Hay veces que la vida te sorprende, yo solo quería seguir en mi zona de confort. Mi vida era una completa tormenta, hasta que la conocí a ella y me mostró lo que era la calma.
-Las mariposas siempre están en el valle de la felicidad -habló Rebbeca y...
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Tierno, se veía demasiado tierno. Mateo se encontraba jugando a los dragones y princesas con Anne, se veía feliz. Parecía que retenía demasiado dolor, pero no sabía que debía hacer para que él pueda estar en paz.
—¡Rebbe! —grito Eitan y me sobresalté cayendo de la silla
—Ay, ¿qué pasó? —lo miré molesta y él reía a carcajadas
—Ya deja de mirar al nuevo, pareces acosadora —explico cuando dejo de reír
—Es que se ve tierno —mire a Eitan y este sonreía
—¿Te gusta? —levanto las cejas de manera coqueta y yo negué
—No, tú ya sabes quien me gusta. Eres mi mejor amigo, no te hagas; llevo enamorada de él hace tres años. Es solo que Mateo me da curiosidad...
—Ay sí, estos chicos de ahora llaman curiosidad a gustar, como cambian los tiempos —fingió ser un anciano y yo comencé a reír
—Tienes dieciocho años y ya pareces mi abuelo —continue riendo
—Becks, ¿cómo vas con eso? —hablo serio y yo hice una mueca
—A veces me cuesta —fingí una sonrisa y él sonrió de lado
—Sabes que estoy aquí —dijo y yo asentí
—No quiero hablar mucho de eso... Volviendo al tema; no me gusta. Simplemente creo que merece conocer el valle de la felicidad —expliqué
—Rebbe, mucha gente merece conocerlo, pero no todos quieren, ¿cuál es la razón de Mateo para conocer el Valle de la Felicidad? Tu tampoco vas muy seguido, a todos nos cuesta regar las plantas y mantener el valle de la felicidad vivo, nos cuesta mantener la felicidad fluyendo a cada instante. Mateo, ¿podrá con eso?
—No lo sé...
—Más importante Becks, cada cual mantiene su valle, a ti te cuesta a veces, ¿podrás con los dos valles?
—No... —respondí suspirando
—No entres en el valle de la oscuridad, sabes que en esos lugares Él no puede salvarnos; ha no ser que lo llamemos —miro hacía el cielo estrellado y un poco de vapor salió de su boca
Había estado bastante tiempo con Eitan, cuando sentí como alguien tocó mi hombro
—Oye —Mateo cargaba a Anne en sus brazos, está se encontraba dormida—. ¿Dónde puedo dejarla?