Capítulo 59

89 2 0
                                    

Narra Alicia.

Ya decía yo que la felicidad no es eterna.

Justamente ahora me encontraba corriendo a la habitación de mi hermana, mi mamá solo me había dicho que fuera con ella y que me marcaba en unos quince minutos, pero por el tono de voz que usó me dio el ligero presentimiento de que algo no andaba bien.

Cuando llegué a su habitación tomé aire y después toque varias veces, una Carmen claramente modorra salió a recibirme, le sonreí inocente y me dejo pasar.

—Alicia son las once y media, ¿qué haces aquí?. —preguntó Carmen.

—Perdón, pero mi mamá me llamó y me dijo que viniera por mi hermana, por cierto, ¿donde está?

—Aquí estoy.—Dennis salió del baño, traía cara de cansancio y su pijama puesta.

—Mi mamá me llamó.

—Lo sé. —suspiró. —Me mandó un mensaje, deja le llamo y le digo que ya estas aquí.

Asentí y me senté en su cama, todavía me estaba recuperando de la corrida.

—Como sea.—Carmen se tiró en su cama, mi hermana rodó los ojos y agarró su celular que se estaba cargando.

Y como si fuera por arte de magia mi celular comenzó a vibrar, le mostré la pantalla a mi hermana, ella asintió y yo conteste.

Ya estoy con Dennis ma.
Suspiró.Niñas necesitó que hablen con su abuelito, Angie está con su tía y ella ya lo hizo.

—Yo no puedo.—me quité el celular de la oreja y se lo pasé a mi hermana.—Hablale tú.

Asintió un poco insegura y agarró el celular.

—Ma, ¿qué tengo que hacer?. —silencio.—Está bien.—me miró unos segundos y después suspiró.—Abuelito.—su voz se comenzó a quebrar.—Te quiero mucho.—y estalló en llanto.—Te prometo que todo va a estar bien, que estaremos bien, pero por favor despierta.

Mi hermana ya se encontraba llorando, Carmen se sentó a su lado y la abrazó, ¿yo?, yo había empezado a llorar desde que le di el teléfono a mi hermana.

—Descansa abuelito, te quiero mucho.

Mi hermana me miró y me paso el teléfono, negué con la cabeza y se puso de pie para darmelo en mis manos—momentos antes yo me había levantado de la cama—suspire y acerqué mi teléfono a mi oreja.

Ahora Alicia.
—No puedo mami.—lloriqueé.

Andale mija, ya nada más faltas .—respiré profundamente.
Abuelito, yo no que decirte.—lloré.—Por favor despierta, que todo vuelva a la normalidad, todos te necesitamos, por favor despierta.—me limpie unas lágrimas de mis mejillas, lo cual fue en vano porque seguían saliendo.—Te quiero mucho. —silencio.—Te quiero mucho abuelito, no lo olvides.

Un desconocidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora