Capítulo 27 • El poder del perdón

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—¡Hola! —saludé de manera alegre y observé como Mateo se acercaba con su ceño fruncido

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—¡Hola! —saludé de manera alegre y observé como Mateo se acercaba con su ceño fruncido. Decidí no darle mucha atención por lo cual mire nuevamente al hombre que estaba reposado en aquella cama

—Hola chicos, ¿qué es lo que los trae por aquí? —pregunto con su sonrisa particular

—Andamos hablando de un héroe, tanto niños como adultos. Hablando de Dios —el hombre hizo una mueca y vi a Mateo acercarse más a nosotros

—Deje de ver a ese héroe hace mucho tiempo, cuando una de mis hijas falleció de cáncer...

—Seguro su hija quería que usted siga feliz... —comenzó a decir Mateo

—No es eso, se supone que los hijos deben enterrar a los padres. Nadie está listo para enterrar a un hijo, pero en mi caso fue así —suspiré evitando las lágrimas, pues hacia horas atrás mis papás pensarían lo mismo, Mateo se encontraba de la misma manera, sabía que esto le recordaba a su hermana menor. 

—Hay veces en los que Dios nos pone retos que aunque sabe que son difíciles él se encuentra acompañándonos en todo momento. Miré —me señalo a mí—, su madre perdió a sus tres hermanos y sus padres en un solo día, tan solo en unos minutos, y hoy estuvo a punto de perder a una de sus hijas, pero ¿sabe algo? Ella aunque se encontraba destrozada continúo creyendo y aún con lágrimas agradeció a Dios porque había vivido y disfrutado muchos momentos con ella. Por eso mismo aunque las personas sean pasajeras, debe agradecer que su hija vivió y pudo disfrutarla... 

—Hice muchas cosas malas en mi pasado por el simple hecho de tener miedo —me sentí excluida de la charla, por lo que solo me límite a observar

—Si usted se arrepiente de corazón entonces puede volver a comenzar, solo dígale a Dios que quiere renovarse y quiere que todo comience nuevamente. Que será mejor persona y quiere perdonar, perdonar a aquellos que hizo daño y a los que lo dañaron. El poder del perdón cambia vidas y corazones —Mat sonrió y yo lo miré aliviada. Él había crecido tanto en cuanto a personalidad, espiritual y se lo veía diferente. El Mateo actual y del pasado no se reconocerían en el presente, saque mi celular discretamente y le tome una foto, la mire y se veía bien.

—No se si mi esposa e hijo al cual abandone hace años quieran perdonarme. Los abandoné en el peor momento. 

—No lo sabrá hasta que lo intente, no es fácil, pero pídale dirección a Dios, él te dirá como hacerlo y tocará los corazones de ellos de una manera en la cual todos puedan perdonar —sonreí orgullosa

—Muchas gracias, ¿Cómo es tu nombre muchacho? —Mat abrió los ojos sorprendido y miro al lado de su cama fingiendo no haberlo escuchado

Valle de la Felicidad. [EUMCEE 2]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora