Capítulo 29

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Negó con la cabeza y se soltó de mi agarre, entre cerré los ojos y me volteé a ver a los demás al mismo tiempo que la puerta se abría y se cerraba, suspire, me puse a ver a cada uno, alguien hable o juró que me voy a ir corriendo detrás de él.

—Amiga.—clave la vista en Zaira.—Ve, igual contarnos no es muy importante.

—Desde ya les aclaró que no salí con él porque me gustara o algo, me pidió que lo escuchara porque esta teniendo problemas.

—Alicia.—volteé a ver a Víctor.—Ve y explicáselo a él.

Asentí, no me interesa más nada, abrí la puerta y la cerré tras mis pasos, volteé a ver el pasillo a ambas direcciones, ¿a dónde te fuiste José?

Narra José

No quiero saber nada que esté relacionado con Armando, debo de admitir que me cae mal y no porque este celoso, si no porque a lo lejos se nota que quiere apartarnos de Alicia, y eso no le voy a permitir, aparte necesito aire fresco, esto fue un muy buen pretexto.

Primero camine sin rumbo alguno, pero después de cinco minutos, creó, decidí dirigirme a la cancha de fútbol, el clima estaba fresco, ya no llovía, sólo estaba nublado, igual no descarto la idea fe que pueda llover como la tarde anterior, o tal vez a lo mucho chispea.

Cuando llegué a las gradas me senté en las del medio, quería pensar, disfrutar un rato estando sólo, del aire que chocaba en mi rostro, cerré los ojos y así permanecí por bastante tiempo, pensando en demasiadas cosas relacionadas con ella.

Narra Alicia

Llevaba como veinte minutos  caminado por toda la escuela y no lograba encontrarlo, bueno no era en toda la escuela porque me faltaba la biblioteca y las canchas, descarté la biblioteca, porque a la bibliotecaria no le gusta abrirla los domingos e igual nadie iría, me dirigí a la cancha de fútbol, es la más cercana, «por favor que José este ahí»

Narra José

Creó que ya se me había pasado el coraje, cubri mi cara con mis manos nuevamente, me había estado frotando muchas veces, sentía las mejillas heladas, alcé la mirada tras escuchar un suspiro.

—Al fin te encuentro.—murmuró agitada.

—¿Qué pasó?

—Pasa que...—respiro profundamente, recuperando el aire que, supongo, perdió cuando llegó hasta aquí.—Tenemos algo pendiente.

—Esta bien.

—¿Puedo sentarme?.—preguntó tímida.

—Claro.—palmeé el lugar junto a mi.

—¿Por qué ya no me contestaste?.

—Pues estábamos viendo una película y me quedé sin batería.

—Hum, ¿Seguro que sólo fue eso?

—Si.—me rasqué la cabeza.

—No te creo.—cruzó los brazos.

—Bien, Alicia está algo molesta conmigo y después yo me enoje con ella.

—¿Por qué?.—preguntó me giré a verla, en todo este tiempo había estado viendo al frente.—Digo si puedo saber.—murmuró tímida.

—Lo siento, pero preferiría que eso quedara entre ella y yo.

Asintió.—Lo entiendo, si puedo hacer algo por ustedes me dices.

—Gracias, pero ya estas haciendo bastante.

Sonrió.—No agradezcas José, creó que ella lo merece.—nos pusimos de pie y me abrazo tomandome por sorpresa, Tania va con nosotros en clases, es de la misma estatura que Alicia y tiene el cabello negro, piel morenita y ojos cafés oscuro.

Un desconocidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora