it's our paradise, it's our war zone
Selena asistió a sus clases algo nerviosa, incapaz de concentrarse en nada en absoluto. Ya era un hecho ¡Eran amantes! ¿Cómo se debía comportar a partir de ahora? Eso era un misterio que no conseguía obtener respuesta. Habían compartido mayor intimidad de lo que nunca había conseguido con nadie. Sin embargo, se sentía más lejos de él que nunca. Se sentía como un barco a la deriva, dejándose llevar por los acontecimientos. Y no estaba acostumbrada a que eso pasase. Lo normal era que todo su mundo estuviese bajo control. Bajo su control. Pero ya nada lo estaba. Sus estúpidas emociones no la dejaban pensar con frialdad ¿Por qué se tendría que haber enamorado de él? Aunque seguramente siempre lo habría estado. Por eso era incapaz de tomarse en serio a ningún hombre. Por eso nunca se había enamorado antes. Ya lo estaba, ¡de él!
¡Maldito fuera! Su vida sería más fácil si él fuese uno más. Mucho más fácil, se dijo suspirando mientras caminaba por los pasillos hasta su última clase. En la puerta como todos los lunes a esa hora, la esperaba Harry para dar esa clase juntos. Al pasar junto a él, ni lo miró. Él hizo caso omiso del hecho y le cubrió los hombros con un brazo mientras se encaminaba a su asiento.
La clase comenzó y tras varios intentos por parte de Harry por entablar una conversación, Selena le pidió que se callase que deseaba atender a esa clase. Él era muy consciente de que eso no era cierto e insistió en darle charla.
- ¿Vas a contarme o vas a esperar a que me cuente él? -preguntó él, seguro de que sabría lo que ocurría antes de que acabase el día.
- No entiendo qué haces aquí -cambió de tema Selena sin inmutarse por la perspicacia de su amigo- ¿No tienes una empresa que dirigir?
- Sí y una novia a la que consentir. Pero tengo tiempo para todas -comentó con una sonrisa pícara.
- Reza para que no lo malinterprete y se lo diga a mi amiga o te quedarás sin tus apreciados testículos.
- ¡Uy, no! -replicó el joven tapándose la zona mencionada- Les he cogido mucho cariño con los años. Y Zey también. No creo que haga nada en contra de ellos. No podríamos tener hijos, entonces.
- ¿Hijos? -repitió abriendo los ojos como platos- ¡Dime que cuando mencionas tal cosa Zey te golpeo! -ordenó Selena exigente.
- Sí, y no entiendo por qué -informó extrañado.
- Porque la he enseñado bien -contestó risueña mientras se levantaba al terminar la clase.
Zey y ella siempre habían sido de la opinión de que el amor no existe tal cual dicen los cuentos de hadas, solo la satisfacción de las necesidades, carnales o emocionales. Su amiga no tenía las ideas tan claras. Ella pensaba que el amor si existía, aunque fuese doloroso. Pero Selena siempre había opinado que si provocaba dolor, no merecía la pena sentir ese devastador sentimiento. Pero claro para ella había sido fácil. Había estado enamorada -aunque no lo supiese- de un hombre que la adoraba y le daría todo lo que le pidiese. Pero ahora que sabía que lo amaba y él la despreciaba, entendía que era doloroso e inevitable. Por mucho que quisiese dejar de amarlo y alejarse, no podía.
Harry vio la cara de pura tristeza de su amiga y la agarró suavemente por los brazos, haciendo que se parase frente a él. Espero unos segundos a que saliese de sus atormentados pensamientos. Viendo que no lo hacía, colocó con ternura una mano bajo su mentón y lo alzó hasta mirarla a los ojos.
- Preciosa cuéntame qué te pasa -le rogó su amigo preocupado.
- Nada -fue capaz de decir con una leve sonrisa.
- Él te quiere como antes. Es solo que esta confundido. No se esperaba que fueses tan... -no supo como justificarlo más, porque en realidad no lo entendía. Cada día estaba más convencido de que Zayn se estaba volviendo loco. Si él hubiese compartido con alguien lo que ellos habían tenido, nunca habría destrozado tal milagro por, Dios sabe qué estupidez que le pasaba por la cabeza a ese cretino. Pero él no era nadie para juzgarlo.
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Amigos Desconocidos |z.m • s.g|
FanfictionZayn Malik era un chico guapo, seductor e inteligente. El hombre perfecto, que toda mujer desearía. Y lo sabía. Se había encargado personalmente de que todas ellas se lo confirmarán. No había fémina que se le resistiese. Aunque dulce y atento con el...