le indique tomará un taxi y fuera a asearse y comer algo, que yo estaría aquí y le avisaría cualquier cosa, ella estuvo de acuerdo.

Entre a la habitación 112, donde estaba la castaña, cerre la puerta y me encaminé a ella, me senté que el pequeño sofá y la mire.

—¿Cómo te sientes?—pregunte con seriedad.

Ella se encogió de hombros.

—Me diste un gran susto—agregué.

—No era mi intención preocuparte—murmuró.

Reí con amargura—No, tú querías suicidarte.

Por primera vez me miro a los ojos, sus iris azules reflejan impotencia y frustración.

—¿Quieres contarme por qué lo hiciste?—inquirí poniéndome cómoda.

Ella lamio sus labios y suspiró—Desperté y fui al baño, luego a la cocina, iba a tomar algo de agua cuando vi tus pastillas para dormir—ella se mordio el labio inferior—Ammm...pensé en todo lo que estaba pasando y no quiero cargar con eso, creo que no soy suficientemente fuerte para enfrentar todo.

—Davina, los matrimonios se acaban, es algo que pasa mucho. Jackson se esta recuperando, y sé que con la ayuda de tu mamá y la mía podremos sacar adelante la empresa—formule.

Ella bufó—Sí...parece que me estoy ahogando en un vaso de agua, soy patética.

Menee la cabeza—No lo eres, tenías miedo y esta bien pero debiste hablar conmigo de como te sentías.

—No quise molestarte más—admitió.

—Estoy para ti siempre, sabes que es así, no hay nada más importante para mi que tu bienestar—pase mis antebrazo por mis ojos tallandolos un poco—.¿Sabes que hubiera pasado si hubieras muerto?

Ella se encogió de hombros.

—Estaría muriéndome, Davina.

—El dolor pasaría, como paso con Allison—mencionó.

—Escúchame bien, maldita sea—comente con seriedad—. Eres mi mejor amiga. Y si alguna vez te pasa algo, perdería mi mente.

Agarre su mano y la bese—. Jamás intentes esto otra vez, ¿Me escuchaste?

Ella me miro, sus ojos se cristalizaron, me levante y envolví mis brazos en ella, bese su cabeza.

—Te amo—mencione con firmeza.

Ella sonrió de lado—Yo igual a ti.

Un toque en la puerta nos interrumpió y después Travis Mills entró, Davina abrió sus ojos como platos y me miro confundida.

—Yo le avise, creo que tiene mucho de un hablar—ella me miro mal.

Mi teléfono comenzó a sonar, Madelaine.

<<Demonios, olvidé el desayuno.>>

—Tengo que contestar, voy a estar en la sala de espera por si necesitas algo—avise, la castaña asintió, salí de su habitación y conteste.

Llamada: Zanahoria 🥕<3

—Me dejaste plantada, ¿Dondé estas? Fui a tu casa y no encontré encontré nadie.

Rasque la parte de atrás de mi oreja.

—Mads, lo siento, lo siento de verdad, es que ocurrió algo con Davina, estamos en el hospital y no me dio tiempo de avisarte.

—¿Qué pasó?

Tome una bocana de aire.

—Se tomó un bote de pastillas.

—¿En que hospital están?

—En el de el sur.

—Bien, voy para allá.

-

Luego de unos minutos, Madelaine llegó al hospital, le mencione que Davina ya estaba bien y que andaba hablando con Travis.

También le dije que le recompensaria lo del desayuno, le dije que me aceptara una cena hoy, ella accedió.

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