Ashton
Me di la vuelta discretamente. La profesora seguía dando una charla aburrida sobre la protección de datos así que no se dio cuenta cuando dejé de prestarle atención. Me sonrojé rápidamente cuando pillé a Ashton mirándome. Me doy rápidamente la vuelta de nuevo pero consigo darme cuenta de algo: se sonrojó casi tanto como yo.
Mike
- ¿A qué es tierno?
Era la primera vez que conocía a la madre de Mike. Los nervios que había retenido durante todo el día se disiparon cuando agarró un álbum de fotografías de Mike de pequeño y me lo enseñó. Trataba de no reírme para no enfadarlo pero era demasiado tierno.
Busqué su mano por debajo de la mesa. Estaba demasiado serio y miraba a su madre furioso.
- Mamá, ya está.
Encontré su mano y la apreté.
Su madre se rió otra vez y pasó la hoja, mostrando a un Mike de ocho años desnudo, con una corona.
- ¡Mamá!
Su madre estalló en risas pero la verdad es que yo solo pude acercarme rápidamente y darle un beso en la mejilla cuando lo vi completamente sonrojado, desviando mi mirada.
Calum
- ¿Cuando sacaste esto?
Calum se quedó callado y miró con detenimiento la fotografía que yo sujetaba. Salía yo, vestida con su gran camisa de pijama, entre las sábanas de Calum. Cuando se acordó de ella, levantó la mirada y me miró con los ojos abiertos.
- Lo siento. Estabas demasiado guapa.
Yo sonreí cuando me di la vueltam porque sí, tenía al mejor novio del mundo. El cual, además, se dio la vuelta también para evitar ser visto con las mejillas teñidas de rojo.
Luke
Estábamos en la habitación de una chica que ninguno de nosotros dos conocía. Era la fiesta de cumpleaños de un chico que Luke conocía desde preescolar y, de alguna manera desconocida para mí, acabé regalándole a aquel chico una postal de felicitación. Vivía en una gran casa en donde convivía con muchos más jóvenes que fueron adoptados por sus padres hacía años. La habitación estaba en total oscuridad, con la puerta cerrada y las cortinas corridas.
La verdad es que siempre he adorado los besos con Luke. Siempre era tierno y besaba lentamente, como si quisiera volverte loca. Pero aquella noche ninguno de nosotros dos besaba lentamente. De hecho, Luke no paraba de besarme con una desesperación inpropia de él. Movía sus manos por mi espalda, mis piernas, mi cuello. Sentada encima de él tenía una clara oportunidad para tocar su espalda sin problema.
Levantó mi camisa casi sin darme cuenta y la lanzó al suelo.
- Te quiero, joder.- murmuró contra mis labios.
Tiré su camisa junto a la mía y seguí besándolo.
Pasamos largos minutos de este modo hasta que él posó su mano en mi trasero y sentí que todo se nos iba de las manos.
- Luke.
Agarró el borde de mi pantalón y desabrochó el botón.
- ¡Lo siento!- gritaron.
Ambos nos quedamos quietos cuando la puerta se abrió y cerró rápidamente. Se escucharon varias risas y, quien fuera que hubiese entrado, entró de nuevo y dijo:
- Con luz es mejor.- luego volvió a salir.
Me bajé rápidamente de su regazo y agarré la camiseta que yacía arrugada sobre el suelo. Cuando me la puse lo más rápido que pude, dudé en si salir era lo más adecuado.
- Lo siento.- murmuró Luke aun en la cama.- No tenía que haberlo hecho.
- Está bien.
La verdad es que todo aquello no lo hubiera cambiado por nada porque si no, no habría podido ver a mi novio totalmente sonrojado, mirándose los vaqueros y tratando de tranquilzarse.
