Hay veces que la vida te sorprende, yo solo quería seguir en mi zona de confort. Mi vida era una completa tormenta, hasta que la conocí a ella y me mostró lo que era la calma.
-Las mariposas siempre están en el valle de la felicidad -habló Rebbeca y...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—Entonces yo quería ir a la heladería, pero mi hermana no quería, pues a ella no le gustan mucho los helados, ya que es alérgica al chocolate...
—¿Siempre hablas tanto? —pregunto y ella me mira, como pensando las palabras adecuadas para responder
—Depende —finalmente dijo y la observé confundido
—¿De qué? —la curiosidad me carcomia, ella era un completo misterio para mi y yo lo era para ella. Aunque hablará todo el tiempo no era algo lo cual podría decir que la conocía, simplemente sabía que decir para distraerte. Era una calma que distraía de la tormenta que se aproximaba. Era algo totalmente nuevo y diferente para mi. Lo que me aterraba.
—De quién seas —dijo mirándome, por primera vez se encontraba seria. Hacía una semana ya que ella había llegado y acercado a mi. Sus ojos oscuros parecían un abismo, tranquilamente podría caerme allí. Sería más cómodo que el abismo en el que ahora me encontraba.
—¿Quién soy para ti? —la pregunta salió por si antes de que pudiera negarla en mi mente
—Un misterio —volvió a sonreír y giro sobre su eje. Tomando un pincel.
Ambos habíamos entregado un trabajo igual, por lo cual como castigo nos hicieron pintar un mural. Ninguno era bueno dibujando, nos costó demasiado decidir que pintar, así que como Rebbeca dijo que tenía una idea yo la seguía.
—Tu también lo eres —susurré y ella me miró sonriente
—No lo soy, es fácil descifrarme si te lo propones —explico. Ya me había cansado, dejé el pincel en la pequeña mesa y observé el mural. Este era un paisaje, había seguido las indicaciones de la chica que se encontraba a mi lado que no me había dado cuenta de lo que pintaba. Una lágrima cayó y la quite rápidamente
—¿Por qué este dibujo? —intente que en mi voz no se notará lo roto que estaba
—Es mi valle de la felicidad —sonrío—. Aunque falta algo... —dicho esto se movió de donde estaba y unas mariposas monarcas aparecieron
—¿Y eso? —pregunté con molestia en mi voz, era algo ridículo el porque Rebbeca me recordaba a mi hermana, todo en ella lo hacía y por eso no la quería cerca. Me recordaba el dolor
—Las mariposas siempre están en el valle de la felicidad —parpadee atónito
• | Flashback | •
—Celi —sonreí, luego de que ella no haya despertado por un día, mi corazón se encontraba acelerado. Me había asustado demasiado
—¡Mat! Era hermoso, tendrías que haber ido. Los esperaba, tengo sueño... —dijo ella entre medio de un bostezo
El "bip" de la máquina comenzó a acelerar el ritmo. Ella continuaba sonriendo
—Les... —la llamo papá y ella lo miro. Seguía cada movimiento que hacía, algo en mí decía que era la última vez que la vería así
—Pa, era hermoso —rió, pero algo la hizo quedarse quieta—. Debo ir... Me están llamando... Mat, te dejo mi pedacito de cielo —extendió su mano hacía mi y lo recibí, aunque las manos de ambos se encontraban vacías— Y si no vuelvo, los amé —dicho esto sus ojos comenzaron a cerrarse lentamente—. Aunque las mariposas siempre están en el valle de la felicidad, nos vemos allí. —y su risa fue lo último que se escucho
• | Fin del Flashback | •
—No cuando las mariposas mueren en tan poco tiempo —dije ocultando toda sorpresa que anteriormente había tenido.
—Pero aún sabiendo que morirán disfrutan mostrando su belleza al exterior.
—Y todavía no entiendo la razón de eso —susurre, pero al parecer ella me escucho
—Yo tampoco y eso es lo maravilloso —nunca sabía lo que diría, era un completo misterio y eso me aterraba.
—¿Qué es eso? —pregunté al ver un sendero con girasoles
—Un sendero de girasoles —respondió y bufé
—¿Son todos colores vivos? Si así es el valle de la felicidad es completamente aburrido
—Claro que no, también están los colores oscuros, pero aparecen cuando te alejas un poco de aquí —señalo un sol radiante—. Si te alejas de la luz entonces aparece la oscuridad y los demonios
—Me gustaría estar allí
—¿Estás seguro? Allí solo puede salvarte él.
—¿Él? —pregunté desconcertado
—Sí
—¿Quién es “Él”? —la mire confundido, ella sonrío y señaló una parte del mural
—Alguien que te acompaña en todo momento y no deja que caigas aquí
—No estoy entendiendo nada, ¿sabes?
—Lo supuse —al terminar de decir eso su teléfono comenzó a sonar—. ¿Aló? —hablo cuando atendió el teléfono—. ¿Qué paso ma? Sí, en una hora supongo. No, la próxima. No mamá, no lo voy a hacer, ya saber. Samy dijo que lo haría ella, además Olaf se encuentra muy sucio como para salir. Quizá mañana. Bueno dale, nos vemos en casa ma, compren algo, tengo hambre. Te quiero —reprimí una risa al escuchar lo último
—Ya casi terminamos —dije al ver que guardó su celular
—Sí, está pequeña parte de mi vida se llama felicidad —ríe—. Eres interesante Mat —palmeo mi hombro al bajar de la silla en la cual se encontraba para llegar a las partes altas del mural
—¿Esto a qué se debe?
—No sé, simplemente lo quise decir.
—Mat, estás cambiando —hablo desde un punto del lugar
—No lo estoy —susurré y ella se acercó, la intente tomar de la mano, pero se desvaneció
—Bueno, ya me tengo que ir. Adiós Mat, cuídate —me saludo con un beso en la mejilla y desapareció de mi vista