Zayn estaba aún en la cama aunque era mediodía, rezando para que cuando abriese los ojos ella estuviese allí. La había escuchado entrar en la habitación como casi todos los domingos de su vida. Lo normal era que se tirase sobre él para despertarlo y fastidiarlo hasta que él a regañadientes se levantaba. Pero no lo hizo.
Él esperaba impaciente el contacto, pero no llegaba. Temió que no fuese ella. Pero al sentir un pequeño movimiento del colchón supo que se había sentado junto a él, y reconoció su fragancia al instante. Deseaba que ella lo despertase como hacía siempre ¿Por qué no lo hacía? se preguntó Zayn asustado.
Entonces entendió que algo le pasaba. Se incorporó sin ningún esfuerzo por disimular que estaba despierto y la miró. Selena estaba sentada a los pies de la cama, con el pelo suelto y alborotado sobre sus hombros y la cabeza agachada. Zayn tragó saliva con dificultad, se parecía demasiado a muchos de los sueños que había tenido esa misma noche. Sus ondas castañas eran perfectas y brillantes, hacían que desease hundir sus manos en ellas y perderse.
Se puso de rodillas sobre la cama y gateo suavemente hacía su amiga, que le daba la espalda. Se asomó entre las cortinas de su pelo, esbozando una sonrisa. Pero palideció al instante al ver que Selena tenía los ojos rojos, probablemente de llorar.
Zayn alarmado, angustiado y preocupado, se tiró de la cama, cayendo de rodillas frente a ella. Se colocó entre las piernas de ella y acunó con suavidad su rostro, desdibujando con la caricia de sus pulgares el rastro seco de las lágrimas.
- ¿Qué te ocurre? ¿Tus padres? -preguntó Zayn ansioso- ¿Te pasa algo a ti? -recorrió con manos nerviosas sus brazos y rostro, para cerciorarse que estaba bien- ¡Respóndeme por Dios! -ordenó impaciente.
Selena no pudo hablar. Un nudo en la garganta ahogaba cualquier intento. Solo pudo negar con calma. Fijo de nuevo la mirada en el suelo para evitar echarse a llorar de nuevo. Ella no acostumbraba a llorar por nada. No sabía por qué no había dejado de hacerlo esa noche. Sí, sí lo sabía ¡Lo había perdido! se recordó Selena mientras se ahogaba en un sollozo.
Zayn no soportaba verla así. Se sentó junto a ella y la abrazó muy fuerte, trasmitiéndole todo su amor. Y cuanto más cariño le mostraba más gemía y lloraba ella. No entendía que le pasaba y se lo hizo saber.
- Selena, por favor -dijo Zayn retirándole el pelo de la húmeda cara- dime qué te pasa -suplicó temeroso.
- ¡Nada! -consiguió decir Selena mientras se separaba de él- Es solo que tengo un día tonto -bromeó con una sonrisa mientras se secaba las lágrimas con el dorso de la mano.
- Puedes confiar en mí. Y si no lo haces... -suspiró dolido- puedes llamar a Zendaya para que te consuele. Pero no quiero verte así -le aseguró acariciándole la mejilla.
Tan tierno, pensó Selena. Lo iba a echar tanto de menos. No solo se preocupaba por ella, sino que haría cualquier cosa por verla bien. Incluso, dejarían que ocupasen su puesto si eso la ayudaba. Selena no pudo evitar mirarlo con ternura, besó la palma de la mano que le acariciaba el rostro y suspiró frustrada. No quería que eso acabase. Tenían la relación perfecta. No deseaba que acabase por nada del mundo.
- Es... solo que... -intentó decir Selena para reconfortarlo- ¡Harry y yo hemos terminado! -exclamó rápidamente al recordarlo.
- ¿Qué? ¡Cerdo! ¿Qué te ha hecho? -preguntó Zayn furioso- Si te ha hecho daño ¡lo mató! -afirmó levantándose con brusquedad.
- ¡Claro que no! Hemos terminado bien -explicó ella, tirando de él para que se sentase de nuevo- Estábamos mejor como amigos, y así lo hemos decidido.
- ¿Él te ha dejado? -interrogó aún incrédulo.
- No, fui yo la que lo dejó a él anoche -informó Selena triste al recordarlo- ¿Me abrazas muy fuerte? -pidió haciendo pucheros.
Zayn no se podía resistir a esa carita. Nunca lo había hecho. Olvido su enfado y la cogió en brazos, sentándola sobre sus piernas y apretándola contra su pecho. Su Selena estaba mal y no sabía por qué. Pero no dejaría que sufriese. La tendría ahí, muy cerquita de él, para protegerla de todo y de todos.
