Capítulo 30

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Lunes 24 de septiembre.

Narra Alicia.

—Oye Alicia.

Volteé a verlo, las clases por fin habían terminado y me había quedado sola.

—Hola José, ¿qué pasó?

—¿Que vas hacer hoy?.—llegó junto a mi y quitó mi mochila de mi hombro, volvimos a caminar, estábamos en dirección a la cafetería.

—Las chicas y yo quedamos en ir al centro comercial para comprar ropa, ¿por qué?.

—Oh, bueno creí que podíamos ir a tomar algo, como no tenemos tarea, hoy si podíamos salir.—hizo una mueca.

—Lo siento José, las chicas y yo quedamos en la mañana, ¿Te parece mañana?

—Si, yo creo que si.—sonrió.

—Bien, nos vemos luego.—besé su mejilla al mismo tiempo que le quitaba mi mochila de su hombro, igual no pesaba, cosa que me facilitó comenzar a correr, tenía que llegar a quitarme el uniforme para irme con ellas y si me tardó más se van a enojar.

Cuando llegué, ya estaban listas Dania y Zaira, sólo faltabamos Mia y yo, pero ella ya estaba casi lista, me van a matar, ups.

—Alicia apurate, quedamos en estar lista a las dos y media para comer rápido e irnos.—empezó Mia con el regaño.

—Si lo se.—prendi la el celular para ver la hora.—Son dos veinte, yo soy la que menos tardó.—avente mi celular a la cama mientras agarré la ropa que ya había dejado lista desde a noche, me metí al baño para poder ponermelo y en tiempo récord me quite el uniforme y me coloque la ropa, unos jeans de mezclilla, una blusa rosa holgada, con un estampado de infinito y mis converse, moje mi cabello y lo cepille, salí del baño y Mia ya estaba lista, llevaba un short no tan corto, una blusa azul cielo sencilla pero de hombros descubiertos y unas lindas bailarinas negras, Zaira llevaba puesto una blusa negra con blanco, sin mangas, un short de mezclilla y sus converse negros y Dania traía unos jeans, sus vans color vino y una blusa a juego con sus vans y tenía la frase "simplemente yo".

—Si que no tardaste.—reí.—Bueno vamos a comer.—dijo Dania, antes de salir agarré mi celular y como yo ya era la última dentro de la habitación corrí hasta la puerta, Zaira ya tenía los brazos cruzados, rodé los ojos y cerré la fuerte de una buena vez.

(...)

Eran las 5 de la tarde habíamos llegado aquí a las tres, cuando ellas dicen rápido es rápido, casi me atraganto por no masticar bien, en fin llevamos dos horas y las chicas me han hecho probarme miles de atuendos, ellas también, pero ya escogieron los que les gustó y yo todavía no, que ironía, ¿no?.

—Alicia queremos ver como se te ve ese.—gritó Mia desde afuera, me he probado como 1827492593729302 vestidos, ¿no creen que ya sabría que tengo que salir para que lo vean?, ¿si?, pues ellas no saben que yo ya sé.

Abrí la puerta del vestidor, con este atuendo era el doceavo que me probaba en esta tienda y ninguno les gustaba, ya sé, exagere en el número de arriba.

—No se porque insisten en que compre un vestido si no hay fiestas próximas.—di una vuelta, ahora que lo veo bien, si me gusta, pero creo que lo traigo algo torcido de la espalda.

—Ya llegará la ocasión, además mujer prevendida vale por dos.—le sonreí a Zaira, fue la única que se dio cuenta y me acomodó la espalda.

—Es más para que no digas que será innecesario ¿Qué te parece si el sábado vamos a la feria?.—preguntó Dania, mientras veía una revista, pero con vestido yo no voy.

Un desconocidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora