Nunca nada es lo suficientemente alto, ni lo suficientemente bajo.
Kenneth Al Capone.
Ocho días después...
Tanteo mi mano sobre el colchón tratando de localizar su cuerpo y atraerlo al mío. No podía dormir tranquilo si no la tocaba. Abro los ojos abruptamente al no encontrarla, me fijo en la hora del celular, aún eran las cinco de la mañana y ella usualmente se despertaba a las ocho, con el ajetreo de los niños.
Tomo el primer pantalón chándal que aparece en el armario y mi reloj de mano. La busco por toda la habitación e incluso en los pasillos, indago por la habitación de los niños topándome con el mismo resultado.
Bajo las escaleras descalzo sin importarme mucho que esté despeinado y sin camiseta.
-¿Kenna?
La sala junto con la cocina se encontraban completamente desiertas, las persianas estaban levantadas mostrándome aun la oscuridad del mar. Abro la puerta configurando las cámaras y las alarmas.
-¿Sucede algo señor?
-¿Han visto a mi esposa? -el guardia niega.
-Formen dos equipos de búsqueda sin descuidar la casa. Que suban dos de ustedes a la habitación de mis hijos.
-Como ordene.
Le cierro la puerta y voy al escondite de armas que tengo bajo la mesa de billar. Saco mi beretta mientras vuelvo a mi andar.
-¿Kenna estás aquí? -repito la pregunta sin obtener respuesta.
Limpio la zona de entretenimiento junto con la piscina, las tumbonas se encontraban vacías y el agua completamente serena. No había ni rastro del Anticristo.
Vuelvo a subir con la guardia en alto. Los hombres ya se encontraban en la puerta, me saludan, pero no respondo pasando de frente al despacho. Unos sollozos son el sonido central junto con el olor del mar, la ventana se encontraba abierta.
-¿Clyte? -pregunto mientras avanzo detrás del escritorio. No bajo mi arma.
La figura de lo que alguna vez fue mi loca esposa, se encontraba completamente borrada. Su aspecto lucía deplorable, el labial rojo completamente corrido al igual que su rimel, la bata de dormir rota y cabello revoloteado sin motivo alguno.
-Hey ... -suelto el arma y me acerco posicionándome a su altura. Arrincona su cuerpo a la pared utilizando sus piernas como defensa- ¿Kenna?
Niega derramando más lágrimas que oprime mi pecho.
-Lo siento, yo... yo quise matarlos -muestra un cuchillo en su mano, un rastro leve de sangre lo acompañaba-. No pude contenerme, las voces eran suaves, prometían paz. Lo siento, ojos grises.
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EL TRONO © #3
Misterio / SuspensoANTERIOR TÍTULO: DARK QUEEN Ya no me basta solo con recordarla. Ya no me basta solo con poseer su cuerpo solo por momentos. Quiero algo más. Aunque intenta resistirse, jamás renunciaré a ella. Jamás la dejaré ir. Nada nos separará. Ni ella. Ni nuest...