Capítulo 23 • ¿Samara...?

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ADVERTENCIA DE PALABRAS FUERTES.

El reloj marcaba las [00:00 hrs], todo se encontraba oscuro alrededor; Samara había salido con sus amigos de secundaria a una reunión de reencuentro, se me hacía raro el hecho de que aún no había regresado, pues ella siempre regresaba temprano

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El reloj marcaba las [00:00 hrs], todo se encontraba oscuro alrededor; Samara había salido con sus amigos de secundaria a una reunión de reencuentro, se me hacía raro el hecho de que aún no había regresado, pues ella siempre regresaba temprano

—Señor... Cuídala —y me dormí profundamente.

Escuché ruidos de la cocina, los cuales lograron despertarme, tome un bate que siempre tenía por si algo sucedía y me dirigí allí con temor. 

Caminé en puntillas y al acercarme me encontré con Samara, la cual sus ojos se encontraban rojos, su ropa estaba un poco rota y ella no dejaba de llorar, me acerque para verla mejor y encender la luz, pues con solo la luna no era posible, pero sostuvo mi mano impidiéndolo y con esto pude notar que su cuerpo temblaba.

—¿Samara...? ¿Estás bien? ¿Qué sucedió? —con mi ultima pregunta ella negó y se desvaneció cayendo al suelo—. ¡Mamá! ¡Papá! ¡Por favor, despierten! —mis gritos eran desgarradores mi garganta comenzaba a doler, temía por Samara, nunca la había visto de ese modo

—¿Qué sucedió? —pregunto mamá cuando llego y se arrodillo a mi lado

—No lo sé, no dejaba de temblar, estaba llorando, no lo sé mamá. Tengo miedo —entonces mis padres cargaron a la chica que me enseñaba sobre la biblia en el auto, mi cuerpo los seguía por inercia, pues mi mente estaba en mil lugares a la vez y en cada uno de ellos llegaban más y más preguntas.

—Nada hay que temer —respondió ella con tranquilidad, o al menos eso aparentaba—. Vamos al hospital, Efraín —le dijo mi madre a mi padre y este acelero lo suficiente. Las calles estaban desiertas, pero no le puse atención a eso, sino a mi hermana mayor la cual aún desmayada lloraba y temblaba. 

—¿Qué sucedió mi pequeña? —escuché el susurro de papá que hasta ahora no había emitido ninguna palabra—. Mi hija, se desmayo —eso fue lo que dijo Efraín Di'Angelo cuando bajo del auto con Samara en brazos, de inmediato unos enfermeros se acercaron con una camilla y comenzaron a llevarla dentro de aquel lugar tan frío. No me gustaban los hospitales, pues en el se encontraba un hilo tan fino de la vida y la muerte que me asustaba, no se parecía en nada a mi valle de la felicidad, palmee mis bolsillos y note que no había tomado mi celular. También notando con ello que aun estaba en pijama y no traía ningún abrigo. El frío del lugar se calaba en mis huesos ocasionando que comience a temblar.

—Samara Di'Angelo —salió un enfermero y nosotros nos acercamos de inmediato—. La señorita esta estable, solo tuvo un estado de shock lo cual provoco el desmayo. Notamos unas marcas las cuales se nos hicieron sospechosas, no se si quieren que ella también lo sepa... —la mirada de los tres se dirigió a mi y yo asentí a modo de suplica. Mi padre asintió con la cabeza y el hombre comenzó a hablar nuevamente—. Las marcas estás son producto de maltrato, ¿ella tiene algún novio o alguien? —los tres negamos con seguridad, conocía a Samara tanto como a mi misma, sabía que no le gustaba nadie, sus expectativas en el amor eran demasiadas altas y el único chico que le llamaba la atención era Stray Kids—. ¿Alguna conquista o alguien con el cual se encontraba? 

—Señor, mi hija no es así. Hoy ella salió a una cena de reencuentro con sus compañeros de secundaria, pero al llegar se desmayo y mi hija menor la encontró —mi papá me señalo a mi y yo asentí dándole la razón 

—Comprendo la situación... Lamento decirles esto, pero... —el hombre trago saliva como sintiendo pena por decirnos lo siguiente, mi corazón se acelero antes los nervios— su hija tiene indicios de violación —mis lágrimas comenzaron a caer, papá tuvo que sostener a mamá porque cayo al suelo de rodillas

—¿Ella... ella está bien? —me atreví a preguntar

—Tiene fuertes golpes, parte de su cuerpo se encuentra muy lastimado. Es algo increíble que haya salido viva de eso... También le hicimos una prueba de sangre y había droga en ella. Es un caso bastante serio por lo tanto estaremos informando a la policía —todos nos encontrábamos confundidos. Nadie tenía problemas con ella, nunca se había metido en problemas ni mucho menos en alguna pelea, siempre estaba en contra de las injusticias y sobre todo era una persona la cual muchos llamarían perfecta, sabia que ella se preocupaba por eso, pero tenía miedo por lo que ella tenía que enfrentar en momentos como este. ¿Qué pensaría? 

—¿Cuándo despertará? —logró preguntar mamá luego de salir del trance

—En estos momentos le estamos dando medicamentos por la intoxicación con droga. Estará unos días durmiendo, su cuerpo nunca ha tenido estás sustancias en el por lo tanto llevará tiempo que los anticuerpos puedan combatir estos. —asentí lentamente procesando toda la información, la habían drogado, violado y golpeado. Lloré aún más, mi hermana... Había pasado un infierno—. Quiero informarles también que Samara sufrió una sobredosis, por lo tanto es posible que no despierte... —y caí, no recuerdo que sucedió luego de aquello, solo que deje de escuchar lo que a mi alrededor ocurría un "pii" empezó a sonar de manera molesta en mi cabeza.

—No, no es posible... No puede pasar esto, ella aún no ha cumplido todos sus sueños, ¡haga algo! ¡Es su trabajo! —le grité a aquel enfermero el cual no era culpable

Si algún día ya no te puedo acompañar en todos tus pasos, no te enojes Rebbe, no te enojes porque son los planes de Dios —sus palabras se hicieron presentes en mi mente de manera inmediata. Me aleje de allí sentándome en una silla cercana, tomé mi cabeza con frustración y tuve tanto miedo de todo, me sentí vulnerable, necesitaba un escape a mi valle, necesitaba a mi hermana, no quería perderla. Sentí unos brazos rodearme y un olor bastante distinguido

—Todo va a estar bien, ella es fuerte Rebbe —la voz de Mateo me hizo volver a la realidad, a mi realidad. Sus ojos se encontraban rojos, su pelo estaba revuelto asi que suponía que recién se había levantado. 

—¿Cómo? ¿Cómo estás aquí? —pregunté con la poca voz que me quedaba. Uno de mis defectos es que luego de gritar un poco me quedaba fácilmente sin voz

—Vine porque me necesitabas —así pude relajar mi cuerpo. Comencé a llorar, porque sentí demasiado miedo. No quería perder a Samara, no quería vivir esto otra vez.

Valle de la Felicidad. [EUMCEE 2]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora