Capítulo 44.

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"Todo estará bien."

Andrea Lowell.
 
Al salir de clases, Luke se ofreció a llevarme a casa así que subí a la moto y me agarré a su cintura suavemente mientras él conducía por las calles desiertas. Llegamos a mi casa en unos minutos y cuando bajé de la moto, el silencio se hizo presente entre nosotros.

—Gracias…—Respondí mientras sus ojos me miraban y mis nervios aumentaban.

—De nada flaca. —Dijo con un tono divertido y negué de buen humor al igual que él, su mano tomó mi muñeca acercándonos hasta que nuestros cuerpos chocaron— No debería estar haciendo esto…

—Tienes razón, no deberías. —Susurré mientras, sin quererlo, mis ojos bajaron a sus labios.

Él asintió y sonreí, pero me aparté cuando sus labios se disponían a tocar los míos.

—Nos vemos mañana, teñido. —Me despedí intentando que no apareciese otra sonrisa en mi cara, intentaba ser fuerte ante él, sin embargo no podía evitarlo, estaba cayendo.

—¿Te acompaño a la puerta? —Preguntó bajándose de la moto, quise negarme, pero sabía que aunque lo hiciese su compañía hasta la puerta no hubiese desaparecido.

—De acuerdo. —Contesté y recorrimos en silencio los metros que nos separaban de la entrada, le miré de reojo, dándome cuenta de que él hacía lo mismo.

—Sana y salva de vuelta en tu casa. —Habló cuando me apoyé en mi puerta mientras le observaba sin querer entrar. Sonreí y me acerqué, dejando un suave beso en su mejilla para después separarme y abrir la puerta de la casa— Mañana nos…—Comenzó a decir, sin embargo, un fuerte ruido dentro de la casa lo interrumpió, segundos después apareció mi padre borracho en frente de nosotros. Mierda.

—Vete Luke, nos vemos mañana. —Declaré empujando a Luke rápidamente hacia su moto, intentando que tuviese el menor contacto posible con mi padre.

—¿No vas a presentarme a tu amigo, hija? —Murmuró mi padre mientras nos miraba desde el umbral de la puerta, Luke apretó los labios antes de girarse y le tendió la mano.

—Soy Luke, Luke Harwood. —Se presentó de manera educada y mi padre estrechó su mano.

—¿Te acuestas con mi hija? —Preguntó con el ceño fruncido de una forma bastante grosera, pero tratándose de él no podía esperar menos.

—No digas estupideces, papá. —Mencioné un poco nerviosa y sentí tanto asco al decir lo último— Además Luke ya tiene que irse…

El rubio me miró como si quisiese asegurarse de que me encontraba bien con toda la situación, sinceramente no lo estaba, solo quería que se fuera para ir a encerrarme a mi habitación y no tener que ver a Paúl, sin embargo eso no sucedió, claro está, las cosas nunca suceden como yo espero. Entonces, la mano de mi padre tomó mi antebrazo acercándome a él bruscamente.

—¿Qué me dijiste? —Exigió saber haciendo más fuerte su agarre.

—Disculpa…—Susurré sintiéndome humillada en frente de Luke, tenía diecinueve años, ya no era una niña pequeña para que mi padre estuviese regañándome en frente de alguien. La presión en su agarre se intensificó y solté un leve quejido.

No puedes salvarme.®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora