"Descuento."
Luke Harwood.
Al día siguiente de la fiesta, me levanté temprano para ir a trabajar las pocas horas que me correspondían. Me arrastré por la casa, exhausto, pero aun así sabía que debía cumplir por más cansado que estuviera.
Preparé algo rápido para engañar el estómago y luego emprendí camino hacia la parada del autobús, ya que mi madre se llevó el auto hoy y ni siquiera me avisó. Transcurridos alrededor de diez minutos el autobús al fin llegó, subí y pagué en efectivo porque no se manejaba con tarjeta.
Al caminar por el pasillo del autobús, una revoltosa melena de color castaño llamó mi atención, y me di cuenta de que era Andrea, la cual estaba dando palmadas a sus piernas, como si estuviera haciendo el ritmo de una batería o algo similar. Su mirada se posó en la mía y sonrió al verme, no pude evitar sonreír también.
Caminé hacia el asiento vacío que estaba a su lado, mientras sus ojos cafés seguían mis movimientos y me senté junto a ella. Se quitó los audífonos y los guardó en sus bolsillos. Ambos nos miramos unos segundos intentado buscar alguna palabra que decir.
-Hola. -dijimos los dos a la vez, ambos nos reímos al unísono.
-¿Qué haces despierta tan temprano? -pregunté interesado, estirando un poco mis piernas.
-Trabajar, no sé si conozcas qué es eso. ¿Quieres que te lo explique? -respondió con un tono de burla mientras sonreía y miraba hacia la ventana vigilando que no se haya pasado de parada aún.
-Qué graciosa. -dije con ironía, ella volvió a mirarme y se encogió de hombros-. Aunque no lo creas, yo también trabajo.
-Te conocí en el trabajo, Luke. -me respondió obvia y asentí con una leve risa porque lo había olvidado.
-Cierto... ¿Y qué hacías por allí? ¿Conoces a ese tipo? -pregunté con cierto deje de preocupación, a lo que Andrea cambió su expresión y se puso tensa.
-No sabía que eras de los que juzgan sin conocer a la gente. -dijo seria, torciendo levemente el gesto. Yo negué rápidamente porque no era así.
-No, no lo soy, lo que pasa es que lo conozco, era prácticamente mi mejor amigo hace unos años, pero comenzó a juntarse con otros tipos y ahora no es la misma persona. -respondí encogiendo mis hombros. Algunos recuerdos asaltaron mi mente, pero los alejé de inmediato.
-No me interesa como sea, solamente le compro droga, no me importa la vida personal de los demás... -pasó un mechón de pelo por detrás de su oreja- Y quizás el tipo vende droga porque tiene que mantener a su familia.... ¡Yo qué sé! No puedes ir por la vida criticando a los demás por lo que deciden hacer, cada uno tiene sus razones.
Su tono de voz se había elevado, muchas personas giraron a ver con curiosidad, pero Andrea los miró con desprecio haciéndoles notar que esto era entre los dos. Suspiré al darme cuenta de que, de alguna u otra forma, siempre la cagaba.
-¿En dónde trabajas? -pregunté para cambiar de tema y así aligerar el ambiente. Levantó su mirada y nuestros ojos se encontraron, me di cuenta de que a simple vista se veían de color café claro, pero si te fijabas bien podías ver que había un tono verdoso mezclado entre ellos.
-En la cafetería "La golondrina gourmet" todos la conocen. -Murmuró relamiendo sus labios, volviendo la vista a la ventana.
-¿Es muy costoso? -pregunté intrigado frunciendo el ceño porque una vez había escuchado al novio de mi madre decir que ese lugar era bastante caro.
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No puedes salvarme.®
Teen FictionAndrea Lowell cae en el abismo del vicio, al ser señalada como la única responsable de un trágico accidente que le costó la vida a su hermanastro. Las drogas, parecían ser su único consuelo antes de la llegada de Luke Harwood a su vida, un chico ama...