Capítulo 50.

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"Descubriendo la verdad"

Luke.

-Luke, vamos despierta. -susurró mi hermano moviendo mi brazo, solté un quejido y me incorpore para poder verlo con los ojos entrecerrados, luego pase ambas manos por mi cara sintiendo como mi estomago pedía algo para comer- Mamá pregunta si quieres tu cereal con yogurt o solo.

-Quiero que te vayas de mi habitación y me dejes dormir. -Respondí con la vista un poco borrosa, Mike soltó una carcajada y yo volví a tirarme en la cama boca abajo- Dile que quiero el cereal sin yogurt.

-Te quiero en quince minutos abajo, sino juro que voy a sacarte a patadas. -Murmuro con ese tono burlón que usaba para amenazarme y hacerme pensar que lo que decía era en serio, pero sabíamos que lo decía como broma.

Cuando salió de mi habitación obligue a mi cuerpo a levantarse, di un suspiro mientras hacía tronar mis dedos y me quede sentado en la cama mirando en suelo por unos segundos intentando reaccionar, luego respire hondo poniéndome de pie y caminando hasta el baño. Mierda, no debía tomar tanto liquido antes de ir a dormir, fui hasta el lavabo para lavar mis manos, mi cara y cepillar mis dientes, me enjuagué rápidamente y salí yendo directamente a mi ropero,

Después de vestirme, bajé las escaleras de dos en dos, entré a la cocina sentándome en frente de mi madre donde había otro tazón y supuse que era el mío. Comencé a comer escuchándola hablar con Michael sobre algo que no entendía ya que no estaba prestando nada de atención a su conversación y estaba bastante hundido en mis pensamientos.

-Luke. -La voz de mi hermano hizo que me sobresaltara y lo mirara al instante- ¿Qué te parece esto para el cumpleaños de mi padre?

Me enseño una imagen que había en su teléfono, era una billetera muy elegante.

-Está muy bonita -Respondí dándole una última cucharada a mi cereal- Le va encantar.

Cuando terminé de desayunar me dirigí a mi habitación, tomé mis cosas y vi la hora, no era tan temprano, revisé mi billetera y conté cuánto dinero tenía. Según yo era suficiente. Tenía que serlo.

Salí de mi casa después de avisarle a mi madre que iría a comprar unas cosas que necesitaba, tomé un taxi y le indiqué donde quería ir, llegamos en menos tiempo del que creí. Le pagué y salí del auto para ir a trotes hasta la florería.

Algunas de las personas que pasaban por mi lado me daban miradas enternecidas. Intenté ignorar lo patético que me veía con un ramo de rosas y apresuré mis pasos hasta llegar a una dulcería. A Megan le encantaban unos chocolates con almendras así que se los regalaría porque hoy se cumplía otro mes desde que estábamos juntos y esperaba que le gustaran las flores y los chocolates, además de que también le daría un cuadro con un par de fotos nuestras.

No pude evitar sonreír al imaginarme su reacción, pero de pronto dejé de hacerlo ya que a un par de metros más lejos de donde me encontraba vi a Ander hablando con una chica muy parecida a ella, luego puso una mano en su mejilla con confianza como si estuviera acostumbrado a hacerlo y le dio un corto beso en los labios. Me detuve para asegurarme de que no era mi novia y solo era mi mente jugándome una mala pasada porque uno de mis mejores amigos jamás me haría algo así, ¿no?

Saqué mi teléfono del bolsillo de mi jean y le marqué a Megan. El corazón me golpeó con fuerza el pecho al darme cuenta que sí era ella porque se tocó los bolsillos buscando su teléfono y al ver la pantalla la expresión de su rostro cambió a una preocupada y desvió la llamada. Le dijo algo a Ander y él detuvo un taxi, se subieron desapareciendo de mi vista.

Respiré hondo mientras guardaba mi teléfono, miré las flores y apreté la mandíbula. Me sentía tan ridículo así que fui a devolver todas las cosas que había comprado, quizás le servirían a alguien más que no estaba siendo engañado como yo. Miré el cielo y hice una mueca porque el clima indicaba que en cualquier momento llovería, me felicité por haber traído un paraguas.

