ANTERIOR TÍTULO: DARK QUEEN
Ya no me basta solo con recordarla. Ya no me basta solo con poseer su cuerpo solo por momentos.
Quiero algo más.
Aunque intenta resistirse, jamás renunciaré a ella. Jamás la dejaré ir.
Nada nos separará. Ni ella. Ni nuest...
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Kenna Bianchi.
Cuatro días después....
Ayer nos mudamos a una isla cerca de Capri, Kenneth tuvo que arreglar unos asuntos que no me quiso decir pese a que incluso lo hice sangrar, chantajee con sexo e intente manipularlo.
Justo ahora estoy terminando de preparar el almuerzo, quise intentar hacerlo yo misma dado que más tarde llegarán los niños. El personal de servicio se encargó de dejar la casa limpia y en orden, llenar la despensa y preparar su habitación doble.
En unos meses cumplirán los siete años, supongo que ya era momento de hacerles una fiesta digna de ellos. Los años anteriores no tuve la oportunidad de estar a su lado por obvias razones, sin embargo, este me emociona porque por fin podre abrazarlos cuando el reloj marque las doce.
Dante lo hacía cuando era niña, siempre entraba a hurtadillas con un pequeño pastel que compartíamos en la oscuridad para que nadie se enterase.
Aún no me podía creer que mi mejor amigo se encontraba con vida. Cosas así no suceden todo el tiempo.
-¿Qué es ese olor?
Un Kenneth descalzo, sin camiseta y en short, aparece por la puerta que da de la cocina hacia la piscina.
-Toma, lleva este plato -le alcanzo uno.
Me mira raro, vuelve a mirar al plato, a mí, al plato, a mí y por último lo huele.
-¿En dónde están las del servicio?
-Les dije que se fueran, los niños están por llegar -meto un poco de fruta a mi boca.
-Estás loca -levanta los brazos-. El desastre que harán ese par en menos de lo que tú parpadees, va a hacer catastrófico. Detesto el desorden y yo no sé cómo demonios limpiar.
-Aprendiendo se empieza -paso por su lado para dejar el plato en la mesa. Me ubico en una de las cabeceras.
-No estoy interesado en hacer eso. Gracias, pero no.
-Cállate y siéntate ¿Quieres?
Mira rápidamente a uno de los guardias que custodian la casa. Los teníamos en traje bajo el inmenso calor, no era maldad, consideraba que era clase.
Mi esposo toma asiento de mala manera al otro extremo de la mesa y no se le pasa desapercibido el vestido de entalle verde que opté por colocarme, no era de usar sandalias altas por lo que seguía en mis clásicos tacones en punta y el infaltable labial rojo.
-Creo que se me paso la mano con la sal -aparto la cuchara de mi boca. La comida de plato fuerte no era lo mío definitivamente.