Desde la noche antes de comenzar esa visita, Zayn se sentía el hombre más miserable del planeta. Había visto el dolor en los ojos de Selena y se había dado cuenta de que todo lo que hacía era engañarse para poder tener una excusa para tenerla cerca. Si se decía que ella no tenía sentimientos no tenía que preocuparse por herirlos. Pero ella los tenía y él le había hecho daño.
Se había repetido durante el trayecto en avión, una y otra vez que hablaría con ella, que se disculparía y haría lo que fuese necesario para enmendar su error. Pero entonces llegó su madre y después, Zac. Y los celos nublaron su juicio -una vez más-, siendo incapaz de hacer otra cosa que no fuese herirla aún más.
Habían jugado a un juego peligroso de celos, pero sabía que ella no temía por él. Solo lo quería como un amigo, por lo que no importaba que otras lo deseasen.
¡Y él se aprovechó de su amistad para atarla a él! se reprochó avergonzado.
Sabía que ella lo quería y haría cualquier cosa para no perderlo. Habían sido muchos años juntos. Pero él se había pasado exigiendo y era justo que ella quisiese alejarse de él para siempre. No tenía derecho a pedirle que fuese su amante. Hacía días que se reprochaba por ello. Cada noche se quedaba despierto observándola y ordenándose que al día siguiente le diría que ya no hacía falta que se sacrificase más por él. Nunca la abandonaría. Pero después la abrazaba y su olor y la sensación de la suave piel femenina contra la suya, le decía que no podría vivir un solo día sin eso.
Frustrado lo había pagado con ella, siendo grosero y tratándola mal. Pero no podía alejarla de él. Cuando vio todo ese dolor en sus ojos esa misma noche supo que no podía continuar con lo que estaba haciendo. Y huyó.
Caminó durante más de dos horas. Intentó encontrar la manera de seguir junto a ella y no tratarla como a un objeto sexual. Pero no había ninguna. No podían ser amigos, porque deseaba besar cada centímetro de su cuerpo cada vez que la miraba, y no soportaría verla con otro. Ella no era solo un cuerpo bonito, era mucho más.
Pero no había manera de tenerla en su cama sin tratarla como un objeto. Y ella no se merecía ese trato, por mucho que él se hubiese intentado convencer.
Había acabado aceptando que la única solución era alejarse el uno del otro y seguir con sus vidas. Decidió volver a la casa y contarle su decisión. Pero al ver a Zac en su asiento, junto a Selena, todo su autocontrol y decisión se había evaporado. Suspiró irritado con el recuerdo, se frotó los ojos y se sentó en las escaleras de piedra del jardín.
Allí había decidido pedirle disculpas por ser un cretino y aprovecharse de ella. Pero ella, siempre más inteligente que él, se le había adelantado, haciendo que terminase su peculiar relación. No supo qué decir. Pensó que si pedía disculpas ella iba a pensar que era una manera de querer seducirla para que cambiase de opinión. Y si seguía allí frente a ella, tan hermosa como estaba, seguramente lo intentaría. Así que se marchó. Se encerró en su cuarto y entonces lo dominó el pánico ¡La iba a perder para siempre!
En estado de shock se había dejado caer en el suelo. No la volvería a ver, ni a tocar. Otros la besarían, se embriagarían con su perfume, se perderían en la inmensidad de su mirada, se extasiarían con su risa. No volvería a disfrutar de esa pequeña seductora nunca más. El corazón se le encogió tanto que creyó haberlo perdido por completo. No podía perderla. Aún no estaba preparado.
Bajó a la realidad al ver como ella entraba en el baño y recogía sus cosas. Estaba haciendo la maleta ¿Cuanto tiempo llevaría allí? Había estado tan absorto intentando encontrarle sentido al caos que había en su interior que no la había visto. Pero ella estaba por marcharse y no había encontrado ninguna solución. Así que se limitó a decir que simplemente no podía irse. Soltó la primera excusa que se le vino a la cabeza. Y sin pensar dijo la verdad ¡No podía abandonarlo! La quería junto a él. No se creía capaz de respirar si no era así.
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Amigos Desconocidos |z.m • s.g|
FanfictionZayn Malik era un chico guapo, seductor e inteligente. El hombre perfecto, que toda mujer desearía. Y lo sabía. Se había encargado personalmente de que todas ellas se lo confirmarán. No había fémina que se le resistiese. Aunque dulce y atento con el...