Leah estaba sentada en el sofá del departamento, leyendo un libro. Acurrucada en una esquina estaba inmersa en la historia hasta que escuchó la puerta abrirse bruscamente. Zayn entró gruñendo y maldiciendo. Dejó varias bolsas de comida sobre la mesa frente a ella.
La habitación pronto se inundó al sabroso aroma de la comida oriental. Leah concentró toda su atención sobre las bolsas, abandonando a un lado su libro.
Zayn continuó su andadura hasta su habitación. Cerrándola de un portazo, con el mismo mal genio con el que había entrado.
Leah miró la puerta por la que había desaparecido su cuñado y después las bolsas de comida. De nuevo dirigió la atención a la habitación en la que Zayn estaría desahogando su frustración y después dirigió su atención a la deliciosa comida ¡Era una dura decisión! ¿Ir a ver cómo se encontraba su amigo o calmar el hambre? En fin, Zayn seguiría igual de enfadado dentro de
cinco minutos pero ella tendría más hambre. La elección estaba clara.
Suspirando decidió no ser egoísta e ir a atenderlo. Después comería. Su deber era para con él primero. Por lo que se encaminó hacía el dormitorio. Un segundo después estaba devuelta a la mesa, extrajo una bolsa con pan de gambas y corrió de nuevo al cuarto ¿Quién decía que no podía comer mientras escuchaba lamentarse a su amigo?
Abrió lentamente la puerta, hallando a Zayn caminando de un lado a otro, como un león enjaulado. Cerró suavemente y se dirigió hacia la cama sin hacer el menor ruido. Se sentó en el centro de la enorme cama, con las piernas cruzadas bajo ella. Deposito la bolsa de comida sobre el regazo de su camisón y comenzó a saborear su manjar como si no hubiese nada más en el mundo.
- ¡Me odia! -gruñó Zayn sin dejar de caminar de un lado a otro, con la mirada fija en el suelo.
Leah suspiró resignada a no poder disfrutar de su cena. Ya empezaba la sesión de autocompasión.
- ¡Me odia! -gritó Zayn alzando las manos al cielo, esperando una réplica o una respuesta a tal hecho inusual.
Leah lo miró burlona, alzando una perfecta ceja.
- No entiendo por qué ¿Quién podría odiarte después de abandonarla sin ninguna explicación y desaparecer de su vida sin importarte mirar atrás? De verdad que no me lo explico -se mofó la chica.
Zayn se paró frente a ella y se irguió como un muro sólido e imponente. La miró como si fuese un ser inferior al que desease pisotear y se cruzó de brazos de forma intimidatoria.
- La dejé porque era lo mejor para ella. Estaba enamorada de otro y mientras yo estuviese allí se aferraría al amigo que le da seguridad y no sería sincera consigo misma y buscaría el amor -soltó el discurso aprendido que repetía siempre en esas ocasiones. Las cuales se daban demasiado a menudo para su gusto.
- ¡Oh, yes! Olvidaba que tú eres un dios todopoderoso que lee la mente y sabe lo que ella sienta mejor que ella misma. Tonta de mí, siempre se me olvida -se burló ella, sin dejarse intimidar en lo más mínimo. Mostrando todo su interés a la delicia que estaba saboreando.- La escuché perfectamente. Sé lo que siente y hacía quien -replicó él furioso.
- Claro, claro -dijo la chica rebuscando en su bolsa, quitando toda la importancia a la conversación.
- Aunque lo hubiese malinterpretado, como tú siempre dices ¡Lo nuestro nunca funcionaría! -aseguró Zayn esperando una réplica. No la obtuvo y continuó- Yo la amo más que nada en este mundo. Y ella no siente lo mismo.
Miró a su cuñada que continuaba con el escrutinio de la bolsa, sin prestarle atención. No sabía que lo enloquecía más que siempre supiese qué decir para hacerle ver que era un ¡imbécil que malinterpretaba todo o que se quedase allí sin decir nada. Esperó a que dijese algo. Sin duda, le enfurecía más que no dijese nada.
- Lo mejor que pude hacer es irme y dejar que prosiguiese con su vida -se aseguró a sí mismo en voz alta, sin saber a quién pretendía convencer- Y eso era lo mejor para ella -continuó Leah por él.
- ¡Sí! -afirmó tajante.
- Y eso lo sabes porque ella te lo dijo... ¡Oh, no, espera! Te largaste sin dejarla explicarse -recordó ella mientras se rascaba pensativa el mentón- Y eso lo hiciste porque... espacio en blanco para
que pongas una estúpida excusa tuya para no reconocer que fuiste un cobarde -recriminó la chica ceñuda mientras lo juzgaba con una sola mirada.
Después de todo iba a preferir que no le hubiese echado cuenta. La miró y suspiró cansadamente. Se sentó sobre los pies de la cama frente a ella. Leah se compadeció de él y suavizó su gesto. Gateó hasta él, sentándose a su lado y apoyando su cabeza sobre el hombro de él.
- ¿Qué ha pasado? -preguntó finalmente Leah, sabiendo que lo que necesitaba era desahogarse.
- ¡Me odia! -exclamó de nuevo Zayn recordando lo que había pasado unos momentos antes.
