Capítulo 8.

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"Vínculo"

Andrea Lowell.

Divisé la entrada del instituto abierta y decidí correr antes de que la cerraran. En los pasillos había unas cuantas personas, algunos corrían y otros solo caminaban con tranquilidad a sus clases. Dirigí mi vista a la rubia que casi con desesperación metía unos cuadernos a su mochila, sonreí y negué con la cabeza mientras caminaba hasta ella.

-¿Te quedaste dormida de nuevo, Katina? -pregunté, desde que la conocía ella siempre era impuntual.

Mi amiga se giró bruscamente, me miró unos segundos y después hizo una mueca con sus labios asintiendo.

-Tengo un examen ahora -murmuró mientras rodaba los ojos-. Estudié toda la noche y si no tengo una buena calificación me mataré.

Solté una carcajada y ella arrugó la nariz.

-Te va a ir bien, tranquila -sonreí y pegué un salto del susto al escuchar el sonido del timbre.

Katina se rio por mi reacción y me dio un beso en la mejilla para luego irse corriendo a su clase. Yo fui a la clase que me tocaba, tuve que aguantar a escuchar hablar a esa mujer rubia sobre los derechos humanos por al menos una hora, me aburrí mucho. El timbre sonó y debía ir a otra clase, pero decidí faltar, así como falté a todas las clases que quedaban.

Cuando iba a comenzar la última hora de clases, caminé hasta uno de los árboles más altos del patio, miré el cielo que estaba totalmente despejado, y yo deseaba decir lo mismo de mi mente alguna vez.

Apoyé la parte trasera de mi cabeza en el árbol, revisé mi mochila hasta que encontré el rollo de marihuana y el encendedor. Lo encendí, luego cerré mis ojos dándole una calada mientras dejaba que el humo llenara mis pulmones y el efecto actuara en mi cuerpo.

Pasaron unos minutos y me sentía más relajada. El timbre sonó luego de unas horas así que me levanté, tomé mi mochila y tiré la colilla al suelo para caminar hasta la salida ya que las clases habían terminado. Sentía que caminaba sobre nubes y todos los que pasaban por mi lado eran aire.

Tiré de las correas de la mochila para ajustarla a mi espalda y que no golpeara mi trasero de manera tan molestosa. Al bajar los escalones, me sorprendí cuando Luke caminó con rapidez hasta mi lado y juntos comenzamos a avanzar por la acera.

¿Y éste qué? ¿Me seguirá hasta mi casa?

Al ver que continuaba a mi lado, me detuve de golpe y él hizo lo mismo. Giró a mirarme con extrañeza.

-¿Por qué te detienes?

-Porque si no lo hacía presiento que llegaríamos a mi casa y seguiría sin entender que haces caminando a mi lado.

-Ah... -se encogió de hombros, al parecer se le olvidó que las personas no siguen a otras de esa forma si no tienen algo que decir-. Sólo quería invitarte a salir.

-¿Qué? -di un paso a atrás, sorprendida.

-No, no -movió sus manos de un lado a otro-. Como amigos, Andrea. Como amigos.

-Vale, entiendo.

Solté un suspiro de alivio, no quería que él pensara que estaba interesada en tener algo serio con alguien.

-¿Es un sí?

-No. -Lo hice a un lado y continúe mi extraño camino a casa. Pero entonces Luke apareció a mi lado con el rostro curioso y caminando de espaldas.

-¿Eso es un sí?

En realidad, sí quería salir, pero quería saber cómo reaccionaba él cuando le negaban algo.

No puedes salvarme.®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora