Hay veces que la vida te sorprende, yo solo quería seguir en mi zona de confort. Mi vida era una completa tormenta, hasta que la conocí a ella y me mostró lo que era la calma.
-Las mariposas siempre están en el valle de la felicidad -habló Rebbeca y...
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—¡Tío! ¿Cuánto tiempo? —salude a Harry y el me abrazo fuertemente.
—Mi niña, has crecido demasiado, ya estamos viejos Valerie —le dijo a su esposa y está lo miro con una ceja levantada.
—El viejo serás tú, yo me veo como si aún tuviera 20 años —movió su pelo de manera en la que una diva lo haría.
—¿Veinte años en cada pie? —sonreí burlona y Harry chocó los cinco conmigo.
—Eras mi sobrina favorita —negó lentamente Valerie y reí.
—Ya tía, no te ofendas. Es todo broma, ¿mis primos? —mire alrededor, la habitación que alquilaban se encontraba abierta así que entre en busca de tres adolescentes pubertos, como les decía Samara a todos, los tres se encontraban limpiando, en su cara se demostraba que habían sido obligados a hacerlo.
—Rebbeca no te rías de tus pobres primos, en serio estamos sufriendo —lance la risa que estaba aguantando cuando Ryan hablo.
—No puedo evitarlo —hable entre risas.
—¡Ya! ¡Rebbe! —se quejo Tahiel—. Ayúdanos —movió sus largas pestañas en dirección a mí para lograr convencerme.
—¿Por qué el castigo? —pregunté estirando la sábana sobre el colchón de la gran cama.
—Ryan y Tahiel comenzaron a pelear mientras sho estaba en las nubes mirando un vídeo en shutub para hacer una torta, pero me tiraron todos los ingredientes... Entonces como mamá shegó, nos mandó a los tres. Aunque sho no hice nada, estoy enojado con eshos —bufo Lautaro mientras me alcanzaba una frazada—. Hoy shega el nuevo, así que nos dieron como castigo limpiar está pieza —rodó los ojos.
—¿Nuevo huésped? —pregunté y ellos asintieron sincronizados.
—No es de aquí, ha nacido en China o Japón, tiene los ojitos así —dijo Ryan y se achino los ojos con sus manos, Tahiel lo golpeó.
—No te burles de las personas de otros países.
—Todo porque él es de India —respondió burlón Lautaro y Ryan río.
—Oigan, que ustedes no sé quedan atrás —mis primos eran adoptados, cuando Harry se estero que Valerie no podía tener hijos decidieron adoptar tres niños, no sé qué locura tenía mi tío en su cabeza, pero los tres eran revoltosos de la misma edad. Fue divertido verlos sin ninguna experiencia intentar criar tres niños de ocho años. Ahora ya tenían quince años, ellos amaban a Harry como su padre, nadie los había querido por tener diferente nacionalidades, por eso mis tíos eran maravillosos, ellos no juzgaban.
—Ya, dejen de pelear. Al fin y al cabo luego terminar estando juntos nuevamente —les digo y ellos se sonrojan, logrando que ría.
—Becks, el chico tiene tu edad —levanta las cejas Ryan y yo bufo.
—Ok, eres muy chico para andar buscándome novio, ya deja eso por favor. Estoy bien, tengo diecinueve años, si muero soltera seguiré enamorada de Jesús, además yo quiero uno como el Rey David, sino no me casaré —sentenció y ellos se miran entre sí.
—Morirá soltera —suspiran diciendo al mismo tiempo y yo frunzo el ceño.
—Son malas personas.
—Ay, primita. No son malas personas las que dicen la verdad... las que no dicen la verdad si lo son.
—Ok, pero esto no queda acá —los señalo y me dirijo a la cocina.
—¡Rebbe! —grita Samara y me abraza.
—Loca —le susurro y ella ríe.
—Bendita locura la nuestra —guiña un ojo hacia mi y sonrió.
—Vamos a casa. Mamá nos dijo que hoy iban a cenar John y Abi —hace un pequeño baile y yo largo la risa.
—Bueno tíos, nosotras nos vamos. Se cuidan mucho —les doy un beso en la mejilla a cada uno, al igual que mis primos.
—El sábado estaremos haciendo una cena de bienvenida para el nuevo integrante de la casa, así que están invitados. Díganle a los distraídos de sus padres.
—Esta bien —digo entre risas y salimos camino a casa, con Samara hablamos de cosas triviales y algún que otro chiste.
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Hay cosas que no logro entender, pues mis pies flaquean demasiado.
Tengo miedos e inseguridades, pero te veo en cada reflejo lleno de cicatrices.
Apareces allí a protegerme, a veces me da miedo verme.
Te falló cada día en el intento de ser mejor.
¿Por qué sigues aquí Jesús?
Porque te amo.
Respondes dulcemente y mis lágrimas caen como si de un río se tratara.
Siento tus brazos rodearme, protegiéndome de aquellas personas que me juzgan por ser diferente, por seguirte.
No temas. Me dices y mis pies tiemblan cayendo al suelo.
Tus alas protectoras me cubren de aquellas flechas que lanzan los que observan desde afuera.
Estás aquí, siempre.
Acompañando mis noches oscuras, mis momentos de debilidad, cuando lloro y cuando río. Estás en todo momento, acompañando a alguien que cae más veces de las que camina, pero continuas a mi lado a pesar de que te he fallado.
—Diario de una chica cristiana.
Mamá a veces escribía lo que pensaba en un cuaderno, pues ella se descargaba de esa manera. Tenía un diario donde había escrito demasiadas cosas para Dios. Ella me lo había obsequiado como forma de guía, quizá porque yo me parecía a ella.
Fallaba, más de lo que amaba. Había llegado odiar a Dios, pero con el diario de mamá y la historia, entendí que sus planes son perfectos. Cada cosa pasa por algo.
Anhelaba que los abuelos y los tíos continuarán aquí, junto a nosotros, pero no podiamos. A veces le pedía a Dios que los cuidé allá en el cielo.
Mamá me contaba anécdotas con ellos que eran muy divertidas, por ejemplo la vez que tía Male, tío Blaise y mamá salieron a caminar, pues la tía no hacía demasiado ejercicio y mamá mucho menos, así que Blaise al estar estudiando medicina les iba dando indicaciones, que ellas no seguían para que no les duela el cuerpo al otro día. Cosa que acabo empeorando ya que las indicaciones del tío era para que no les duela. Fue una mala pasada de ellas ya que no le preguntaron al tío para que eran esas indicaciones.
A veces quería haberlos conocido. Tener a la tía Samay compartiendo gustos o escuchar sus voces. Al fin y al cabo las mariposas siempre viven poco tiempo yéndose al valle de la felicidad.