La tormenta a mitad de la lluvia.
Kenna Bianchi.
Llega un punto en nuestras vidas en el que nos cuestionamos si el camino que hemos tomado es el correcto, en el que si los sacrificios, las heridas y las lágrimas obtenidas a lo largo del mismo, valen la pena. En mi caso, ahora viendo a mis niños jugar en la sala con Dante mientras Kenneth se encuentra sentado a un costado trabajando en lo que yo sirvo la cena, puedo decir que todo ha pasado conforme debería.
Alguna vez Beatrice dijo que no podría, que siendo quien era y con las cosas que tenía detrás, jamás llegaría a sentarme en la silla de Marcello. Si me viera ahora, estoy segura de que haría una de sus clásicas pataletas.
Si le hubiese hecho caso, si la hubiese escuchado por un instante, ahora estaría perdida y tendría su mismo final. Admito que no cambiaría nada de mi infancia, iniciando con ella, la loca me ha enseñado el significado de la resistencia y el poder que se tiene al creer en uno mismo. Yo no me detuve hasta lograrlo, los días que pensé que sería mi final, me levanté, ajusté mis puños, eliminé el dolor e hice nuevos planes.
En eso nos basamos, todos somos peones de alguien en algún momento. Nunca me gustó, así que dejé de defender a la reina para convertirme en una.
Ahora mismo con esta copa en el aire, clavo mi alma en el altar del diablo: -Salud hermanita -bebo un poco del vino especial que consiguió mi esposo.
Era tan protector que empezaba a hostigar.
-Ya está servida la cena -llamo obteniendo la atención de todos.
Dante con algunas canas a la vista, se burla con la mirada, mientras que Kenneth abre sus ojos.
-La envío tu hermana -su gesto se tranquiliza tanto que suelto la risa-. Si sigues con la indigestión en el baño vi un par de analgésicos.
Ojea a mi amigo con los niños conversando para dejar todo y alcanzarme, pasa sus manos por mi cintura pegando mi trasero a su entrepierna.
-Me perdí con las primeras cuatro letras de tu última palabra -susurra besándome el cuello.
-Compórtate.
Logro escabullirme en la cocina, me sigue para arrinconarme contra la barra en la primera oportunidad. Desde aquí no se podía tener una buena visión de la sala y esperaba que tampoco de allá para acá.
-¿Está prohibido besar a mi esposa?
-No estamos casados -le recuerdo, rueda los ojos.
-Terminología absurda.
-Sabes que no -meto mis manos en sus bolsillos traseros, ahora mismo él era más grande que yo porque me retiré los tacones hace un momento. Sin explicación alguna me dolían los pies-. Digamos que solo somos convivientes y que soy la madre de tus hijos.
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EL TRONO © #3
Mystery / ThrillerANTERIOR TÍTULO: DARK QUEEN Ya no me basta solo con recordarla. Ya no me basta solo con poseer su cuerpo solo por momentos. Quiero algo más. Aunque intenta resistirse, jamás renunciaré a ella. Jamás la dejaré ir. Nada nos separará. Ni ella. Ni nuest...