Capitulo 59 - Posesivo

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Al notar el movimiento del colchón bajo el peso de Zayn, Selena se giró para verlo. Apestaba a alcohol. Lo miró con reproche unos segundos y después se levantó para rodear la cama hasta acabar junto a él. Observó su postura y aspecto desaliñado y suspiró pensando en lo difícil que sería desvestirlo estando en ese estado. Comenzó quitándole los zapatos y cuando llegó a la camisa decidió que después de aquello no sería necesario ir al gimnasio en un mes. 

Tras meditarlo decidió que sería imposible colocarle el pijama. Tendría que dormir en bóxers. Tampoco sería la primera vez que lo viese así. Humedeció una toalla del baño y limpió la suave capa de sudor de su rostro y nuca, mojó sus labios y lo arropó bajo las sábanas. Se acostó de nuevo, acurrucándose junto a él. Se dijo que lo hacía para estar pendiente a él por si necesitaba algo durante la noche. Siempre había tenido debilidad por aquellas personas que la necesitaban.

Y estuvo pendiente a él. Tan pendiente que fue incapaz de dormir, observándolo. Se apoyó contra su pecho y comenzó a rondar su masculino rostro con dedos ansiosos ¡Era tan perfecto, que debería ser ilegal causar tales estragos en las mujeres! Miró los carnosos labios entreabiertos y no pudo evitar morder el suyo propio por la anticipación. Sabía demasiado bien cual era el sabor de esos labios. No creía que fuese capaz de olvidarlo nunca.

No pudo evitar que escapase un pequeño gemido de sus labios. Acto seguido el hombre que estaba contemplando comenzó a abrir los ojos. Y aunque en la oscuridad debería ser imposible que la viese con claridad, su mirada penetrante le aseguró que la veía completamente.

De una forma posesiva casi animal, la agarró por la cintura ciñendo el cuerpo femenino sobre el suyo. La comenzó a besar con pasión desesperada, y rodó con ella hasta estar dominándola por completo, con su poderoso cuerpo. La habitación se convirtió en una neblina de deseo y confusión. Gemidos y humedad los rodeaba. Besos y caricias vagaban sin objetivo específico. Y millones de sensaciones los inundaban. Sus propios quejidos se escuchaban muy lejanos, sin saber si ellos mismos eran los autores de tales. La unión fue ansiosa y exigente. Una total desinhibición que les hizo sentirse extasiados. Confusos tras la explosión de emociones.

La realidad fue llegando poquito a poco, pasando de largo ante Selena y golpeando directamente sobre Zayn. Rodó sobre su espalda y la llevó con ella en un abrazo posesivo. La acurrucó sobre su pecho y comenzó a acariciarle la espalda con manos distraídas ¡Lo había vuelto a hacer! pensó furioso. Se había aprovechado de la compasión de su amiga por su patético estado y le había exigido más de lo que merecía. Se sentía como la peor de las personas. Pero ni eso haría que la soltase en esos momentos.

¡Su piel era tan suave!, se maravilló mientras seguía acariciándola. Él era un cerdo y ella una princesa ¿Cómo podía exigirle que siguiese a su lado? Simplemente no podía. Y por mucho que hubiese cambiado exteriormente seguía siendo la misma Selena. La chica que no creía en el amor. La misma que le dijo que el matrimonio era la manera de que los hombres creyesen tener en su propiedad a una mujer. Ella no sentía, ni sentiría nunca, nada por él. Solo hacía aquello para no perder su amistad. Y él como un despreciable asno se había aprovechado de ello.

Había conocido a dos mujeres inolvidables en ella. Una traviesa amiga con la que siempre podía contar. Y una sensual mujer que le hacía estremecerse de placer con una simple sonrisa ¿Cómo podría estar con cualquier otra con dichos antecedentes? Ninguna podría compararse con ella. Su cuerpo se tensó con la idea de que ella estuviese con otros. La idea le causaba tal fatiga que creyó marearse ¡Sería el whisky!, se dijo, sabiendo que no era cierto.

El resto de la noche pasó sin dejar de abrazarla. Sabía que estaba despierta porque la notaba tensarse y relajarse, como si al igual que él no dejase de pensar en lo que allí había sucedido. No quiso hablar por miedo a que ella le dijese lo mucho que lamentaba lo ocurrido. Él no lo lamentaba en lo absoluto, y no podría soportar escucharla decir tal cosa. Así que se mantuvo en silencio hasta que Morfeo lo arrastró a un dulce sueño horas más tarde. Un lugar perfecto donde nada importaba. No existían dudas ni dolor. Pero no era el paraíso. Ese ya lo había encontrado en ella.

Amigos Desconocidos |z.m • s.g|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora