CAPÍTULO 21

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Los recuerdos me sangran en el alma y me pesan en mi presente.

Los recuerdos me sangran en el alma y me pesan en mi presente

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Kenna Bianchi.

Unas leves caricias en mi mejilla me despiertan. Casi de inmediato supe de quién se trataba.

Parpadeé un par de veces hasta adaptarme a la oscuridad de la habitación, todo se encontraba en un pulcro estado a excepción de la cama en donde reposaba.

El español me observa intrigado, ayer después del desorden que causamos en Florencia tuvimos que literalmente volar por todos los sitios posibles tratando de cubrir nuestras huellas.

Volvía a mis andanzas como el Anticristo, con la diferencia que esta vez trabajaba únicamente buscando venganza para mí y para lo que me hicieron.

-Ya es mediodía, Talisse. Me han dicho que aún no has bajado a comer ¿sucede algo?

Sucedían muchas cosas, Asien.

-Solo estoy cansada.

Arquea sus cejas sin dejar de deslizar su mano por mi muslo izquierdo, una táctica muy persuasiva de su parte. Lo que vendría luego era algo fijo, pero que podía evitar.

-La cena con Lady Kristal al parecer resultó mucho mejor de lo que esperabas.

Eso era un hecho. La mujer ahora mismo debe estar sonriendo de oreja a oreja después de que le ayude a conseguir un poco de diversión sin su padre.

La vida pública siempre solía ser un asco, mucho más si perteneces a la realeza. En mi tiempo como una "O'Connor" fui una de las figuras más altas de la socialité, lo cual es la cream de la cream allá en Washington. La realeza por sangre y dinero.

-La tengo en mi bolsillo, es lo único que interesa.

Bostezo.

-Por supuesto.

Asiento.

-Las fotos salieron hoy ¿no?

--Si y los teléfonos no han dejado de sonar. Kenneth se volverá realmente loco al leer la noticia.

El tinte de su voz cambia con la última oración, tornándose más... pesada.

-Loco siempre ha estado.

-Por ti -acusa.

-Si, por mí -me recargo sobre mis codos -. En el mundo existen muchas criaturas sobrenaturales disfrazadas de humanos, Asien. Aún no descifro a cuál de ellos represento que siempre hiptonizo, enloquezco y enamoro por donde vaya.

No hay hombre y juraría que ni mujer, en el mundo que se me resista. Soy tan hermosa que me lastima verme al espejo y soy tan malditamente inteligente que sé que si fuese hombre me tomaría a mi misma pero no me enamoraría.

Se queda en silencio sin retirarme los ojos de encima.

-¿Si sabes que soy capaz de dar mi vida por ti?

EL TRONO © #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora