Era ella, ¿en serio era ella? Quería pellizcarme para confirmar que era real y no perderla una vez más, pero no podía moverme
—¿Eres real? —le quería preguntar, pero mi voz no salía.
—¿Estás bien? —preguntó a la vez que revisaba mi herida. No podíamos tener un encuentro normal, en el sueño ella casi me había atropellado y ahora me golpeaba con... ¿Qué era eso? Miré el suelo y un disco se encontraba allí; este era de color naranja—. ¿Estás bien? —preguntó nuevamente y asentí. Mire a su lado y un perro blanco se acercó y me olfateo—. Olaf aquí —señaló a su lado, el perro se acercó a su lado y se sentó.
—¿Olaf? —la miré y ella se sorprendió
—¡Sí hablas! Por un momento creí que eras mudo—se sonrojo y miro detrás de mí—. Me tengo que ir, quédate con el gel, tengo muchos. ¡Nos vemos! —ella junto el disco y su mochila, mientras corría en dirección hacia donde miraba—. ¡Olaf, atrapala! —escuché decirle a su perro y la ví irse. Supe que nos volveríamos a ver, porque ya nos habíamos visto en un sueño. Teníamos una historia que completar.
—Llegué, ya han pasado dos horas —hablé con Samara del otro lado del teléfono
—Muy bien, ya te abro. Estoy disfrutando mi helado —hablo como niña pequeña. Podría tener 22 años, pero a veces no se lo creía nadie por actuar de esa manera.
—Por fin —dije al ver como abría la puerta
—¿Y? ¿Cómo te fue? —preguntó
—Mal, pero bien
—¿Qué hiciste Rebbeca? —me miro de manera sería y miré hacia otro lado
—Vamos con mamá y papá, no quiero contarlo tres veces o más —nos dirigimos al taller y allí estaban ambos revisando un auto.
—Rebbe dijo que le fue mal así que nos contará a los tres juntos, para no pasar tanta vergüenza. Palabras de ella —hablo Samara en italiano. En nuestra familia hablábamos tres idiomas: Inglés, Italiano y Español. Papá era profesor de italiano, la tía Iara vivía en Estados Unidos, por lo cual muchas veces nos hablaba en inglés, por lo tanto tuvimos que adaptarnos al idioma. Además íbamos a visitarla a veces.
—Hola pa, hola ma. —saludé en el mismo idioma que había hablado mi hermana—. Saqué a pasear a Olaf y un chico paso, yo justo lancé el disco y este le dió en la cara... —la risa de los tres me hizo detener, no era gracioso, podría haberlo lastimado peor—. Mire a Olaf y el muy traicionero... ¡se había ocultado entre sus patas! Luego me miro como: Te salvas tu solita de esta. No sabía que decirle al chico y él tampoco hablaba, ¡llegué a creer que era mudo! Creí que se desmayaría, estaba completamente pálido, más de lo que ya era... Cuando me respondió mi consciencia gritaba: No es mudo, no es mudo, no es mudo. Le dí el gel que siempre me prepara Samy —mamá me miro reprochando—. Sé que es el único que tengo mami, pero había un pájaro indefenso y un gato lo estaba por cazar, no podía detenerme ni unos segundos —hice puchero y ella bufó
—Rebbe, la próxima piensa un poco más en darle tu gel a un extraño —dijo ella y asentí— ¿El pájaro se encuentra bien? —sonrió y volví a asentir
—Logramos salvarlo con Olaf —hable y papá chocó los cinco conmigo
—Eso es bueno —ella se dirige nuevamente al auto que anteriormente estaba arreglando
Mamá era el tipo de personas que demostraba cariño todo el tiempo, al igual que papá, siempre supuse que al perder toda su familia mamá comenzó a expresarse más, quizás aún tenía miedo de perder. La amaba, ella se volvió muy fuerte y sé que papá la ayudo en ese proceso. Volvió a creer en Dios y papá cumplió su promesa.
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—Rebbe —hablo Samy de la otra cama
—¿Mmm? —murmure
—¿Qué tal tu primer día en la ciudad? —pregunto, se había quedado en mi habitación ya que era como una pijamada, amaba mucho los momentos así
—Sobreviví —ambas reímos y me quedé mirando el techo—. Pase por la casa antigua...
—Sabia que lo harías —dijo—. Fue un presentimiento
—Samy, ¿a ti también te dió un sentimiento extraño cuando nos mudamos aquí? —la mire entre la oscuridad, su sombra yacía quieta, estaba durmiendose
—Sí, pero sé que están con Dios, al principio fue la sensación rara porque nunca pudimos pasar un momento con ellos, quizás ese fue mi sentimiento raro. Tristeza, porque escuchaba a todos hablar sobre sus abuelos, tíos y primos de parte de madre... Nosotras no tuvimos ese privilegio —ríe sin gracia
—No lo sé, a veces me hubiera gustado que sea diferente...
—No se puede cambiar Rebbe, por algo estamos aquí. Gracias a eso somos lo que hoy somos. Quizá si no hubiera sucedido el accidente mamá no hubiera conocido a papá, tampoco existiría ❝En un mes creerás en Él❞
—¿Haz hecho ese desafío? —pregunté curiosa
—No me animo, creo que no podría, además si Dios no me lo da, entonces no es para mi. Quizá sea bueno, porque tal vez no es mi propósito; ¿y tú Rebbe? —vi como su sombra se posicionaba hacia mi y miré el techo
—En un sueño —nunca se lo había contado a ella, pero había una niña, ella me pedía que su hermano crea. No sé si era real, no es que me asustará la idea de pensar que tenía que hacer creer a alguien, me asustaba más la idea de pensar que había personas que aún no creían, ¿por qué no creían? Esa era mi gran pregunta.
Siempre había una causa para todo, ¿por qué no creían? o ¿Por qué habían dejado de creer? ¡Es Dios! Siempre está, en todo momento, pero ¿por qué no lo entienden?
—Rebbeca, hay personas que han estado solas toda su vida, no tienen motivos para creer que YO puede estar todo el tiempo, por eso mismo lleva mi palabra, no hay día en el cual ellos no necesiten de mí —escuché las palabras de Dios y comencé a llorar, amaba su voz
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Valle de la Felicidad. [EUMCEE 2]©
Novela JuvenilHay veces que la vida te sorprende, yo solo quería seguir en mi zona de confort. Mi vida era una completa tormenta, hasta que la conocí a ella y me mostró lo que era la calma. -Las mariposas siempre están en el valle de la felicidad -habló Rebbeca y...