Capítulo 36.

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"Dudar."

Luke Harwood.

—Te toca. —Dijo Casper mientras yo volvía a mirar mis cartas y sonreí antes de ponerlas sobre la mesa.

—Escalera de color. —Canturreé y escuché como él protestaba en voz baja— Cuarta victoria para mí y es la cuarta vez que no ganas.

—Cabrón, debes enseñarme cómo lo haces. —Exigió Casper antes de lanzarme sus cartas en la cara y levantarse del sillón.

—Lo siento, pero un mago nunca revela sus secretos. —Respondí guiñándole un ojo, me di cuenta de que se le cayó una carta que tenía escondida en el cinturón y comencé a reírme mientras que él me miraba avergonzado— Ni siquiera haciendo trampa logras ganarme.

El moreno me mostró su dedo del medio antes de ir a la cocina. Me había invitado a su casa a pasar el rato, lo ayudé con una tarea y después decidimos jugar a las cartas. Volvió un par de minutos después con dos cervezas, se sentó a mi lado y me entregó una.

—Creo que mi folla-amiga quiere que seamos algo más. —Murmuró de la nada y comencé a toser porque no me esperaba que me dijera algo así a pesar de que sabía que él siempre soltaba ese tipo de cosas sin ningún tipo de tacto.

Casper Jones le tenía terror al compromiso, cuando le conté que por fin estaba saliendo oficialmente con Megan me felicitó, pero también me intentó convencer de que lo mejor sería que le planteara a Megan la idea de ser “amigos con beneficios” pero no le hice caso. Para mi mejor amigo tener novia era una perdida de tiempo aunque yo estaba convencido de que cuando conociera a la persona indicada iba a dejar de reprimir todo el romanticismo que tenía oculto por su ego de hombre.

—Pero si llevan tiempo siendo “folla-amigos” ella solo está dando el paso que tú no te atreves a dar. —Le dije antes de tomar un trago de mi cerveza.

—"El paso"—Se burló haciendo comillas en el aire con los dedos— Solo se puede dar cuando se quiere tener algo más, a mí me basta con lo que tenemos y sí, puede que te suene conformista, Luke, sin embargo existimos personas que no soñamos con tener una relación estable.

Iba a responderle, pero entonces mi teléfono comenzó a sonar, lo saqué de mi bolsillo pensando que podría ser mi madre o Michael, pero era Megan.

—Hola, pequeña. —La saludé a penas contesté la llamada.

—Hola, ¿Dónde estás?

—En la casa de Casper. ¿Pasa algo? —Pregunté confundido tomando otro trago de cerveza.

—No, nada, solo quería pasar un rato contigo, pero entiendo si tus amigos son más importantes que yo.

—Sabes que no es así… —Me apresuré a aclarar.

—Sí, sí es así, por eso no me preguntaste a mí, primero si tenía algo que hacer hoy y solamente preferiste ir a la casa de tu amigo. —Dijo con tristeza y me sentí mal al instante.

—¿Quieres que vaya a verte ahora?

—Claro que sí, nos vemos en un rato, no tardes amor. —Murmuro antes de colgar la llamada sin dejarme decir nada. Mire mi teléfono confundido. ¿Qué mierda?

Escuché el carraspeo de mi amigo y dirigí mi mirada a él, estaba intentando ocultar una sonrisa de burla, le mostré mi dedo del medio antes de terminarme la cerveza.

—¿Problemas en el paraíso de las relaciones estables? —Quiso saber y rodé los ojos antes de responder.

—No, tranquilo, no pasa nada. Nada más debo irme, gracias por la cerveza y por dejar que te patee el culo jugando a las cartas.

No puedes salvarme.®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora