Capítulo 15

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Comenzamos a correr, pero no pasaron ni cinco minutos cuando los chicos ya habían tomado ventaja, bastante diría yo.

—Chicas.—hablé algo alto para llamar su atención.

—¿Alicia qué pasa?.—dijo Dania que venía corriendo a mi lado derecho.

—Conozco un atajo.—todas me voltearon a ver.

—¿Por dónde?.—dijo Mia que venía junto a Dania.

—El pasillo que lleva a primero, por ahí llegamos más rápido y aceptemoslo si no lo tomamos tal vez tengamos que hacer doble tarea.—dije algo entrecortada por el esfuerzo, todas se voltearon a ver.

—Esta bien vamos por ahí, que al fin y al cabo nunca dijimos nada sobre atajos.—habló Zaira, también con dificultad.

—Bien vamos por ahí.—señalé al pasillo en el que tendríamos que dar vuelta, todas asistieron y comenzamos a correr más rápido.

—¿A cuánto queda la cancha de fútbol a partir de este pasillo?.—preguntó Dania, con un cansancio casi notorio, ¿o yo soy muy observativa?

—Creo que unos 10 pasillos más.—dije y las oí suspirar, el repentino "dolor de caballo" comenzó a molestarme, por inercia llevé una de mis manos a mi costado derecho, lugar donde sentía el dolor.

—Pero teníamos que aceptar.—reprochó Zaira.

—Si, necesito ropa nueva.—habló Mia.

—Bueno en eso concuerdo con ella.—dijo Dania.

—Para la otra hay que hacer cuentas antes de aceptar.—dije, inhale, vaya condición que me abandona justo ahorita.

—Bueno bueno ya, vamos nos quedan ocho pasillos más.—dijo Zaira.

—¿Cómo irán los chicos?.—preguntamos Dania y yo a coro.

—Ni idea.—respondió Mía.

Narra José

—Oigan.—me voltearon a ver.—¿Dónde quedaron las chicas?.

Brandon intentó voltear.

—Aún vienen atrás.—dijo.

—Oh vamos lo más seguro es que ganemos, no hay de que preocuparse ¿Cierto?.—dijo Víctor.

—Pues...—dudó un poco Martín.

—Ganaremos así que sigan corriendo.—dijo Brandon.

El repentino sentimiento de culpa me invadió.

—¿No creen qué si ganamos será mucha la tarea qué cargarán las chicas?.

—Oh vamos viejo ¿prefieres ir al centro comercial y estar en tienda tras tienda hasta que nuestro cartera reviente?.—exageró Víctor.

Pero por alguna extraña razón si prefiero eso a verlas con mucha tarea, de por si nos desvelamos haciéndola, no me imagino que sucederá si hacen la nuestra.

Ya nadie dijo nada y todos continuamos corriendo al mismo paso.

-—Chicos, ya no se escuchan las chicas.—dijo Martín algo preocupado.

Todos giramos como pudimos y era verdad las chicas ya no estaban, nos detuvimos.

—¿Creen qué les haya pasado algo?.—preguntó Brandon, regulando su respiración.

—No estoy seguro.—murmuré agitado.—Aunque se hubieran quejado ¿no creen?

Se escogieron de hombros

Un desconocidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora