“Confianza.”
Andrea.
Cada vez sentía que llovía más fuerte, tenía la impresión que en cualquier momento la luz se iría, aunque realmente no me interesaba. Llevaba una semana sin fumar tabaco ni marihuana y ya comenzaba a sentir los síntomas de la abstinencia, estaba más irritada de lo normal, aunque intentaba controlarme lo máximo posible, no quería que mi familia pasara un mal rato.
Bajé las escaleras hasta el salón, estaba sola en casa ya que mi mamá tenía una cena con unos empresarios importantes porque quería crear su propia editorial y Oliver la acompañó, a Nolan lo estaban cuidando sus abuelos paternos.
Entré a la cocina y me preparé unas palomitas, recogí mi cabello en un moño y me senté en el sofá junto con el bol de palomitas que descansaba en mis piernas.
Estaba tranquilamente deleitándome con la belleza descomunal de Zac Efron en la película "17 otra vez" cuando tocaron a la puerta muy fuerte, me asuste un poco y deje las palomitas en la mesa para levantarme e ir cocina en busca de algo que pudiese servirme como arma para defenderme. Abrí el primer cajón y encontré un rodillo, fantástico.
Me dirigí a la entrada al escuchar como la persona que se encontraba al otro lado comenzaba a insistir aún más, odié a mi mamá por no poner una mirilla en la puerta. Sujeté con una mano el rodillo, con la otra quité el seguro y giré lentamente la cerradura.
Uno, dos, tres...
Cuando la puerta estuvo completamente abierta me dispuse a golpear a la persona que estaba allí, pensando que sería cualquier otra persona que la que realmente estaba, de pie en frente de mí.
—¡¿Pero qué mierda...?! —Gritó Luke cuando casi me lanzo hacia él para golpearlo con el rodillo de amasar.
Me quedé paralizada observando como su ceño fruncido se hacía presente mientras me miraba con precaución.
—¿Qué estás haciendo aquí? —Quise saber mientras intentaba que mis pulsaciones volviesen a estar en un ritmo normal.
Luke entró rápidamente sin mi permiso y se apoyó contra la pared cerrando su paraguas.
Nos miramos durante unos segundos y me fije que sus ojos brillaban, pero no para bien, estaban cristalizados.
Él caminó hasta el sillón para sentarse, cerré la puerta y tomé asiento a su lado.
—¿Qué te pasa? —Pregunte sin levantar la voz.
Luke relamió sus labios y dejo que su espalda chocara por completo con el respaldo del sillón, luego soltó un suspiro, no sabía si era por enfado, cansancio o porque había estado reteniendo el aire.
—Terminé con Megan.
Sentí un peso en mi estómago, como si todos mis intestinos se apretaran creando una bola. ¿Era normal que me sintiera así? Quería decirle que me sentía mal por lo que pasó, quería sentir pena porque para él quizás era algo horrible, pero no podía, mi lengua estaba entumida y las palabras no salían de mi garganta, sentía que tenía un nudo dentro de la boca.
—¿Por qué? —Mierda. Esa pregunta se me escapó de los labios casi sin querer.
—Descubrí que me estaba engañando. —Murmuró limpiándose las lágrimas que caían por sus mejillas.
Asentí pasando mi brazo por encima de sus hombros, él apoyó su cabeza en mi pecho volviendo a llorar en silencio. Yo no dije nada, sabía que a veces llorar era la mejor solución a todo y por mucho que quisiera, unas palabras no iban a arreglar nada. Intenté abrazarlo de la forma más reconfortante que pude sintiendo como los pedazos de su corazón roto punzaban los pedazos del mío.
—¿Puedo confesarte algo sin que te enojes? —Lo aparté de mí y sujeté su cara entre mis manos, mirándolo a los ojos, los tenía enrojecidos y húmedos. Luke asintió mientras su miraba se clavaba en mí— Yo sabía que ella te engañaba, pero no te dije nada ya que supuse no me creerías porque no me llevo bien con ella y quizás pensarías que lo estaba inventando o algo así... En serio lo siento Luke.
—¿Qué? ¿lo sabías y no me dijiste nada? —Preguntó con la voz tomada por el llanto y se limpió las lágrimas separándose rápidamente de mi lado.