Se había quedado en shock al verla. No solo porque fuese inesperado y estuviese nervioso por lo que pudiese pasar. Sino por lo hermosa que estaba y lo rápido que la reconoció cada centímetro de su cuerpo. Su deseo estalló dentro de él, como oleadas que lo hicieron estremecerse. Y cuando ella se le había acercado tan sensual y directa, todo su ser había rugido por puro hambre de ella. Apenas había conseguido farfullar un "hola" como respuesta a su saludo. Nerviosamente había comenzado a explicarle, sin saber la razón, los motivos por los que estaba allí. Monopolizó la conversación -o mejor dicho monólogo- hablándole de sus negocios. Ella se había mantenido estoica frente a él. Fría, sin ningún rastro de emoción, pese a que su boca se curvaba en una pequeña sonrisa, que describía más indiferencia que interés.
No quería hacerse más daño pensando en el despreció que ella sentía por él. Así que se limitó a explicarle a su cuñada lo más importante del encuentro.
Selena se había hartado de escucharlo divagar sobre trabajo y se había despedido cortésmente para ir al local. Al parecer había una fiesta y él cometió la estupidez de preguntar a qué era debida.
- ¿Acaso te importa? -le había reprochado Selena, sin emoción en la acusación.
- Yo...
- Sí, ese es tu problema Zayn que solo te importas tú -concluyó Selena, dándose media vuelta y caminando hacía el local.
Zayn sintió como esas palabras le dinamitaban el corazón. Por unos segundos no pudo respirar. Todo se iba haciendo cada vez más vacío hasta que se dio cuenta que era porque ella se estaba alejando de él. Sin pensarlo fue hacía ella y la agarró del brazo, girándola hasta que su suave
cuerpo choco contra él. Sintió como su ingle rugía al notar los redondos pechos contra él. Su garganta se cerró, al bajar la mirada y encontrársela a solo unos centímetros de él. Solo tendría que bajar un poco más y podría besar esos dulces labios que tanto lo atormentaban por las noches. Que tanto añoraba besar.
- Tú no has querido saber nada de nosotros -le había recordado Selena- Que un desafortunado encuentro no haga cambiar tus planes.
No había manera de dejar más claro que no quería saber nada más de él. Pero Zayn no era capaz de pensar en esos momentos. Solo sintió que ella se quería alejar de él y no podía consentirlo. Así que la apretó más contra él. Hipnotizado por sus rosados labios.
- ¡Suéltame! -le había gritado ella consiguiendo deshacerse de su agarre y haciéndolo reaccionar- Mandaste a la mierd*a lo nuestro sin importarte nada. Me abandonaste y huiste como un maldito cobarde. Si esperas una explicación por mi parte de lo que escuchaste, ya es tarde. Y si pretendes darme la tuya por marcharte, me encantaría decirte donde te la puedes meter.
Pero él no quería nada de aquello. Ni siquiera quería estar allí. Pero no podía alejarse de ella. La necesitaba cerca. Su deseo de abrazarla era mayor que su cordura. Y se sorprendió a si mismo acercándose para atraerla hacía él. Ella se alejó de su agarré, empujándolo y golpeándolo.
- ¡No te me acerques! ¡Te odio! -gritó Selena histérica- ¿Me has escuchado? ¡Te odio!
Y en ese instante el cuerpo de él se convirtió en piedra que inmediatamente se iba quebrando con cada golpe que ella le daba. Pero no sentía dolor físico. Era el alma lo que le dolía. Ella no podía odiarlo. Sin embargo, allí estaba mostrándole que así era. La rabia la dominaba. Y el dolor se reflejaba en cada gesto que ella hacía ¡Y él era el único culpable de todo aquello!
- No te odia -aseguró Leah ver como el dolor inundaba a su amigo al terminar de contarle lo sucedido- Es solo resentimiento -aclaró la chica abrazándolo.
Fuese lo que fuese, ella no lo quería cerca. Y eso le dolía más que cualquier tortura. Pero él era el único culpable. No podía juzgarla por querer alejarlo de ella, cuando fue él el primero en irse.
Se hundió en su dolor, acurrucándose contra su amiga. Ella era el único consuelo que había tenido esos meses. Y daba gracias a Dios todos los días porque la cínica chica ignorase sus intentos de alejarla y continuase a su lado.
La puerta se abrió inesperadamente sobresaltando a Zayn que estaba hundido en el hombro de Leah. Miró hacía la puerta y después analizó la escena.
Leah estaba sentada sobre sus pies, con las rodillas separadas y entre ellas acunaba a Zayn, rodeándolo con sus brazos. Él estaba totalmente echado sobre ella, abrazándola por la cintura. Y para mayor disgusto, la chica estaba vestida con un pequeño camisón, que si le añadía los
tirabuzones que caían alrededor de su sonrojado rostro, significaba la muerte de Zayn segura.
¡Maldición ese no era su día!____________________________________________________________________________
HOLA CHICAS :) espero que se encuentren muy bien, les dejo este nuevo capítulo, espero que lo disfruten!! Chicas supieron el chisme de Zayn con la mamá de Gigi, es realmente impactante todas las cosas que se están diciendo, muy triste la verdad, espero saber sus opiniones respecto al tema. Un beso enorme y pronto subo nuevo cap, Las adoro!!
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Amigos Desconocidos |z.m • s.g|
FanfictionZayn Malik era un chico guapo, seductor e inteligente. El hombre perfecto, que toda mujer desearía. Y lo sabía. Se había encargado personalmente de que todas ellas se lo confirmarán. No había fémina que se le resistiese. Aunque dulce y atento con el...