“No hay prisa”
Andrea.
Mientras salíamos del restaurante, el cielo se oscureció, avisando que vendría una tormenta. Genial y ninguno de nosotros traía chaqueta.
—¿Te parece que vayamos a mi casa?
Asentí con una sonrisa y comenzamos a caminar, estuvimos en silencio por un rato hasta que Luke empezó a hablarme sobre una serie de vampiros que veía. La manera en la que me contaba sobre de que iba me dio muchas ganas de verla, así que lo detuve porque no quería saber las cosas más importantes.
—Para. Si sigues contándome ya no necesitaré ver la serie porque sabré todo lo que pasa y no es divertido así. —Una gran gota de lluvia aterrizo en mi cabeza y di un salto por la sorpresa— No me jodas.
Otra enorme gota me dio en la nariz. Mis ojos se encontraron con los de Luke que me tomo la mano para que corriéramos a buscar un sitio en el que refugiarnos, con cada paso que dábamos la lluvia aumentaba su intensidad, por lo que en escasos minutos ya estábamos completamente empapados.
Luke tiró de mi brazo de repente y nos metimos en un callejón bastante pequeño entre dos edificios, por lo que quedamos muy cerca, casi todo mi cuerpo estaba presionado contra el suyo. Supongo que fue porque nuestra ropa estaba mojada, pero estar así de cerca con él despertaba muchas sensaciones en mi cuerpo que no tenían nada que ver con amistad.
—Creo que no es un buen día para no traer paraguas. —Intente bromear para aligerar lo tenso que se había puesto el ambiente, pero era otro tipo de tensión, una que yo conocía bien y podía ser bastante divertida.
Él soltó una risa mientras yo me despegaba la camiseta del cuerpo, que por desgracia se traslucía, dejándole una perfecta vista de mi sujetador con corazones.
—Son bonitos. —Murmuró con tono divertido mirando por un breve momento mi pecho, luego se me quedo mirando. Pude apreciar el momento exacto en el que el azul de sus ojos se oscureció, lo que provoco que mis pulmones se quedaran sin aire. Se humedeció los labios tan jodidamente lento que no pude hacer otra cosa que quedarme mirándolos como una imbécil. Lo deseaba tanto.
—Gracias. —Susurré luchando contra el impulso de besarlo.
Una de sus manos se deslizó por mi hombro izquierdo, paso por mi clavícula y subió por mi cuello hasta llegar a mi mejilla, donde retiro un mechón de cabello enviando una ola de calor que recorrió todo mi cuerpo.
Sonrió.
Y eso fue su aviso.
Su boca se encontró con la mía y correspondí al instante, fue un beso lleno de deseo, como si hubiésemos estado mucho tiempo esperando esto y quizás así era. Mis manos estaban contra su pecho, ni siquiera tenía idea de cómo habían llegado ahí, pero podía sentir lo rápido que latía su corazón, igual que el mío.
El beso se detuvo tan solo cuando Luke se separó lentamente de mí y sentí pánico porque tal vez aquí terminaría todo, pero me relaje cuando él me aparto el cabello para poder besarme el cuello causando que me temblasen las rodillas, así que subí una pierna para darle a entender que me ayudara a rodear su cintura con ellas, por supuesto Luke lo hizo por lo que nuestros cuerpos quedaron aún más cerca y sentí como un gemido quería subir por mi garganta al darme cuenta de que sus pantalones estorbaban, pero lo reprimí.
Busqué su boca nuevamente y continuamos besándonos por largos minutos, solo nos separamos para respirar. Ninguno se cansaba del otro, pero nos vimos obligados a detenernos cuando escuchamos un ruido que nos sobresaltó.
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No puedes salvarme.®
Novela JuvenilAndrea Lowell cae en el abismo del vicio, al ser señalada como la única responsable de un trágico accidente que le costó la vida a su hermanastro. Las drogas, parecían ser su único consuelo antes de la llegada de Luke Harwood a su vida, un chico ama...