Me pierdo en tus ojos (Madelaine Petsch y tú)

C A P Í T U L O 72

______ Williams.

—Creo que de los nervios puedo cagarme lo juro—artícule.

Hoy es el gran día, como decidimos con Mads, la ceremonia sería en la playa, estoy en uno de los hoteles más cerca, Davina, y varios estilistas que contrato estan ayudando a arreglarme.

—Cálmate, ni que fuera algo del otro mundo—formuló D,— Solo vas a pasar el resto de tu vida con alguien.

—Que alentador—rodé los ojos.

—¿La amas?—cuestionó.

—Más que a mi misma y eso es decir mucho.

—Excelente, no tienes nada de que preocuparte porque de seguro Madelaine te ama de la misma manera—sonrió dándome seguridad.

—De acuerdo, no quiero interrumpir pero ya hay que ponerte el vestido—comento Harol, uno de los estilistas.

De un momento a otro, otro chico, trajo mi vestido. Debía admitir que estaba precioso, nunca subestimo el gusto de Davina.

El gran color blanco resalta increíble, en la parte superior era escotado, y pegado hasta la cintura, luego la cola del vestido no era tan gigante.

Terminaron de maquillarme y luego de peinarme, ya en menos de treinta minutos tenía que estar en el lugar, Davina me entregaría en el altar.

—Debemor irnos—mencionó la castaña.

Salí de él hotel, una camioneta nos esperaba afuera, nos subimos a ella y en quince minutos llegamos.

Ya había varias personas, la ceremonia casi comenzaba y yo solo quería salir corriendo, pero era tarde para echarme de para atrás.

¿O no?

Dejando los pensamientos estúpidos, agarre una botella de agua y comencé comencé beber un poco.

—¿Lista?—inquirió Travis brindadome su mano.

A mi otro lado apareció Davina.

—¿Mis dos mejores amigos llevándome al altar? ¿Acaso sueño?—ellos rieron por lo bajo,—Gracias.

Ambos asintieron, agarre de las manos a ambos y comenzamos a caminar, varias personas nos veían y sonrieron, todo se veía hermoso, pude distinguir a varios invitados, amigos de Madelaine y conocidos míos.

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Después de unos minutos la música comenzó a sonar y entonces la vi, parecía un ángel, su vestido estaba perfecto, se acoplaba a todo su cuerpo, el velo que cubría su rostro, su padre la entregó en el altar, yo solo podía sonreír como boba.

—Te ves...perfecta—comente aún mirandola embobada.

—Tú te ves más perfecta aún—añadió.

Su padre acerco su boca a mi oído con discreción y susurró.

—:No hemos convivido mucho ____, pero sé que me hija a hecho una buena elección, y confiaré en que la cuidarás y le darás la importancia que se merece—mencionó—. Pero si le haces daño yo mismo te asesinare.

Eso hizo que mis cejas se elevarán un poco por el asombro, dijo las palabras con seriedad, asentí con la cabeza regalándole una leve sonrisa.

Sin más, él se alejo y tomó asientos en las primeras filas.

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Luego de un rato de platica del sacerdote llegamos a la parte importante al parecer.

—¿Practicaron sus votos?—inquirió el señor mirándonos a ambas.