Selección

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Kagami se levantó al día siguiente con nuevos ánimos. Éramos él día de la selección de los dos estudiantes que representarían a la Academia para poder representar Japón en una competencia externa.
Puede ser que su padre la hubiera abandonado porque pensaba que no valía la pena, pero le demostraría que se había equivocado desde el momento en que la había dejado sin querer saber nada de ella.
Desayuno con su madre tranquilamente sin que está hiciera mención de su amiga algo que agradeció porque no sabía cómo se tomarían el hecho de que aquella chica era su hermana.
"Su hermana" Pensó Kagami.
Ella parecía ignorar el lazo de sangre que les unía porque le había mandado mensajes preguntando cómo estaba y que apenas pudo contestar sin saber cómo se sentiría al saber que eran hermanas.
Por el momento no quería pensar en ello por lo que se dedicó a practicar para poder ser seleccionada al torneo interno de esgrima en su país.
Antes de irse a la escuela su madre le prometió estar en el público algo que agradeció en el fondo a pesar de que no lo admitiera en voz alta.
El viaje a pesar de ser corto lo sintió bastante largo debido a que no podía dejar de pensar en todo lo que había ocurrido anteriormente y que su madre la vería en una de las competencias de esgrima más importante de su vida.
=En la academia=
Los amigos de Kagami y ella estaban reunidos con los demás estudiantes escuchando las palabras de motivación de su maestro antes de que empezarán a competir.
- Chicos han practicado mucho para poder llegar a donde están y espero que este día podamos lograr otra victoria a nuestra academia. Háganos sentir orgullosos - Les dijo.
Fue un discurso bastante corto, pero motivacional . Estaba claro que era una persona de pocas palabras como ella.
Kagami estaba bastante orgullosa de su auto control de emociones. La mayoría de las personas no la entendían. A ella le gustaba ser fuerte, segura, clara en lo que quiere y su manera de conseguirlo, no demostrar debilidad aparte de cuidar a las personas que quería.
Enorgullecer a su madre y el prestigioso nombre de su familia estaba al principio de todo.
=El campeonato=
Kagami no era la primera en competir así que tenía mucho tiempo para poder observar como iban las cosas con los demás.
Podía hablar con sus amigos. Era una lástima que Sayuri no estuviera, porque ella seguramente estaría observando a un chico de otro equipo que considerada atractivo para suspirar "Es una lástima que tenga que enfrentarlo". Ella rodaria los ojos al no encontrarle sentido que sintiera lástima por alguien que no conocía. "Cuando te enamores de verdad me entenderás". Le decía.
Al final ambas terminan riéndose y recibiendo una contestación aún más graciosa que la anterior.
"No importa que sea atractivo, yo voy a aplastarlo".
Y eso hacia porque ella era Aoyama Sayuri. Una guerrera y digna hermana suya que sabía mantener sus sentimientos bajo control.
La echaba de menos. Estaba rodeada de hombres y sentía que necesitaba la compañía de alguien femenina con la cual pudiera hablar de temas que no se podían hablar con los chicos.
Miró por un momento la situación en la que estaba la competencia sorprendiendose de que sus pensamientos la hubieran distraído demasiado.
Habían pasado muchos buenos esgrimistas. Algunos habían calificado y muchos otros que ella consideraba buenos habían sido eliminados.
Nunca se había considerado una persona insegura, pero por primera vez en mucho tiempo desde que estuvo en Francia se sentía nerviosa por no poder ser tan buena esgrimista como lo pensaban los demás, cómo lo pensaba su madre.
¿Podría considerarsele una persona débil por sentir miedo de decepcionarse a sí misma o a los demás?
De pronto sus amigos tuvieron que pasar para poder competir y ella se quedó sola con sus pensamientos.
¿Qué haría ella con su hermana? Estaba claro que eran de la familia y tenían una estrecha relación como para que se ignoraran.
Podrían ser amigas igual que siempre.
Estaba claro que su padre nunca había sido lo bastante valiente para decirle a su hija menor y su esposa que tenía otra hija a la que ni siquiera había reconocido.
Ser amigas como siempre les impediría que el ambiente fuera bastante incómodo al estar en la academia y compitiendo. También evitaría que hubiera peleas familiares aunque ella no fuera a ser la culpable por ese secreto.
Además ella odiaba el chisme y ser chismosa.
Sí. Así sería todo. Todo sería igual que antes.
Al parecer había quedado pensando durante mucho tiempo esta vez porque llegó el momento en el cual tendría que enfrentar a su adversario.
Está fue la pelea más complicada que había tenido en toda su corta carrera de esgrimista al necesitar de todas sus fuerzas para poder concentrarse.
El chico era bastante mayor y algo robusto así que ella pensaba que sería más ágil que él.
Al parecer lo había subestimado un poco porque al parecer era alguien bastante ágil.
Ofensiva. Defensiva. Y parecía que ninguno de los dos iba a ganar por lo buenos que eran.
Ella ya estaba cansada tanto física y mentalmente. Pensó durante unos segundos en retirarse hasta que vio a su madre entre el público dándole fuerza para volver a atacar a su adversario.
Kagami no supo al final si la ayudó el hecho de haber visto a su madre viéndola entre él publicó o ver cómo su Sayuri había ido y la estaba animando a pesar de la lesión y por primera vez en su vida su padre estaba mirándola orgulloso, pero le había ganado a ese chico contra todo pronóstico.
Lo había logrado tanto por ella, su familia y la academia al ser la única en clasificar de ahí. Los demás eran de otras academias.
Nunca antes había estado tan orgullosa de sí misma por un logro tan importante para ella.
Jamás había experimentado la satisfacción de ser festejada por amigos y familia.
Estaba feliz y deseaba que aquel momento nunca terminará.

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