"La garrita"
Andrea Lowell.En el momento en que estuve frente a la puerta del salón de clases, me preparé mentalmente para tocarla y perder mi dignidad al instante, excusándome con el profesor de química por llegar tarde. Suspiré y le di tres suaves toques, en menos de un minuto esta se abrió revelando la cabellera castaña del hombre que me miraba con el ceño fruncido, notablemente molesto por mi falta de puntualidad.
-Lowell -pronunció intentando intimidarme con sus ojos verdes sobre mí-. ¿Qué excusa se le ocurrió para hoy?
-Ninguna, tan solo me quedé dormida -confesé encogiendo mis hombros.
-Muy bien... -Sonrió de forma irónica-. Cambie su despertador y así la próxima clase llegará temprano.
Pensé que me dejaría entrar como lo había hecho las veces anteriores en las que llegaba tarde a su clase, pero no fue así. Él entró nuevamente al salón y cerró la puerta. Rodé los ojos mientras me daba la vuelta para comenzar a caminar por el pasillo.
Habían pasado dos semanas desde que Luke se quedó conmigo para el aniversario de la muerte de Dylan, no hablábamos mucho, ya que yo no les caía bien a sus amigos y lo que menos quería era incomodarlo cuando estaba con ellos, fuera de eso todo seguía normal.
El timbre sonó dando por terminada la primera hora de clases, los pasillos estaban infestados de chicos que caminaban de un lado a otro entre carcajadas y gritos, caminé con intenciones de alejarme de todo el tumulto de gente hasta que escuché un grito pronunciando mi nombre.
-¡Andrea!
Un brazo tomó mi cintura atrayéndola al cuerpo de alguien más, mi espalda chocó con la fría pared y el aire de mis pulmones se escapó. El rostro de Luke estaba a escasos centímetros del mío, sus pupilas se estaban dilatando a medida que miraban mis ojos y sus labios formaban una fina línea.
-¿Qué mierda te pasa? -pregunté claramente confundida por su extraña acción.
Él no respondió. Su brazo continuaba alrededor de mi cintura, mis manos comenzaron a transpirar; entonces, miré hacia los dos lados para evitar fijarme en su estúpida cara bonita, pero me di cuenta de que algunas miradas de los que pasaban por nuestro lado se posaban en nosotros. Regresé mi vista nuevamente a Luke dándole a entender que se alejara, él apartó su mano de mi cintura y se separó unos centímetros de mí, rápidamente se sacó el suéter que llevaba y tomó las mangas de este.
-Luke, ¿qué haces? -cuestioné cuando pasó su suéter alrededor de mi cintura y con cuidado hizo un nudo con las mangas sin apretar mucho mi pelvis.
-Tuviste un gran accidente -aclaró con la voz ronca. Se alejó un poco más de mí y sus ojos se encontraron con los míos, intentó reprimir una sonrisa y llevó su boca hasta mi oído-. Estás manchada.
Sabía a lo que se refería, en ese momento Luke había descubierto que estaba en mis días. Sentí mi cara arder, quería desaparecer en ese mismo instante.
-Mierda, lo-lo lamen-lamento -tartamudeé, sintiéndome estúpida.
Luke se alejó y soltó una pequeña risa.
-No te preocupes, debe ser asqueroso, y probablemente mi suéter ya tenga un poco de sangre vaginal -contestó rascando su oreja derecha-. Aunque pensándolo bien debería darme asco, pero tú tranquila, tampoco me gustaba mucho ese suéter.
Quería irme de allí, quería tener algún aparato extraño para poder borrar de su memoria ese momento. Sin embargo, le sonreí por el lindo gesto que había hecho por mí.
ESTÁS LEYENDO
No puedes salvarme.®
Teen FictionAndrea Lowell cae en el abismo del vicio, al ser señalada como la única responsable de un trágico accidente que le costó la vida a su hermanastro. Las drogas, parecían ser su único consuelo antes de la llegada de Luke Harwood a su vida, un chico ama...