Un taxi se detuvo apenas vio la pequeña señal que le hice cuando ya había terminado de hacer todo. Me subí al auto y dejé salir un suspiro, el hombre que conducía me preguntó hacia dónde iba, le di la dirección y comenzamos el recorrido.

Mi mente venía analizando tantas cosas así que ni siquiera noté cuando ya me encontraba en frente de la casa de Megan, le pagué al conductor y bajé.

Caminé hacía la entrada sin saber bien qué le diría, tenía claro que nuestra relación iba a terminar sí o sí. Mis nudillos golpearon la puerta dos veces, pasaron varios minutos para que Megan abriera con tan solo una camiseta de hombre puesta -que no era mía-, el cabello despeinado y los labios hinchados y rojos.

-Luke. -Murmuró con la voz llena de incredulidad y creí que me sonreiría, pero su rostro se mantuvo con una expresión de incomodidad.

Recorrí con la vista todo su cuerpo, estaba tensa. Fruncí el ceño al verla así dirigiendo mi mirada a sus ojos claros.

-¿Interrumpo algo? -Quise saber con la voz firme.

-No. -contestó incómoda- ¿qué haces acá? Pensé que vendrías más tarde.

Claro, para que así tengas más tiempo para salir con mi mejor amigo.

-Te llamé para avisarte que me había desocupado más temprano, pero no contestaste. -Expliqué con toda la calma del mundo, aunque no creía que me durase mucho- De todas formas, ¿no puedo hacerle una visita sorpresa a mi novia?

Megan me dedicó una pequeña sonrisa, pero cuando di un paso hacia ella esta desapareció y apretó con fuerza la manilla de la puerta impidiendo que entrara a su casa. ¿Qué mierda?

-¿Me dejas entrar?

-No puedo, tengo todo hecho un desastre. -Se excusó sin apartarse de la entrada y de nuevo mi ceño fruncido se hizo presente. No le creía.

-¿Estás con alguien?

Quería convencerme que no era cierto que me estaba engañando, que todo había sido una confusión provocada por mi cabeza.

Abrió los labios para contestar, pero no fue necesario porque al interior de la casa se escucharon pasos y posteriormente una voz que conocía.

-¿Es la pizza, mi amor?

Lo siguiente que vi fue a Ander aparecer por el lado de Megan y pasar su brazo por la cintura de ella, aunque en cuanto se dio cuenta que me encontraba ahí de pie frente a ellos la soltó como si su tacto le quemara y me miró sorprendido.

No había palabra que pudiera expresar lo que estaba sintiendo en ese momento. ¿Impotencia? ¿Decepción? ¿Lastima? Tan solo estaba seguro que quería golpear a Ander, pero sabía que no valía la pena y solo era una pérdida de tiempo.

-Deja que te explique esto. -Pronunció Ander con gesto angustiado y negué con la cabeza.

-¿Qué vas a explicarme? -Pregunté soltando una risa irónica porque ahora se venía el típico discurso que he visto muchas veces en las películas- Vas a explicarme que no tienes idea de lo que significa el respeto ¿no? ¿Qué se han estado burlando de mí? Puedes ahorrártelo porque no quiero escuchar nada.

-Luke, por favor, hablemos, no quiero que todo termine así. -Intervino Megan dando un paso hacia mí y retrocedí de inmediato.

-¡¿De qué forma quieres que termine entonces?! ¡No voy a perdonarles esto jamás! -Exclamé con rabia pasándome las manos por el cabello y luego mordí mis labios intentando calmarme- Váyanse a la mierda y no vuelvan a hablarme ninguno de los dos, soy un imbécil por haber confiado en ustedes, me dan asco.

Sus excusas no tardaron en aparecer, pero tan solo me di la vuelta y comencé a alejarme con ganas de mandar todo a la mierda. Alcance a caminar un par de casas más lejos cuando comenzó a llover con fuerza así que abrí el paraguas para protegerme de la tormenta sin dejar de caminar.

Varios minutos más tarde cuando ya la rabia que sentía le dio paso a la tristeza tan solo quería desahogarme con alguien de confianza y así, casi sin darme cuenta fue como llegue a la casa de Andrea.

No puedes salvarme.®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora