CAPÍTULO 22

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Dos mitades de uno entero.

Dos mitades de uno entero

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Kenna Bianchi.

Para cuando regreso en sí, me encontraba en el balcón de la habitación con una tarjeta en mano y con un terrible vestido color azul bebe.

Mi cabeza aún dolía un poco aunque no demasiado para darme cuenta de que estaba llegando tarde a lo que se suponía debía hacer desde media tarde. Regreso mi vista a la tarjeta.

"Nunca

Psdt: Todo va bien, ¡En hora buena!"

Las letras estaban escritas con sangre, distinguía la caligrafía y el olor maderoso que el pedazo de papel desprendía.

Instantáneamente, una sonrisa se planta en mi rostro trayéndome recuerdos de cuando creí muerto a ojos grises. Deseo cambiar eso muy pronto.

Estúpida fui al pensar que podríamos compartir esto. Ambos estamos acostumbrados a querer ganar y yo no me voy a suprimir solo por el repugnante palpitar de mi pecho, peores cosas he resistido.

Uno de los dos va a tener inclinarse o morir.

Regreso a la habitación lanzando el papel y las rosas al fuego para después entrar al armario y sacar un conjunto de cuero negro con unas botas. Quince minutos más tardes ya me sentía como yo misma.

Me dirijo a mi tocador, retiro el cajón de en medio y vacío todas sus cosas sobre la mesilla. Debajo de este se encontraban mis pastillas anticonceptivas. No quiero volver a embarazarme, porque sí, soy tan fértil como cualquier animal en su época de celo. Lo del consultorio después del disparo fue puro show porque sabía que Ian tenía maneras de conseguir información acerca de mí.

Regreso todo a su sitio tomando mi maletín que estaba escondido sobre el techo del baño. Verifico que mi arma esté con los dardos puestos antes de lanzarme al vacío, me pongo en pie e inspecciono mi área inmovilizando a un sujeto cerca a la piscina.

-T uno, despejado.

-Cochera limpia.

-Copiado - respondo.

Corro y me salto la media pared del jardín quedándome únicamente el bosque. Unos kilómetros más y tomaría el auto.

Corro por lo que parecen ser horas y con el dolor en cada lado de mi cuerpo. No bromeaba cuando le dije al español que tenía debilidad muscular, posteriormente de que hace algunos meses visitáramos al médico de su organización y que este me haya detectado un indicio de cáncer; Asien se empeñó en formular vitaminas y suplementos para así poder al menos retrasar la enfermedad.

El Capo de la mafia amarilla tenía un doctorado en bioquímica intensiva, una maestría en radioactividad y otro par de títulos basados también en la medicina.

EL TRONO © #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora