Capitulo 42 - No se que nos pasa

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No había sido solo sexo para él. Había sido el encuentro con lo que siempre había buscado. Una revelación de lo que ya sabía. En ella estaba su hogar.

Se estremeció de miedo y se apartó rápidamente de ella. Dándole la espalda, fingió intentar dormir.

No podía necesitarla de aquel modo. Ella no debía ser nadie imprescindible en su vida. El único motivo por el que antes lo era, tenía una causa meramente amistosa. Sabía lo importante que era para él. Más que nadie en el mundo. Pero no tenía el poder de usar su cuerpo para torturarlo si no hacía lo que ella deseaba. Ahora sí. Se había vuelto un pelele más a las órdenes de una mujer.

¡Jamás! grito una voz en su cabeza, en protesta por esa afirmación. No se dejaría vencer. No sería el esclavo de nadie, como había sido su padre durante tantos años. No le permitiría utilizarlo a su antojo ¡Nunca!

Selena sintió que el corazón se le hacía pedazos cuando él se separó de ella, de una forma tan brusca, nada más terminar con la relación carnal. Se sintió como una prostituta. Sucia y humillada. Solo era un trozo de carne para él.

Habían pasado una tarde como amigos. Y a él no le había importado nada. Como si hubiese sido un espejismo, que solo ella vio. Habían hecho el amor de una forma tierna y con más amor del que ella nunca se hubiese podido imaginar. Y él le dio la espalda como si no estuviese presente.

No era su amigo. Él que estaba a su lado no era el mismo que ella conocía y amaba ¿Quién había engañado a quién durante tantos años? No podía creerse que la tratase con tanto desprecio.

No eran amigos ni tampoco amantes. Para él solo era un desahogo. Pero si pretendía tal cosa se podía ir buscando a otra. Podría estar enamorada e incluso, desesperada por no perderlo. Pero nunca, jamás, se dejaría tratar de una forma tan denigrante.

Se levantó de la cama de un salto y tiró de la sábana. Se la envolvió alrededor del cuerpo, dejando a Zayn desnudo sobre el colchón.

Él la miró sorprendido ¿Qué demonios estaba haciendo? La observó allí de pie, con el ceño fruncido y la sábana liada sobre su perfecto cuerpo ¡Era una diosa! Tan bella que era imposible no desearla.

Continuó mirándola embelesado mientras ella se colocaba las manos en las caderas, preparada para la batalla. Lo fulminó con la mirada, diciéndole sin palabras que se fuese preparando para lo que le iba a caer encima. Pero él hizo caso omiso a su advertencia y siguió admirándola.

No iba a dejar que nadie la humillase, se dijo Selena furiosa. No es que desease que la abrazase. Solía evitar esas señales de afecto tras un encuentro sexual. Pero no recordaba ni una sola vez en la que él no la hubiese abrazado mientras dormían juntos. En este caso era diferente. Y podía entender que él la tratase más como una amante a la que no quiere tratar con mucho afecto, que como una amiga a la que desea cuidar y proteger con sus amorosos brazos. Pero no de esa forma. No apartándose de ella como si tuviese la peste. No podía, ni quería entender que él la despreciase de una forma tan vil justo después de llegar juntos al puro éxtasis ¡No se lo perdonaría!

- Ya has conseguido lo que querías. Ahora ¡lárgate! -le ordenó furiosa Selena.

- ¿Qué? -dijo perplejo, no estando seguro de lo que había escuchado.

- ¡Que te largues! ¡Que te esfumes! ¡Desaparezcas! ¡Te vayas! ¡Ya! -gritó perdiendo la poca paciencia que tenía.

- Pero... yo... -es lo único que pudo decir antes de que ella lo echase de la cama a empujones- ¡Selena! -la llamó agarrándola por los hombros- ¿qué te pasa? -preguntó confundido.

- ¿Que qué me pasa? ¿Que qué me pasa? -repitió rezando por encontrar algo punzante a su alcance.

- ¡Relájate! -le sugirió sentándola en la cama- Respira hondo y tranquilízate -le pidió él mientras la soltaba lentamente, esperando que no se le tirase encima para matarlo. La creía capaz. Sabía muy bien de lo que era capaz cuando tenía esa cara. La última vez que la vio así tenían once años y acababan de encontrarse con un grupo de niños que habían matado a un perro a golpes. Su ira fue tal que no midió las consecuencias y corrió tras ellos para golpearlos de la misma manera. Si él no la hubiese agarrado y calmado, solo Dios sabe lo que habría ocurrido.

Amigos Desconocidos |z.m • s.g|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora