Narrador.
—Ya llegamos.
El auto se detuvo en la casa de Zaira, ella se enderezó, le dio un beso en la mejilla a Mario y volteó a despedirse de sus amigos.
—¿Se durmió ya?
José la miró confundido y bajo la mirada encontrándose con una Alicia "dormida".
—Ni me había fijado.
—Bueno, adiós José, adiós Mario, gracias.
—Hasta luego Zaira.—contestaron ambos chicos.
Una vez que Zaira entró a su casa Mario volteó a ver a José.
—¿Me puedes hacer un favor?
—Si dime Mario.
—Tocale la cara, tengo un mal presentimiento.
José asintió, puso una mano en su frente y luego en su mejilla, después en su cuello.
—Esta algo caliente.
—¿Te molesta si vamos a una farmacia antes?
—No Mario, no te apures.
El recién nombrado asintió y puso el auto en marcha de nuevo.
—Oye Mario.—alzo la mirada para verlo por el retrovisor.—¿Qué le pasó?
—Cuando ya íbamos le dieron ganas de vomitar, y si vomitó, fuimos a cenar y le dije que si se seguía sintiéndose mal nos regresabamos.
—¿Entonces ya no se sintió mal?
—Yo creo que sí, pero como la niña se puso celosa quiso ir al baile.
—¿Celosa por qué?.—frunció el ceño, Mario rió.
—Porque cierto chico iba a ir con otra persona que no era ella.
—¿Fue al baile por mi?
—La obligamos a ir, pero si, fue por ti.
José miró a su mejor amiga con cierta culpa.
—Mario es mi culpa que esté así ahora.
El recién nombrado se dio una palmada en la frente.
—La verdad yo no sé qué hace mi niña Alicia con ese Jack, ustedes son igualitos.
—A ella le gusta él.
José rió y Mario rodó los ojos.
—Ustedes dos se gustan pero se niegan a verlo.
—¿No será que Jack no te cae bien?
Mario lo miro de nuevo por el espejo retrovisor, José se encogió de hombros.
—Ese chico me da mala espina, como le dije a ella solo la comparto contigo.
—Me siento alagado por eso, pero Jack es bueno, solo conócelo más.
Mario negó haciendo reír de nuevo a José.
—Hay algo que no me cuadra, pero bueno, ¿Me esperas aquí?
El muchacho asintió, Mario detuvo el auto y se bajó, José comenzó a acariciarle la cara a Alicia, se acercó y le dio un beso en la frente, luego en la nariz y por último en los labios, fue el beso más corto que le había dado, y se arrepintió al instante, pero lo hecho hecho estaba y se recriminó varias veces por haber sido impulsivo.
Mario abrió la puerta donde estaba él sobresaltandolo un poco, saco de una cajita un termómetro y se lo puso en el cuello a la chica, después de ciertos minutos el aparato comenzó a pitar, Mario lo agarró y su expresión neutra cambio completamente a una de terror.
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Un desconocido
ChickLit¿Dos completos desconocidos pueden llegar a ser mejores amigos? Alicia y José, dos desconocidos que con un día tuvieron para hacer una conexión. Dicen que de los mejores amigos se enamoran, ¿pero ellos serán una excepción? Ellos demostraran que no...