Capitulo 64 - Su felicidad

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Con mucho esfuerzo, Zayn alejó a Selena de entre sus brazos. Aunque su cuerpo se resistía a dejarla, su corazón necesitaba un respiro. Tenía que huir de esa habitación, antes de que acabase padeciendo un infarto. Ella estaba dormida. Él caminó a pies puntillas hasta estar lejos del cuarto.

Los pasillos estaban oscuros y fríos. Y sorprendentemente, se sintió muy cómodo en ellos. Bajó la escalera perezosamente, distrayéndose con cada losa del suelo que veía. Caminaba hacía el jardín, pero una luz lo distrajo. Se acercó lentamente hasta el despacho levemente iluminado y se asomó al interior desde la puerta. No se escuchaba ningún ruido. Ninguna voz. Ninguna discusión, en un lugar donde él había deseado gritar lo suficiente para quedarse afónico.

Solo estaba el cuerpo inmóvil de un hombre. Edward parecía dormido. Descansando la cabeza sobre sus antebrazos, en el escritorio. En una mano tenía una copa y la otra estaba apretada con fuerza. Indicativo de que no estaba dormido. Zayn recordó todos los consejos de Selena. Pensó en lo culpable que puede hacerle sentir el pasado a una persona. Puede que ese hombre no hubiese estado lejos de él a propósito. Pero era un desconocido y pese a que pudiese tener grandes explicaciones, él no podía verlo como nada más. Recordó de nuevo las palabras de Selena.

Suspiró exasperado ¿Podría escucharlo sin que ese hombre diese por hecho que lo aceptaba? La duda lo invadió. Pero de nuevo la imagen angelical de Selena fue en su encuentro. Sonrió dándose valor y recorrió el breve trayecto hasta el escritorio.

- ¿Ahora tengo que quitarte la copa o llenártela? -preguntó Zayn burlón, haciendo que el hombre se incorporará inmediatamente para mirarlo.

- Lo único que te he enseñado en mi vida y no te ha quedado claro -se recriminó su padre.

- Soy egoísta. Así que beberé solo -dijo Zayn retirándole la copa y llenándola, antes de sentarse en el sofá y beberla de un trago. Con el vaso en una mano y la botella en la otra.

- ¡Bien! No creo que aguantase beber una gota más -aseguró Edward, frotándose los ojos cansadamente.

- Supongo que solo está permitido beber hasta desmayarte cuando se trata de una mujer -comentó Zayn, vaciando su copa de nuevo.

- Solo está permitido cuando no entiendes algo o no hay solución. Y normalmente, eso siempre implica a una mujer -se mofó Edward.

- Dijiste anoche - comenzó a decir Zayn muy serio- que pasaste el primer año de matrimonio borracho ¿Fue por culpa? ¿Por abandonarnos? -preguntó sin rencor, por simple curiosidad.

El rostro medio risueño de Edward, se ensombreció. Parecía haberse perdido en sus pensamientos. Con brusquedad salió de ellos para enfrentarse a la pregunta. Y miró a su hijo con semblante sincero y vulnerable.

- No sabía que Trisha estuviese embarazada –aseguró Edward, deseando recuperar su copa- Bebía para olvidar que mi corazón la amaba tanto que era incapaz de estar en la misma habitación que otra mujer.

- Tuviste dos hijos -le recordó Zayn.

- Afortunadamente, mi esposa se quedó embarazada pronto. Así nuestras familias no se involucrarían si sabían que no hacíamos una vida juntos. Teniendo un heredero, lo demás era irrelevante.

- ¿Y Ash? -preguntó Zayn, desconfiado.

- Fue lo único que me pidió su madre –suspiró Edward cansado- Se sentía sola y quería intentar un matrimonio real. Pero yo no fui capaz de dárselo. Así que cedí ante la idea de tener otro hijo.

Había tenido a dos hijos, que gozaron de todas sus atenciones, con una mujer a la que no amaba. Sin embrago, el hijo de la mujer a la que amaba, ni siquiera fue consciente de su existencia. Zayn deseó creer su historia. Lo deseó tanto que le sorprendió. Pero al fin y al cabo, pesé a ser un desconocido, era su padre.

Amigos Desconocidos |z.m • s.g|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora