CAPÍTULO 23

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Yo siendo el ser más poderoso terminé doblegado ante ti, ¿No lo ves? Yo no era nadie, pero contigo soy todo.

Yo siendo el ser más poderoso terminé doblegado ante ti, ¿No lo ves? Yo no era nadie, pero contigo soy todo

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Kenneth Al Capone.

Las puertas del avión se abren. Las dos filas paralelas de soldados firmes, me saludan en cuanto pongo mis pies en el suelo.

Logre percibir el miedo, la sorpresa y el terror.

Mi estancia aquí cambiaba muchas cosas. Las filas militares de España ahora sabían que Niccolo Clark estaba más vivo que nunca.

Empecé a preparar mi llegada desde que supe en donde estaba Kenna. No di explicaciones algunas, puesto a que la máxima autoridad era la pelinegra a la que ahora mismo intentaba llegar.

Falsificar algunos documentos y hacer firmar a Fallon como mano derecha de mi esposa, no era una cuestión de suma relevancia después de todo.

-Bienvenido a la base principal beta de España, un gusto poder recibirlo mi General.

-Descanse, Capitán -me ajusto la boina a la cabeza.

Las ventiscas de aire eran suaves, pero frías, la madrugada en Ibiza era una situación difícil de perpetuar. Fallon me da un codazo que me alinea nuevamente, exactamente eran 18 personas entre hombres y mujeres los que ahora mismo tenía frente a mí.

Antes de tener el accidente en el jet hace algunos años, todos estaban al tanto de que no era cualquier persona. La mayoría de bases y estados me conocían por la eficacia e inteligencia con la que operaba; no es por nada, sin embargo las 53 medallas, 8 lazos y 25 reconocimientos que relucen no solo en mi traje sino también en el sistema y mi oficina, hablaban por sí solos.

Fui, soy y seré una maldita leyenda. En la mafia y en la milicia.

En el mundo únicamente existen cinco JEMFA, yo soy el único que logró llegar a ese cargo aun teniendo muy corta edad. He demostrado que nada me queda grande y que todo problema lo he evadido.

Muchos juzgan sin saber, arremeten contra mis acciones o decisiones aunque no saben que detrás de todo ello existen más motivos. Mis motivos. Y eso debería ser suficiente para callar miles de bocas.

Aquí la única villana no es Kenna, yo también tengo mi propia historia solo que nadie se ha atrevido a contarla.

-¡Buenos días mi General!

Suspiro dejando pasar a la rubia, quien se posiciona a mi derecha.

-¡Descansen soldados!

Paso saliva entrelazando mis brazos en mi espalda baja. Empezaba a moverme observando los rostros de cada persona.

No confiaba en nadie de los presentes pese a haber revisado ya su hoja de vida. Por experiencia propia digo que nadie es lo que parece y que siempre se tiene un par de muertos en el armario.

EL TRONO © #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora