Narra Alicia.
—José, ¡se besaron!
—¿Cómo es que alcanzaste a ver?
Me encogí de hombros.
—Si se ve.
—Claro que no.
—Entonces presté atención.
—Según.
Rodé los ojos.
—Da igual yo los vi.
Estiré mi pie e intenté mover mi tobillo, tenía la ligera esperanza de que solo haya sido el momento y ahorita ya no me dolería, pero me equivoqué al parecer si era una torcedura, suspire y volví a doblar mi pierna, dejando mi tobillo de lado.
—¿Cómo te paso?
Me encogí de hombros.
—Supongo que cuando este enojada evitaré irme caminando.
Volteé la cara, me acerque más a la orilla y puse mi mano en el agua, comencé a chapotear con ella.
—Yo...
Alcé la mirada confundida encontrándome con la de José, le hice una seña con la mano para que siguiera hablando.
Negó con la cabeza.
—No...no es nada.
—José ya dime.
—Me.—torcí los ojos.—¿Qué se siente?.—preguntó con burla.
Le saqué la lengua y me crucé de brazos indignada.
—No es divertido si tú lo haces.—volteé la cara para otro lado.
—No, siempre lo que tú haces es divertido, pero si otras personas lo hacen ya no.
—Ya me cansé José.—volteé a verlo.—Todo el maldito día hemos estado como perros y gatos, al principio del día sé que yo tuve la culpa, lo admito, yo quería hablarlo contigo, tranquilos, pero cada que intentamos hablar salimos más peleados, ya me canse, de verdad que sí.
En todo el tiempo que hable él estuvo viendo a otro lado, suspire y me senté dándole la espalda.
—Alicia.
Lo miré de reojo, tenía su mano estirada, como si me quisiera voltear.
—¿Qué?
—Se que tenemos que hablarlo.
Me giré quedando frente a él, de nuevo.
—Si, pero hoy ya no José.
Bajó la mirada.
—¿De qué sirve que queramos hablar si aún estamos enojados?
Alzó la vista.—Tienes razón Alicia, mañana temprano lo hablamos.
—Así será.-suspire frustrada.—Pero finjamos que todo está bien ¿si?, no quiero que nuestros amigos estén preocupados y nos vayan a estar haciendo preguntas.
—Me parece bien.
Intenté sonreirle, pero me salió muy fingida.
—No hagas eso.—lo miré confundida.—Te conozco perfectamente y se que esa sonrisa es fingida.
—Lo siento, supongo que no fue adrede.
Asintió, nos quedamos en absoluto silencio, volví a acercarme a la orilla para meter mi mano en el agua, así dure unos cuentos minutos, hasta que el motor de la lancha me hizo volver a la realidad, volteé a ver a José.
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Un desconocido
ChickLit¿Dos completos desconocidos pueden llegar a ser mejores amigos? Alicia y José, dos desconocidos que con un día tuvieron para hacer una conexión. Dicen que de los mejores amigos se enamoran, ¿pero ellos serán una excepción? Ellos demostraran que no...