A veces, Dios permite las tragedias. El permite que la tierra se seque y que los tallos crezcan torcidos. Le permite a Satanás que desate el caos. Pero no permite que triunfe.
Kenna Bianchi:
16 años atrás.
Caminaba de la mano de Dante.
Él era un hombre muy bueno, de los que siempre estaba al rededor de mi nonno. Recuerdo que un día les pregunte si eran hermanos, ambos lo negaron pero sus respuestas fueron las mismas: << —A veces los lazos sanguíneos no es lo que define a la familia>>.
Cuanta razón tenían. Eso fue exactamente hace un año y desde entonces, desde que el hombre que ahora toma mi mano con delicadeza se dio cuenta de que Beatrice me maltrataba; No me ha dejado.
Es por eso que lo considero más que un amigo del abuelo o que un sirviente de la mansión. Dante era mi nuevo hermano mayor.
Últimamente había tomado el hábito de quedarse conmigo en las noches, me leía un cuento muy de vez en cuando para después apagar las luces y esconderse detrás de la puerta con una jeringa en mano esperando por la loca.
—¿Mi nonno no vendrá? — pregunto dándole otra mordida a mi dulce.
—No Stella, pero me ha dicho expresamente que podíamos utilizar su tarjeta para montar un zoo.
Frunzo los labios.
—Pero ya le he dicho que no lo quiero — planto mi pie deteniéndonos—. Si el abuelo quiere su zoo, que se lo haga. Pero yo quiero mi propio arco.
Le susurro lo último. No podíamos hablar de estos temas libremente debido a que mi madre podría escucharnos y eso si sería un gran peligro.
Ella estaba en contra con todo lo que tuviera que ver con armas, manchas o colores que no sean el rosa chillón y el rojo. Nos ha prohibido rotundamente practicar deportes bruscos que me dejen hematomas, me ensucien la ropa o me despeinen.
Ruedo los ojos internamente. Beatrice es una mujer ridícula, pero es mi madre.
Aunque a veces dudo de ello.
Dante resopla y sin que ya haya dicho alguna palabra sé que su negación será una extensa.
—Princesa...
—No me llames de esa manera —le corto—. Mi nombre es Kenna, pero soy cortes al permitirles llamarme así, deberías sentirte afortunado.
Se lleva una mano al pecho colocándose mucho más firme para después arrodillarse en un solo pie.
—Disculpe usted tremenda falta de este simple plebeyo a tan inmensa servidora, le pido proceda a otorgarme el castigo que mejor crea conveniente.
Suelto una risilla llevando mis manos a la espalda.
—Uhmm ... Podrías empezar cargándome hasta el estanque. Los zapatos son nuevos y me están haciendo doler los pies.
El hombre mayor se levanta, hace una reverencia tal cual las películas antes de volver a quedar a mi altura y ayudarme a treparlo.
—¿Desea que trote como un caballo?
—Sí.
Relincha estúpidamente trotando y sacándome risas desde lo profundo. La tarde aún estaba cayendo lo que le daba un aspecto más cálido al momento.
En definitiva, Dante se había convertido en un caballero que no necesitaba armaduras para salvarme de mi infierno. Este plebeyo ha rescatado a la doncella.
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EL TRONO © #3
Mystery / ThrillerANTERIOR TÍTULO: DARK QUEEN Ya no me basta solo con recordarla. Ya no me basta solo con poseer su cuerpo solo por momentos. Quiero algo más. Aunque intenta resistirse, jamás renunciaré a ella. Jamás la dejaré ir. Nada nos separará. Ni ella. Ni nuest...