—Sí, y lo siento, sé que no debí ocultarte algo así…
—¿Hace cuánto tiempo lo sabes? —Me interrumpió mientras se ponía de pie y me miraba confundido.
—La descubrí teniendo sexo con Ander la noche anterior a que me enseñaras química, ellos estaban en la fiesta del amigo de Michael.
—Es una broma, ¿cierto? —Quiso saber tirando hacia atrás su flequillo con rapidez— Andrea dime que es una broma y no me estuviste viendo la cara de imbécil por semanas como lo hicieron ellos.
—Discúlpame, Luke. —Murmuré dirigiendo mi mirada hacia mis calcetines de pececitos como si fueran lo más interesante del mundo.
Un silencio se hizo presente entre nosotros mientras sentía como su mirada pesaba sobre mí.
—No puedo creer que me ocultaras algo así, ¿Por qué mierda no me dijiste nada, Andrea?
—Ya te dije, era obvio que no me ibas a creer porque sabes que no me llevo bien con Megan. —murmuré levantando la cabeza para observarlo, tenía la mandíbula y todo el cuerpo tenso— Además ella era la que tenía una relación contigo, a ella le correspondía decirte, no a mí.
—¿A ella le correspondía? Tu eres mi amiga, no ella. Es en ti en quien confío, no en ella. Creí que me tenías algo de aprecio, al menos para decirme algo como esto. —Su voz se tornó más ronca cuando se pasó una mano por el pelo.
—Por favor, desde que estás con Megan todo mundo giraba a su alrededor y todo lo que ella hacía o decía era lo correcto. Jamás me hubieses creído. —Expliqué sintiendo como mi pulso se aceleraba.
—¿Como puedes estar tan segura de eso? ¿Y si te hubiese creído? O mejor aún, ¿y si me hubieses demostrado que era verdad, para dejar de ser el imbécil cuernudo de turno?
—Luke, lo siento mucho, en serio... —Las lágrimas se agolparon en mis ojos queriendo caer— Nunca fue mi intención lastimarte.
—Esto no se va a arreglar con un simple "lo siento". —Negó con la cabeza mientras me miraba con decepción y ese simple gesto me rompió más el corazón— No quiero volver a hablar contigo, no quiero si quiera recordar que fuiste parte de mi vida, no me gusta estar alrededor de personas como tú así que por favor aléjate de mí.
No. No quería eso, pero a la vez entendía que era lo mejor que podía hacer. Alejarme.
—Si de verdad quieres eso, no esperes que te detenga. No voy a rogarte, cada quien está donde quiere estar. —Admití sintiendo como una lágrima se resbalaba por mi mejilla.
Luke abrió la boca para decir algo, pero la cerró quizás porque sabía que si decía algo más las cosas empeorarían. Asintió con la cabeza antes de tomar su paraguas y caminar hacia la puerta para salir.
Él se fue dejándome allí con el corazón en el suelo y lágrimas en los ojos.
[…]
—¿Por qué no comes, hija? —Preguntó mi madre mientras me miraba preocupada desde el otro lado de la mesa, pero yo simplemente revolvía el café.
Mi cabeza en esos momentos no estaba en condiciones mucho menos después de la discusión con Luke. Tenía un nudo inmenso en la garganta que con suerte me permitía respirar con normalidad.
—No tengo hambre ahora, después comeré algo. —Respondí levantándome de la mesa. Nadie me lo impidió, quizás porque se notaba que no me sentía bien. Subí las escaleras hasta mi habitación y cuando cerré la puerta, comencé a llorar en silencio porque no quería preocupar a nadie.
En algún momento me sentí demasiado agotada para hacer algo que no fuera mirar fijamente la pared. Sentía como si todos mis órganos del cuerpo me los hubieran arrancado y me los hubieran vuelto a dejar dentro de cualquier manera.
Me dolía todo.
Hasta que ya ni siquiera fui capaz de mantener los ojos abiertos y me dejé llevar por un sueño profundo.
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No puedes salvarme.®
Teen FictionAndrea Lowell cae en el abismo del vicio, al ser señalada como la única responsable de un trágico accidente que le costó la vida a su hermanastro. Las drogas, parecían ser su único consuelo antes de la llegada de Luke Harwood a su vida, un chico ama...