Michael
Estabas segura de que los sollozos que escuchabas no eran de la pareja que se sentaban detrás de ustedes. La sala del cine estaba casi vacía ya que la película llevaba bastante tiempo en los cines.
Cuando la protagonista comenzó a llorar, los sollozos se hicieron más fuertes. Te giraste para preguntarle a tu novio acerca de los sonidos pero entonces, sorprendiéndote, te diste cuenta de que era él el que estaba llorando. Comprendiste que si hablabas sobre el tema le harías sentir avergonzado así que simplemente buscaste su mano y la apretaste fuerte.
Luke
Trataste durante todo el día de hablar con Luke. No había ido a clase y tampoco cogía el teléfono. Su padre tampoco había ido a trabajar a la panadería por lo que te asustaste.
- Luke.- susurraste.
Su habitación daba al jardín trasero, por lo que se te hacía fácil llegar hasta ahí. Golpeaste la ventana con delicadeza para no llamar la atención de sus padres esperaste casi dos minutos en plena oscuridad. Antes de volver a golpear, escuchaste como alguien se acercaba.
Ante ti apareció Luke, vestido con un abrigo de algodón y los ojos rojos. Estaba claro que había llorado recientemente.
- Luke.
Él vaciló un poco antes de acercarse a ti y abrazarte.
- He tenido un día horrible.
Escondiste tu cabeza en su pecho cuando escuchaste sus sollozos contra tu oído.
Ashton
La madre de Ashton te abrió la puerta con una sonrisa forzada. Llevaba puesto un traje negro y las ojeras de su rostro pegaban bastante con él. Toda la casa estaba en silencio, a pesar de que había numerosas personas en el salón, dándose consuelo con palabras y abrazos.
- Está en su habitación, cariño.
Cuando llegaste al final del pasillo tocaste la puerta con miedo. No querías que se sintiera presionado si no quería verte pero sentías que debías estar ahí para él. Su abuelo había fallecido esa misma mañana y tú sabías lo unido que estaban.
La puerta se abrió casi al momento y una mano te empujó dentro. Igual de rápido, se cerró a tus espaldas y sentiste que te abrazaba.
- Gracias por venir.- sollozó en tu hombro.
- Te quiero, Ash.
Calum
Cinco días habían pasado desde la discusión. Querías arreglarlo pero eras demasiado orgullosa como para ir a su casa y disculparte primero. Lo echabas demasiado de menos y lo peor de todo es que eras consciente de que, si no hablabais pronto, la cosa acabaría peor.
- ¿Ese no es tu novio?
Levantaste la mirada de tu regazo y viste entrar a dos chicos al autobús. Uno de ellos estaba casi sosteniendo a otro. Saltaste de tu asiento enseguida cuando reconociste a chico. Calum estaba llorando disimuladamente mientras se agarraba el brazo contra su pecho. El otro chico, un amigo suyo que pocas veces habías visto, le sujetaba del hombro.
- ¿Qué pasó?
Calum pareció un poema al verte. Le tembló el labio cual bebé y bajó la vista enseguida.
-Unos chicos le pegaron en la salida de tu instituto.- dijo el otro.
- ¿Por qué? ¿Quién empezó?
Trataste de que te mirara a los ojos pero estaba llorando, definitivamente, y no quería que lo vieras.
- Yo.- susurró.- Me dijeron que te habías acostado con uno de ellos ayer.
- Calum.
El autobús dio una sacudida y casi caes hacia el suelo. La mano de tu novio o ex novio o lo que fuera, te agarró casi instintivamente y te pegó a él, quejándose cuando tocaste sin querer su brazo.
-¿Por qué ya no me llamas? ¿Sigues enfadada?
Hablaba mirando el suelo.
- Calum...- agarré la mano con la que me tenía agarrada y me apoyé contra él.- Fue una bobería.
El resto del trayecto lo abrazaste con todas tus ganas.