Ella se sentía segura y feliz. Estaba justo donde quería estar. En los brazos de Zayn. Y ese mismo hecho la hizo sobrecogerse de nuevo.
La noche anterior cuando acabó de trabajar e iba de camino a su casa caminando al lado de Harry, le comentó a este lo que opinaba de su relación.
- ¿Quieres terminar? -le había dicho él- ¿Por qué? ¿Qué ha pasado en la oficina? -le había preguntado suspicaz.
Había sido sincera y le había contado todo lo sucedido. Él aunque herido en su amor propio, le había agradecido la sinceridad. Y al igual que ella le dio su opinión.
- Era de esperar -le había dicho Harry con serenidad- Tarde o temprano acabarían dándose cuenta -había afirmado con rotundidad- ¡Son mucho más que amigos! Solo hay que verlos para saber lo mucho que se necesitan.
En cualquier otro momento Selena habría protestado y dicho que esa necesidad la tenía por todos sus seres queridos y no lo hacía más especial que cualquier otro. Pero esa noche no. Sabía que lo que decía era la verdad. Necesitaba a Zayn más de lo justificable. Había creado una doble vida para no alejarlo de ella. Permitía y se reía de todas sus conquistas porque sabía que ninguna era una amenaza. Pero tenía que reconocer que se consideraba especial para él.
Pero esa noche no lo fue. La besó como habría besado a miles. La hizo estremecerse y la abandonó como a las demás. No fue especial. Y se suponía que ni siquiera había sido ella. Lo que era aún peor. Zayn jamás la vería como otra cosa que un amigo. Ella se había encargado de que así fuese. Pero era consciente de que en breve todo cambiaría. En cuanto acabase la universidad en pocos meses las niñerías de la doble vida tendrían que acabar. Y Zayn se enteraría de todo. Así lo había decidido Selena, justo en el momento en el que Harry la había destrozado con la frase que no podía sacar de su mente.
- Tienes una cuenta pendiente. Hasta que no cubran la curiosidad que tiene el uno por el otro será imposible que sean simples amigos -le había dicho Harry como despedida.
Sabía que Harry sería un buen amigo, ya que la confianza que había creado como pareja sería una buena base. Era posible que tuviese razón y que la incomodidad que veía últimamente en la cara de Zayn fuese eso, "curiosidad". Él mismo le había reconocido que le resultaban extraños los gestos femeninos en ella. Así que puede que al saber cómo era ella en realidad no quisiese volver a saber nada de ella.
Con el pensamiento de perderlo para siempre, el recuerdo del beso robado y la sensación de que todo iba a cambiar entre ellos había llorado sin cesar durante las pocas horas en las que se permitió descansar.
- Zayn -lo llamó Selena volviendo a la realidad- si algún día yo hiciese algo que te enojase o que tú no... ¡Ahm! Quiero decir, que si nos peleásemos por algo, nosotros... -no fue capaz de decirlo en voz alta. La simple idea de que él no la perdonase o de que dejasen de ser amigos era demasiado dura como para decirlo en voz alta.
- Siempre me tendrás a tu lado -contestó Zayn leyéndole la mente.
Él no sabía que le ocurría a Selena. Pero sabía que no estaba bien. Estaba nerviosa y triste. Temblaba entre sus brazos y se aferraba a él como si temiese que se le fuese a escapar. No tenía ni la menor idea de lo que le sucedía pero no pudo evitar contagiarse del mismo temor ¿Había pasado algo que los pudiese separar? ¿Se habría dado cuenta que últimamente la miraba de otra manera?
Zayn la buscó con la mirada asustado de sus pensamientos y la vio somnolienta, con los ojos cerrados y la cascada castaña de pelo cayendo sobre su hombro, aferrada a su pecho. No podía perderla por una insensatez. Se había dado cuenta de lo mucho que significaba para él y no la iba a dejar marchar por una tontería. Podía controlar sus impulsos sexuales, se dijo Zayn. Al fin y al cabo la noche antes había pasado el momento más erótico de toda su vida y ella no podía compararse con aquella desconocida. Aunque esa sexy chica jamás sería igual de especial que Selena..
ESTÁS LEYENDO
Amigos Desconocidos |z.m • s.g|
FanfictionZayn Malik era un chico guapo, seductor e inteligente. El hombre perfecto, que toda mujer desearía. Y lo sabía. Se había encargado personalmente de que todas ellas se lo confirmarán. No había fémina que se le resistiese. Aunque dulce y atento con el...