Capítulo 54.

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“Decidir intentarlo”

Andrea.

Entré a mi casa sin siquiera despedirme de Luke y pensé que en cuanto me bajara de su moto iba a marcharse de inmediato, sin embargo, no lo hizo y se quedó ahí hasta que cerré la puerta a mi espalda.

Lo primero que vi fue a mi mamá y a Nolan resolviendo una sopa de letras sentados en el comedor.

—Hola cariño. —dijo mi madre con una sonrisa y yo intenté devolverle el gesto, pero solo pude formar una mueca con mis labios.

—¿Quedes jugar con nosotros? —Preguntó mi hermanito esperanzado y me sentí pésimo por negarme.

—Ahora no, ¿te parece que juguemos mañana?

Él asintió volviendo a concentrarse en encontrar las palabras y yo subí las escaleras hasta mi habitación sintiendo que el aire no entraba bien a mis pulmones.

“…No creo que quieras que Nolan tenga que ver como su hermana se destruye a sí misma”

Esa frase de Luke se repetía una y otra vez mientras me sentaba en mi cama. Apreté los puños con tanta rabia porque él no pensaba en que fuera capaz de dejar de drogarme, y siendo sincera, yo tampoco creía en mi misma para lograrlo.

Me frustraba demasiado depender de esa forma de una sustancia, me sentía tan impotente por tener ganas de fumar ahora mismo. Mierda, de verdad, no lo soportaba.

Mis manos temblaban mientras sacaba un cigarro de la cajetilla y el encendedor de mi bolsillo, lo puse entre mis labios para encenderlo y le di la primera calada sintiendo como las lágrimas caían por mis mejillas mientras recordaba cómo fue despertar en ese frío hospital después del accidente antes de que toda esta mierda iniciara.

Katina estaba conmigo y lo único que hizo fue abrazarme y llorar. No paso mucho tiempo cuando la puerta se abrió revelando el aspecto demacrado que tenía Lisa y detrás de ella entró mi padre con los ojos hinchados porque había estado llorando.

La mirada de que Lisa me dedicó solo reflejaba dolor e ira. Creo que jamás podré olvidarme de las palabras que segundos después salieron de sus labios.

“No puedo creer que nos hicieras esto, todo esto es culpa tuya.”

Lo único que hice en ese momento fue mirar a mi padre porque no entendía nada de lo que estaba pasando, pero Lisa ahogo un sollozo y luego gritó las peores palabras que alguna vez pude oír.

“¡Dylan está muerto! ¡Mataste a mi hijo!”

Luego de eso no recuerdo mucho, solo que vi como una enfermera los obligaba a salir porque mi padre también había comenzado a gritarme.

Cerré los ojos con fuerza porque quería borrarme de la cabeza esos recuerdos, aunque sabía que era cierto, era mi culpa. No importaba lo mucho que me drogara para dejar de pensar porque cuando el efecto pasaba, la culpa que sentía agarrada con fuerza en mi pecho seguía ahí. Todos los días, a cada momento, era como una enfermedad crónica.

Me terminé tres cigarros más y sintiendo los ojos hinchados por llorar tanto, fui hasta la ventana para cerrarla, ya que no quería pillar un resfriado porque iba a ducharme para despejar mi cabeza. Preparé mis cosas antes de ir al baño.

Salí de la ducha, me sequé el pelo y terminé de vestirme con una camiseta negra que era de Dylan junto a un suéter gris encima y el pantalón de pijama, además de unas pantuflas de gatitos que me compró Oliver.

Volví a mi habitación justo en el momento en que mi teléfono sonó avisando que había recibido un nuevo mensaje. Revisé de quién se trataba y el corazón me latió como loco al darme cuenta de que era de Luke. Estúpida.

No puedes salvarme.®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora