No puedes salvarme.
Andrea.
Bebí otro trago mientras escuchaba a mis amigos alentarme a beberlo de golpe. Yo lo hice, y cuando acabé solté una carcajada. Todo me daba vueltas, ya no era consciente de mis sentidos. Mi celular comenzó a sonar así que acepté la llamada con dificultad, se me cayó dos veces sobre la mesa pero pude sostenerlo.
—¿D-diga? —balbucee recostándome sobre la mesa para mantenerme de pie.
—¿Dónde carajo estás? —interrogó Dylan con un tono demandante que me erizó los cabellos y me devolvió a tierra solo por un segundo, luego volví a reír.
—En la fiesta, dah. —expliqué con tranquilidad, aunque sabía que no estaba pudiendo modular bien.
—Joder Andrea, sal ahora.
Luego cortó la llamada. Yo lo ignoré y continúe con el siguiente trago, pero al cabo de dos minutos alguien me quitó la botella de las manos.
—No… —me quejé dándome la vuelta, fue entonces que vi el rostro enfadado de Dylan. Me tomó del brazo con fuerza y me sacó a rastras del lugar. Abrió la puerta del auto y me lanzó dentro junto con mi bolso. Se subió en el asiento del piloto y emprendió el camino hacia casa.
—¿Estás bien? —cuestionó una vez que nos habíamos alejado considerablemente de la zona “turística”.
—Claro que s… —me interrumpí a mi misma cuando sentí mi estómago revolverse, vomité todo lo que había almorzado sobre mis pies, y otro poco alcanzó a caer sobre la mano de Dylan.
—¡Joder Andrea! —gruñó enojado, miró al frente y luego abrió la guantera, sacó papel higiénico y luego volvió la vista al frente. Estaba cayendo niebla, yo no podía ver mucho y menos con mi vista borrosa.
—No me grites, solo estoy mareada. —murmuré claramente ofendida por su actitud, él me miró de reojo, regañándome.
—No sé que mierda te pasó para que bebieras así, pero no me gusta nada que te pongas en peligro. —explicó un poco más calmado.
—Solo quería divertirme sin tenerte encima todo el tiempo, a veces puedes ser asfixiante. —me quejé de regreso sin poder controlar mi lengua. Dylan siempre ha estado sobre mí, cuidando cada acción que tomo, y ya estaba harta de eso.
—¿Asfixiante? ¿Qué no ves que eres una mocosa inmadura? Estuviste sola apenas dos horas y estás tan borracha que te tuve que arrastrar al auto, ni siquiera puedes mantenerte en pie.
—¡Ya estoy cansada de ser tu hermana! —grité botando mi frustración con él. Dylan apretó los labios y pude ver como le habían dolido mis palabras.
—No volverás a salir sola. —afirmó apretando ambas manos en el volante.
—¿Ah sí? Pues que lo decida Lisa, le diré lo que hiciste con su lindo jarrón marmoleado. —dije divertida mientras sacaba mi celular, pinché a llamar y cuando Dylan escuchó el tono de marcado extendió su brazo para quitarme el aparato.
—Basta Andrea, mamá tiene turno mañana —me regañó con un tono muy molesto, parecía que en cualquier momento sacaría chispas por los ojos. Yo levanté el celular para que no lo alcanzara, pero él se estiró aún más—. ¡Joder Andrea apaga eso, mi m…!
Lo que sucedió después pasó como una película y se sintió tan irreal como una. Dylan perdió el control del auto por un momento y quedamos en la pista contraria. Vi una luz y oí que tocaban la bocina, Dylan giró bruscamente a la derecha y el impacto llegó por su lado. Caímos fuera de la carretera y comenzamos a dar vueltas hasta que perdí la consciencia.
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No puedes salvarme.®
Novela JuvenilAndrea Lowell cae en el abismo del vicio, al ser señalada como la única responsable de un trágico accidente que le costó la vida a su hermanastro. Las drogas, parecían ser su único consuelo antes de la llegada de Luke Harwood a su vida, un chico ama...